Por
Eduardo Cancio González
cuartodetierra@hotmail.com
Ha
caído otra vaca sagrada en el gobierno de la isla.
El hasta ahora todo poderoso Marcos Portal, Ministro de
la Industria Básica, y miembro del clan de los Castro,
arrastra en su declive, toda la culpa por el estrepitoso
fracaso de tan importante rama de la maltrecha economía
cubana.
La
nota oficial, que lo expulsa de la corte, es una muestra
del pago que se reserva para los súbditos incondicionales
y cómplices con el desastre. En apenas un escueto
párrafo de tres líneas, publicado en el bando
oficial del feudo, se evalúan los aspectos positivos
del "compañero". Es notable, por el uso
de la palabra "esforzó", y el tono parco
del halago, el disgusto del autor de la nota.
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MARCOS
PORTAL León, ministro de
la Industria Básica, tenía
a su cargo el supervisar la energía,
petróleo, níquel,
cemento, laboratorios farmacéuticos
y otros sectores industriales. |
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Al funcionario en desgracia se le fustiga duramente por
su supuesta autosuficiencia Sorprende que se critique lo
que se ha impuesto como norma en la alta dirigencia cubana
desde el inicio mismo de la revolución: el desprecio
por la opinión de otros y el endiosamiento que hace
oídos sordos, a no ser para las "acertadísimas"
orientaciones que emanan del líder supremo. Orientaciones
que se traducen en fracaso por lo disparatado de las mismas,
y que una vez salen a flote la sarta de costosísimos
errores, se activa una especie de guillotina invisible que
recorre los pasillos del poder en busca de la cabeza del
desgraciado(o agraciado para el futuro,
quien sabe), responsable, no de la "brillante"
idea, si no de la mediocre interpretación. Comienza
entonces el vertido de duros epítetos estalinistas
y el retiro de condecoraciones y reconocimientos de tiempos
mejores.
El
segundo párrafo de la nota es una deliciosa oda a
la demencia. El Marcos de hoy, Marquitos de ayer, además
de mago debía tener vocación de suicida. Como
contradecir al máximo líder que se empeñaba
en elogios para una industria petrolera de dudosos resultados,
con un producto francamente pesado por su contenido de azufre,
el engañoso anuncio de más y más inversiones
en el sector energético y el ventajoso acuerdo con
Chavezuela.
Todo esto en total desconocimiento del llamado a voces que
alertaba sobre la obsolescencia de la capacidad instalada,
mezcla de la herencia solidaria socialista con tecnología
atrasada y los remanentes centenarios (Tallapiedra por ejemplo).
Todo el mundo en Cuba conoce del desastre del sistema energético
nacional. Diseñado para proveer energía ha
sido por el contrario puesto a prueba en años recientes
para todo lo contrario. Y era a este mismo funcionario a
quién se convocaba, en épocas de franco descontento
por los molestos apagones, para que apaciguara a la gente.
Pero nuestro hombre en La Habana colapsó al igual
que el sistema. Y en épocas donde la credibilidad
es casi nula hay que pasar la cuchilla y tirar la victima
al ruedo de la mesa redonda, por que el calor enerva a la
gente y la oscuridad de la noche destapa los deseos de romper
vidrieras y pintar carteles. (recordar el 94).
Y
es que no se trata aquí de defender al vitalicio
ministro (con record de 21 años). El problema es
denunciar la ineptitud del responsable, que siempre se presenta
como salvador de una situación que no responde a
personas o ministros, sino a la misma esencia del sistema
económico imperante y a la historia de 45 años
de desatinados experimentos. Si la zafra no funciona, no
es por el caos del sector, es por culpa del ministro. Si
La Habana esta infectada de basura y mosquitos por años,
a ojos vistas, rueda la cabeza del ministro. Si la supuesta
locomotora de la economía, el turismo, está
corrupta hasta los tuétanos es por debilidad de los
cuadros y no por el ejemplo mismo que se ha reflejado en
la sociedad donde la alta dirigencia a vivido siempre de
espaldas a la realidad del cubano. Y entonces cuando la
situación se hace insostenible sale el venerable
anciano a convencer con su maratón televisivo de
4 horas. Y es que el hastío vence. Y mueve camiones,
y cierra centrales azucareras, y fumiga debajo del mar,
y militariza la economía y persigue huracanes, y
destituye ministros. Curiosamente las carteras se reparten
ente féminas y militares. Quizás alguien le
sugirió suavizar el cuartel con la delicadeza de
las damas.
Es
más de lo mismo queridos lectores. Llegará
el día de la obediencia debida. Toda la dirigencia
cubana es cómplice del crimen que se comete.
Saben que nuestro país se hunde cada día irremediablemente.
Constatar las bondades del mundo libre (no exento de problemas)
en sus acostumbrados recorridos y negarle la posibilidad
a la gente los convierte en aliados de la mentira. Quizás
el Sr. Portal se sienta hoy más aliviado. Ya es parte
del team Aldana-Robaina. Y en su favor, haber dejado las
tinieblas de un gobierno que se empeña en robarle
luz a la esperanza.
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