WILFREDO
CANCIO ISLA
El
Nuevo Herald
Diez años después de una tragedia que provocó
una repulsa internacional contra el régimen de Fidel
Castro, los familiares de las víctimas del remolcador
''13 de Marzo'' siguen reclamando justicia para lo que consideran
``un crimen impune''.
Las
autoridades cubanas nunca realizaron un proceso judicial
sobre el incidente y terminaron por sobreseer el caso, a
pesar de los reiterados intentos de familiares y activistas
por llevar a los presuntos culpables ante los tribunales.
El
ex patrón marítimo Marcelo López Bañobre,
quien realizó meses después un informe técnico
desacreditando la versión oficial de lo ocurrido,
fue uno de los 75 disidentes condenados el pasado año
por supuestas amenazas a la seguridad nacional. López,
que presentó varias demandas ante el gobierno cubano
que nunca tuvieron efecto, cumple actualmente una condena
de 15 años de cárcel.
Tampoco
se entregaron los cadáveres de las 37 víctimas
(11 menores), que en su mayoría fueron rescatados
por las lanchas torpederas cubanas y por buzos que exploraron
la zona. El remolcador nunca fue extraído de las
profundidades marinas, aunque Cuba contaba con potentes
grúas, capaces de izar embarcaciones de hasta 1,000
toneladas.
''El
gobierno de Cuba lapidó el proceso'', manifestó
ayer Jorge García Mas, quien perdió a 14 miembros
de su familia en el dramático suceso. ``El crimen
sigue impune y los asesinos que mataron a mi familia continúan
indemnes caminando por las calles de Cuba, mientras mis
muertos están ocultos en alguna fosa común
o sirviendo de plancton a los depredadores marinos''.
García,
de 59 años, es autor de El
Hundimiento del Remolcador 13 de Marzo (2001), libro basado
en una exhaustiva investigación de cinco años.
La tesis de su pesquisa es que las autoridades cubanas pudieron
abortar la salida de la nave, con 68 personas a bordo, pues
el Ministerio del Interior (MININT) conocía de antemano
el plan de fuga y llegó a movilizar fuerzas para
un operativo.
El
remolcador se hundió a siete millas de las costas
habaneras rumbo a Estados Unidos. Los sobrevivientes aseguran
que fueron atacados por tres embarcaciones de la Empresa
Estatal de Servicios Marítimos (EESM), los llamados
Polargos, que ejecutaron maniobras para hundir la nave sin
dejar huellas ni testigos.
El
gobierno cubano asegura que fue ''un lamentable accidente''
e incluso orquestó una campaña de propaganda,
con entrevistas a algunos sobrevivientes que negaban la
acción criminal de las embarcaciones gubernamentales.
Sin embargo, una década después, 30 de los
31 testigos están en el exilio y han revelado las
presiones sicológicas que rodearon aquellos testimonios.
Sólo
permanece en la isla Daniel Eric Herrera Díaz, de
25 años, quien guarda silencio sobre los acontecimientos,
al parecer por influencia materna.
''La
madre [de Herrera] le impide hablar'', apuntó García,
que llegó a Miami en 1999. ``Ella ha ejercido una
tutela muy dura sobre él''.
El
caso está pendiente de decisión en una corte
internacional de Bruselas, donde los familiares y sobrevivientes
han presentado una acusación por genocidio contra
el gobierno cubano y el patrón del Polargo 5, Jesús
Martínez ''Jesusito''. A Martínez se le atribuye
una participación protagónica en las maniobras
que hicieron naufragar el remolcador.
Para
García hay dos hechos que impidieron la desaparición
de la totalidad de los pasajeros en fuga la madrugada del
13 de julio de 1994: la aparición en el escenario
de un buque griego, que neutralizó las acciones de
los Polargos, y la liberación de las mujeres sobrevivientes
a escasas horas de la tragedia.
''Y
las mujeres empezaron a decirle al mundo la verdad'', recordó
García.
Entre
ellas estuvo su hija María Victoria García
Suárez, quien perdió a su esposo e hijo en
la frustrada travesía. La mujer, de 39 años,
reside en Miami y sufre de severos problemas depresivos,
que la han alejado de toda actividad pública.
García
participó el sábado en la flotilla conmemorativa
que se aproximó a las aguas cubanas y asistirá
hoy a las actividades programadas en Miami.
''Un
dulce recuerdo y una amarga pesadilla contrastan hoy en
mi memoria'', relató García. ``Espero tranquilo
el momento en que la justicia acabe con mis desvelos, en
tanto van sanando mis heridas del corazón de la mano
de Dios''.
Hoy
a las 12 p.m. habrá un acto de recordación
en la plaza estudiantil de la Universidad Internacional
de la Florida (FIU), 11200 S.W. 8 St, Miami. A las 5 p.m.
se colocará un cementerio simbólico con cruces
flotantes y fotos de las víctimas, en las aguas y
terreno detrás de la Ermita de la Caridad, en Coconut
Grove. A continuación, aviones y helicópteros
del Movimiento Democracia sobrevolarán en formación
el lugar, dejando caer flores al mar, y habrá una
vigilia con la presencia de líderes de la comunidad.
A las 8 p.m. habrá una misa en la Ermita, oficiada
por Monseñor Agustín Román.
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