Por
Jay Martínez
jay@coqui.net
Según
el famoso moralista francés del siglo XVI Jean
de la Bruyere, el único exceso permisible es el
de la gratitud; y gratitud es lo que debemos sentir todos
los cubanos por James Cason, Encargado de la Sección
de Intereses de Estados Unidos en Cuba.
Este
americano de gran corazón y amante de la democracia
todo lo que ha hecho desde el inicio de su labor diplomática
en la Isla ha sido ayudar a los marginados y perseguidos
políticos por el régimen de Fidel Castro.
Desde
su arribo a La Habana el intento de James Cason de acercarse
a la realidad que circunda a los disidentes en Cuba ha
sido interpretado por el gobierno comunista como una provocación.
Visitar los hogares de personas humildes residentes en
provincias lejanas a la capital, acercarse a los balseros
perseguidos, a los periodistas independientes; todas estas
"provocaciones" son las que han molestado al
intolerante gobierno de Fidel Castro.
Recordemos
la oleada represiva de 2003 cuando el gobierno, en los
juicios sumarísimos contra los disidentes, manifestó
como argumento contra ellos, el reunirse con Cason en
sus hogares e incluso asistir a la residencia de éste
en la capital de la Isla. Familiares de los 75 manifestaron
su disgusto contra el gobierno cubano al transmitir en
pequeñas sesiones de video la entrada de los disidentes
a la residencia de Cason como sí estas recepciones
se hicieran a escondidas. No debemos olvidar las valientes
palabras de Blanca Reyes al afirmar reiteradamente a través
de la prensa que estos juicios fueron un "circazo".
De
aspecto humilde y sencillo, James Cason no ha hecho otra
cosa que abogar por una apertura democrática en
la Isla. Regalar libros censurados y continuar permitiendo
la entrada de los opositores y periodistas independientes
a internet de manera gratuita en la Sección de
Intereses han sido sin dudas gestos que abren una pequeña
grieta en el monopolio de la información instaurado
por 45 años en La Habana.
Uno
de los últimos acontecimientos que causaron gran
impacto en los medios informativos fue la reciente exposición
en la residencia
de Cason de la imitación de la celda donde se encuentra
confinado el valiente disidente Oscar Elías Biscet,
condenado a 25 años de cárcel.
Evidentemente,
este gesto de solidaridad con Biscet y el resto de los
prisioneros políticos cubanos demuestran la sensibilidad
de este hombre quién, como era de esperar, sólo
ha recibido groseras manifestaciones de rechazo por parte
del gobierno cubano.
Soy
de la opinión que el exilio y el pueblo de Cuba
tenemos una gran deuda con James Cason debido a su total
entrega a la promoción y al respeto a los derechos
humanos en nuestra amada patria. Algún día
en una Cuba libre y democrática sabremos reconocerle
a este americano de corazón cubano su amor a la
Cuba que sufre.