Por
Miguel Saludes.
Bajo
el título “Lola Rodríguez de Tió, contribución
para un estudio integral” fue presentado el pasado mes de
mayo el más reciente trabajo investigativo realizado
por la Dra. Josefina Toledo Benedit. La obra propicia un
acercamiento a la personalidad de la poetisa nacida en Puerto
Rico en 1843 y fallecida en Cuba en 1924
Vale aclarar que se trataba de la presentación y
no del lanzamiento del libro. Esta obra se encuentra en
las librerías de la hermana isla luego del interés
mostrado por una casa editora de la nación caribeña
por su publicación. El tomo aún no ha llegado
a nosotros, y la autora solo dispuso de unos pocos ejemplares
que fueron distribuidos en las principales bibliotecas de
La Habana.
La presentación del libro estuvo a cargo del investigador
del Instituto de Historia de Cuba Yoel Cordoví, quien
destacó los aportes de la investigación realizada
por la escritora cubana. Al respecto señaló
que la importancia de la obra se encuentra –“…en lo que
revela y prueba, lo que enuncia y sugiere en aristas que
no cuentan con la suficiente información, dando una
línea para futuras investigaciones”-. Destaca también
la ardua labor desarrollada por Toledo Benedit, quien contó
con escasa bibliografía sobre esta figura de las
letras tan unida a nuestra propia historia. Los textos más
elementales donde aparecen datos sobre Rodríguez
de Tió subrayan una personalidad que resulta más
conocida en su vertiente política que como poetisa.
Josefina Toledo rompe este esquema y se lanza a indagar
en la dimensión humanista y ética de Tió,
ofreciendo una metodología para el estudio integral
de la patriota y escritora boricua, como indica el título
del libro, sin dejar a un lado su proyección política
dirigida a la búsqueda de la unidad entre los pueblos
cubano y puertorriqueño por su independencia, así
como la presencia de un marcado pensamiento antillanista.
El presentador aclaró que este trabajo no tiene que
ver con una biografía clásica, pero sí
es un escrito riguroso y de prosa fácil, enriquecido
además con la inclusión de un anexo. En este
adjunto se dan a conocer cartas intercambiadas entre la
escritora borinqueña y la cubana Marta Abreu. La
amistad que las unió fue entrañable. Una frase
recogida en una de las misivas, expresa lo que ese sentimiento
significaba para la patriota de Puerto Rico, al escribirle
a “la Benefactora” que su único placer espiritual
era ser buena amiga. Se incluye además el epistolario
breve pero intenso mantenido entre la poetisa y el hombre
de armas Máximo Gómez. Éste nos da
un esbozo sobre el carácter de la insigne mujer al
dirigirse a ella con la siguiente expresión: - “Si
yo contara con usted como vicepresidente seguro aceptaría
el cargo de la presidencia de Cuba”-
Una
vez terminada la etapa de la Guerra de Independencia Rodríguez
de Tió se trasladó a La Habana, donde conoció
personalmente al generalísimo Gómez. En la
capital cubana vivió más de 20 años,
hasta su muerte. Por su expresa voluntad quiso que los restos
mortales de su cuerpo descansaran en la Patria de Martí.
En el cementerio de Colón tiene su morada definitiva,
recordada con aquellas palabras que inmortalizaran la conocida
frase “Cuba y Puerto Rico son / de un pájaro las
dos alas”, a veces atribuida a José Martí.
Su isla natal recibió como herencia las letras que
conforman el himno nacional de la entrañable Borinquén.
La
investigadora agradeció la presencia de amistades
y personalidades intelectuales que acudieron a la cita literaria.
Entre ellas se encontraban la investigadora y escritora
Nydia Sarabia, el Dr. en teología José Miguel
González, párroco de la Iglesia del Espíritu
Santo y José Berrío, delegado de la Misión
de Puerto Rico en Cuba. También desde San Germán,
lugar donde nació la insigne puertorriqueña,
llegó Guido Barletta, director del museo de arte
religioso Porta Coelli, ubicado en esa ciudad. Fue una sorpresa
para los presentes la asistencia de la escultora y pintora
cubana Estrella Porrata y conocer que ella es sobrina biznieta
de Lola Rodríguez de Tió. Otra de las asistentes
a la velada fue la viuda de Reinaldo Trilla.
Cuestionada
sobre el motivo que la impulsó a investigar en la
vida de la escritora caribeña, la especialista expresó
que Cuba tenia una deuda con Lola y con el pueblo de Puerto
Rico, cuya hermandad en la lucha por la liberación
data mucho más allá de la época de
Martí, con antecedentes que se remontan a las guerras
bolivarianas libradas en el continente. Esa deuda consiste
en el rescate del conocimiento de su impronta en nuestra
historia, la que sintió y vivió como suya.
Desde 1970 la Dra. Toledo indaga los vínculos entre
Cuba y Puerto Rico. De esa investigación sale un
primer fruto materializado en el libro sobre el puertorriqueño
Sotero Figueroa Fernández, destacado periodista,
poeta y escritor de obras de teatro, quien fungiera como
editor del periódico “Patria”. En este hombre el
Apóstol descansaba su confianza para que le sustituyera
en algunos compromisos que el Maestro tenía que eludir
por responsabilidades de urgencia. Cuentan que Martí
interpelaba al patriota boricua diciéndole:
-“Figueroa en esta ocasión habla Ud.”-
El reconocimiento recibido por este primer trabajo le incentivó
estudiar a otras personalidades borinqueñas que en
Nueva York trabajaron estrechamente con los patriotas cubanos.
Es a través de Inocencia Martínez, esposa
de Sotero Figueroa, que se produce el encuentro con la poetisa,
pues la esposa de Figueroa era fundadora y presidenta del
primer club femenino del Partido Revolucionario Cubano en
Nueva York, cuya vicepresidencia ocupaba Lola Rodríguez
de Tió.
La
Dra. en Ciencias Históricas Josefina Toledo desempeñó
su labor investigativa en el Centro de Estudios Martianos
hasta su jubilación. En estos momentos preside la
Cátedra de Estudios Antillanos Ramón Emeterio
Betances adscrita a la UNEAC y a la Misión de Puerto
Rico en Cuba. Ella se define como católica práctica
y así lo declara públicamente, haciendo su
vida comunitaria en la Parroquia del Espíritu Santo
de La Habana Vieja. Allí le conocí hace más
de 10 años y siempre me llamó la atención
su humildad, sencillez y la exquisita bondad de su trato.
Jamás al referirse a su persona afloró alguna
palabra destacando los títulos que su saber le han
atesorado, siendo una más en los bancos del templo.
Solo Dios conoce la grandeza que se esconde en cada alma,
pero es bueno que de vez en cuando sepamos que ese que tenemos
a nuestro lado es una persona especial que está ofreciendo
un bello aporte en la edificación de nuestra sapiencia
nacional. No importa que hoy su libro esté ausente
entre nosotros. Está en el otro extremo del cuerpo,
del que es patrimonio también, en virtud de una universalidad
donde mucho más que la cabeza y alas del ave lo que
importa es la sangre que le da vida. Esa savia fecunda que
se llama humanidad.
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