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El ayuno de protesta comenzado el primero de agosto, bajo el lema "Amnistía si, cárcel no", culminó en la mañana del día 13, con un acto religioso.

Monseñor Ricardo Medina Salabarría, vicario general del Catolicado Ortodoxo Romano Bizantino de Cuba, llevó a cabo la Sagrada Liturgia de San Juan Crisóstomo, y administró a los huelguistas los Sacramentos de la Comunión y la Santa Unción, para fortificarlos espiritualmente en su lucha por la libertad de todos los presos políticos y de conciencia y del sufrido pueblo de Cuba.

La ceremonia contó con representación de más de 14 organizaciones opositoras de la isla. Los ayunantes, Yusimi Gil Portela, Carlos Miguel López Santos y Francisco Moure Saladrigas en quienes se advertía el deterioro, manifestaron que se recuperarían para continuar luchando por la libertad de todos los presos políticos cubanos, quienes toleran los más crueles e inhumanos tratos del sistema comunista.

Al culminar, se entonaron las notas del Himno Nacional de Cuba y se gritaron consignas como: ¡Vivan los derechos humanos!, Queremos pan sin Castro, ¡Viva la Caridad del Cobre! y ¡Abajo la dictadura! Fuerzas de la dictadura citaron a un activista de los derechos humanos para intimidarlo alegando que era el promotor del ayuno.