Por
Oswaldo Yañez
La
pregunta entre mis compatriotas se vuelve recurrente, hasta
cuando, es la misma ya hace más de diez lustros, uno
ya no sabe que más tiene que pasar para que acabe al
fin el sufrimiento del pueblo cubano, acaso debamos poner sobre
la mesa unas decenas o centenares de muertos como en Libia,
pero todos olvidan que ya pusimos decenas de miles.
Realmente solo si recordamos los momentos más sangrientos
de la Sierra Maestra y la Sierra de Cristal, tiempos en que
bastaba la negativa a pagar un impuesto o no rendirse a los
barbudos para que te arrebataran la vida, podemos equipararlos
a la violencia desatada contra los contestatarios a la tiranía.
Los
episodios de detenciones con un animal ensañamiento contra
los hombres y mujeres, tanto del CID como de las Damas de Blanco
y Apoyo y otros disímiles grupos del Oriente cubano,
asombraron a todos por la escalada de dureza con que se cometían
y la duración de la ola represiva.
El
acoso, seguimiento, hostigamiento, detenciones, amenazas, golpes,
decomisos y quien sabe cuantas satrapías cometidas por
la contrainteligencia castrista contra blogueros y periodistas
independientes, hace casi imposible que desempeñen su
labor, especial mención tiene el mitin de repudio contra
Dania Virgen García, no solo por la duración del
mismo sino por la gravedad de las amenazas vertidas, su valentía
es inigualable y su labor impagable.
Por
otra parte en La Habana las Damas de Blanco y de Apoyo, así
como los disidentes que se reúnen para acompañarlas
en su desfile semanal para conseguir la liberación de
los presos políticos, que aumentan en número a
cada semana, han dio objeto de una violencia nunca antes conocida
a cargo de uniformados, turbas organizadas y policía
política, a tal punto que se han visto obligadas a emitir
una carta solicitando el amparo al mismísimo Papa y Obispo
de Roma, Benedicto XVI.
Todos tememos lo mismo, que los agentes infiltrados entre una
chusma ignorante que acude a ayudarlos, bien por una jabita
de apremio o por no perder sus puestos de trabajo, reciban la
orden de matar a alguien, pues deben saber que están
entrenados para modificar definitivamente la salud de sus enemigos,
saben como y donde hay que golpear para luego alegar que fue
un accidente.
Quizás
haya llegado el momento en que los firmantes del camino del
pueblo, e incluso los que no lo han rubricado, todos los grupos,
partidos, asociaciones e individuos a título personal,
den una contestación unitaria a la tiranía castrista.
Creo que ha llegado la hora de que todos a una sean convocados
a juntarse alrededor de las Damas de Blanco, en pública
convocatoria, sin secretos, sin nada más que emitir por
Radio Bemba el llamado, sin olvidar usar otros medios que se
pudieran tener al alcance.
Es
más que probable que se redoblen las amenazas, que hay
arrestos domiciliarios, que se detenga a los que intenten asistir
mucho antes de llegar a la Iglesia de Snata Rita, que haya golpizas,
e incluso heridos, pero yo me pregunto si no es esta la manera
de enviarle un mensaje al mundo entero para que dejen de apoyar
por acción u omisión a la tiranía castrista,
gritarle al planeta que los cubanos queremos libertad.
Ya no habría argumentos, nunca los ha habido en realidad,
para justificar los atropellos de la dictadura, la cantinela
castrista ya no es creíble en un mundo en que los tiranos
van a extinguirse por causa del hombre, quizás sea el
detonante para que los que han permanecido silentes ante el
sufrimiento de todos mis compatriotas eleven por fin la voz.
En mis últimos artículos he tratado de explicar,
para quienes no conocen la esencia criminal y asesina de la
tiranía castrista, hasta donde son capaces de llegar
por mantenerse en el poder y aún más, he tratado
de hacerles ver que en este mundo global, el castrismo no deja
de intentar la caída del sistema capitalista y de las
democracias occidentales y latinas.
Pero
una cosa si que tengo clara, ya se acabaron las medias tintas,
es hora de que todos los cubanos den un paso al frente, bien
para derribar a la tiranía o bien para defenderla, ya
no vale la indefinición, la tragedia del pueblo cubano
se agrava cada día más y más.
Si hay consenso en que no vamos a levantarnos en armas contra
los hermanos tiranos, salvo el caso de que algún militar
decida por su cuenta y riesgo lo contrario, solo nos queda conseguir
que sean repudiados internacionalmente y asfixiados económicamente,
ese es el problema principal, que no se han aplicado en rigor
las medidas necesarias para que sus vías de financiación
se agoten.
No
es válido el argumento empleado por los agentes de opinión
que proclaman que esas estrategias van en contra del pueblo
cubano, es una mentira más del castrismo, una artera
trampa, por el mero hecho de que todos pueden inventar una temporada
sin que les lleguen sus remesas o desangren a algún turista,
sin excepciones, quien no pueda por si mismo será auxiliado
por sus vecinos, aunque sea para recibir en un futuro próximo
una contrapartida.
Ha llegado la hora de escuchar el lamento de las decenas de
miles de muertos del castrismo reclamando justicia y libertad,
ha arribado el momento en que los cubanos repudiemos al sistema
tiránico que hace de nuestra vida un infierno, es el
instante en que debemos parar el asesinato de las libertades,
de la ética y de la moral de todos los cubanos dentro
y fuera de la patria, ha llegado el día en que toca poner
fin al genocidio cubano. |