Por
Jay Martínez
Si
analizamos los resultados del Referendo Cuba 2003 que se
llevó a cabo en Puerto Rico el año pasado
y el Vota Cuba 2004 de este año, ambos auspiciados
por la misma organización denominada Comisión
Nacional de Transición, podemos observar las diferencias.
El
año pasado lograron llevar a las urnas a un total
de 3504 electores cubanos y sus descendientes residentes
en Puerto Rico. Este año, a pesar de que la campaña
de publicidad fue mayor y la cobertura por parte de la prensa
local fue más amplia, sólo lograron la asistencia
de 2503 electores.
Mucho
más profundo de lo que nos quieran demostrar estas
cifras es el caso cubano. En el exilio, lo digo por mi propia
experiencia de inmigrante cubano, a veces perdemos la perspectiva
y nos distanciamos de la realidad que ocurre en nuestra
sufrida Isla.
Aquí
empleamos recursos en publicidad mientras el pueblo sufre
una tiranía. El hambre en Cuba no es sólo
algo que vemos en fotos por la Internet es una situación
real que afecta a cientos de miles de cubanos subyugados
por Castro y víctimas de la desesperanza.
Para
cualquier exilado cubano su mayor sueño es ver a
Cuba libre. Pero duele observar como corre tanto dinero
entre el exilio mientras la oposición interna en
la Isla, la real oposición, se muere de hambre y
sufre la cárcel en condiciones infrahumanas.
Si
bien el escepticismo no se debe de apoderar de nosotros
por el hecho de no residir en Cuba tampoco debemos actuar
como sí los cubanos de dentro, quiénes sufren
las amenazas y la persecución por parte de la Seguridad
del Estado Cubana, no existieran y queden al margen de nuestras
iniciativas en el exilio.
Según
mi humilde percepción, hubiese sido positivo que
parte de la disidencia interna, la cual en un 90% no tiene
acceso a internet regularmente, recibiera algún tipo
de información impresa en forma de folleto de lo
que fue el Vota Cuba 2004. Lo ideal hubiese sido que parte
de esa disidencia hubiese podido debatir acerca de la proposición
de crear La Nación Libre de Cuba y un representante
aquí en el exilio.
A
pesar de que aquí en Puerto Rico apenas se notó
oposición alguna a este proyecto el hecho de que
el electorado haya disminuido es signo de preocupación.
¿No habrá sido este un mensaje de que el exiliado
cubano no desea más de lo mismo? O quizás
los candidatos, a pesar de que se promovió la elección
y según los organizadores esto provocaría
mayor entusiasmo entre los votantes, no ofrecieron un discurso
atrayente, novedoso y con los pies en la Isla de Cuba.
Verdaderamente,
un 40% menos de participación, para los organizadores,
debe ser un signo de que algo les falló.
Dirijamos
nuestras miradas a la Isla y tendamos nuestra mano. No nos
conformemos con crear proyectos donde todo finaliza en letra
muerta sin ninguna influencia real y pragmática en
la crítica situación política, económica
y social que atraviesa nuestra patria.
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