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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

La Caída del Tirano: El Principio del Fin

Por Jay Martínez

Tengo que confesarle a mis lectores que cuando vi el video de la caída de Fidel Castro sentí una gran emoción. Ver en el suelo, indefenso y derrotado, a un déspota aparentemente indestructible resulta grato para cualquiera.

Y yo me pregunto. Cómo se sintió Fidel Castro, un hombre que lleva 45 años ostentando el poder imponiendo su voluntad sin importarle la vida de nadie. Un hombre con un orgullo tan grande capaz de asesinar y encarcelar a quiénes tuvieron y tienen el valor de oponérsele no acepta un tropiezo inesperado del destino.

Ya Castro esta viejo e irremediablemente por su cuerpo y su mente ha pasado la historia. Gran parte de esa historia ha sido la de un hombre que traicionó a su pueblo y lo que ha hecho con Cuba y su gente ha sido llevarlos al abismo. La caída de hace unos días sólo es una muestra de que el final de ese abismo esta más cerca de lo que imaginamos.

La caída de Fidel Castro es mucho más que un simple golpe. Es la señal de que el final de su dictadura se acerca a paso acelerado y me imagino que los que están a su alrededor deben estar muy preocupados. La incertidumbre después que el viejo desaparezca no los deja dormir tranquilos. Hay un refrán que dice que cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo. Y evidentemente las barbas del anciano dictador están ardiendo y sus secuaces tienen que estar alertas para el momento cero y me imagino ya estén comenzando a poner en práctica un plan de contingencia.

Hay tres cosas que son mortales para un viejo. Un catarro mal cuidado, una diarrea y una caída con fracturas. Esta última suele ser muy peligrosa porque los huesos, según señalan los especialistas, no sueldan con facilidad.

Póngase Usted a pensar, amigo lector, cómo se sentiría este señor, que siempre se ha creído un Dios, sentado en una silla de ruedas. Esto sería el símbolo de su derrota y el principio del fin de su vida.

Me imagino quiénes pagarán la culpa de ese tropezón. El anciano caminó varios pasos sin ayuda y cayó al suelo. No es cuestión de la CIA o la “mafia de Miami” –según alegaría el gobierno cubano -, o de un babalawo al que se le olvidó darle de comer al Elegguá; sino de que el hilo se partirá por la parte más débil y alguien encargado de su seguridad personal pagará las culpas o, peor aún, se sentirá inseguro por el resto de sus días.

La terquedad y el orgullo del tirano es tal que aún después de haberse caído quiso demostrar al mundo que estaba bien. En su rostro se podía ver el dolor que tenía en ese momento y más que dolor yo diría que miedo. Miedo a que el mundo lo viera en esa posición de hombre débil y derrotado imagen que el siempre a cuidado de no revelar ante nadie.

La Revolución cubana es un cascarón de huevo, hueco y corroído por los años, al igual que su Comandante. Sin dudas, con un simple tropezón del destino la Revolución Cubana también se caerá y se romperá para siempre y en poco tiempo al igual que la vida de Fidel Castro.

Fidel y la Revolución son una misma cosa. Es de todos sabido que en Cuba después de que la “solución biológica” se convierta en realidad se irán con él todos los años de miseria y esclavitud del gran pueblo cubano. En eso confiamos. Aunque nos parezca mentira Castro no es eterno.


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