Cortesía
de La Nueva Cuba
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"Yo creo, es una impresión
que no es confirmada, que ellos saben que o Fidel
en estos años modifica un poco su política
acercándose a la de los chinos o el régimen
se hunde. Pero creo que si Fidel se muere, va a
producirse una sucesión inmediata. Olvídense
los cubanos de Miami que van a llegar al poder.
Han pasado 44 años y ese es un país
distinto..." |
¿Qué
sensación tuviste cuando te bajaste del avión
en Cuba?
Yo
creía que al llegar me iba a desmayar, porque yo
soy un hombre antiguo y pensaba que bajaba del avión
por una escalera. Pero ahora la llegada es por unos túneles,
como en todos los aeropuertos del mundo. Allí en
inmigración nada me causó impresión.
Después me montaron en un taxi, que son los mejores
automóviles que hay en Cuba, me llevaron al Hotel
Nacional, vi parte de La Habana. Y entonces sí
sentí que me moría.
¿Qué
recuerdos te trae el Hotel Nacional?
Quería
ir a un hotel donde vivía Hemingway que se llamaba
Dos Mundos, que era más barato. Allá todos
los hoteles son magníficos, es algo que ha hecho
en Cuba Eusebio Leal.
Él es quien le ha resuelto a Fidel el problema
de la reconstrucción de La Habana, no sólo
de la vieja. En La Habana hay muchos hoteles hermosos,
claro que el más hermoso es el Nacional, porque
está frente al mar. Uno de los espectáculos
más maravillosos que tiene La Habana es el malecón,
como rompen las olas y se levantan. En ese hotel vivieron
todos los notables del mundo como Frank Sinatra, Ava Gardner,
Baby Ruth. Cuando yo bajaba por aquel viejo ascensor,
me sentía como si fuera Marlon Brando. Me quedaba
horas en una banca mirando al malecón.
¿Ha
cambiado mucho La Habana en todo este tiempo?
La
Habana es la misma, pero hay zonas deterioradas. El malecón,
por ejemplo, que era una hilera de casas de la misma altura,
está deteriorado, qué triste eso. Pero Eusebio
Leal, con la ganancia que obtiene del turismo y de los
hoteles, ha hecho unas brigadas de reconstrucción
donde trabajan miles de obreros. En La Habana hay baches
y huecos como en Cali, pero lo positivo es que ves obreros
trabajando en todas partes.
¿Qué
recuerdos te trajeron los olores de Cuba, según
tu memoria olfativa?
Si
sigues con esos temas sentimentales, voy a tener que sacarte
de aquí- Sentí una emoción tan grande.
Tú sabes que yo soy un hombre muy duro para llorar,
yo no sé llorar y en La Habana de cuando en cuando
me caían las crisis, y me ponía a llorar
en las esquinas como las zarzamoras y yo no sabía
por qué. Era el peso sentimental de estar en una
ciudad donde viví toda mi vida hasta que me vine
al exilio.
¿A
qué te huele Cuba?
Más
que el olor, lo que se siente es el sol, el cielo azul.
Caminé por todas las calles de La Habana... Tuve
experiencias tremendas. Llegué un día a
la Plaza de Armas donde venden libros viejos. Claro, los
vendedores no me reconocen, pero había un hombre
maduro que se quedó mirándome y me dijo:
“Usted es Pardo Llada”, me abrazó y
empezó a llorar conmigo. Yo quería salir
corriendo porque era un espectáculo deplorable,
dos viejos llorando. Entonces él me dice: “Oiga,
usted no se acuerda cuando estuvo en el pueblo de Regla,
hace 50 años, y del discurso que ofreció”.
Y ese hombre me recitó el discurso. Me llamó
a los otros, me dio este libro, que escribí en
1960 ‘Memorias de la Sierra Maestra’... Fue
algo tremendo.
¿Volviste
a la casa en la que naciste?
Yo
nací en el pueblo más grande del mundo,
que se llama Sabana Grande, que paradójicamente
es chiquitico y llegué a La Habana cuando tenía
12 ó 13 años, pero me acuerdo de las casas
donde viví. Me fui a ver la casa donde pasé
mi infancia, está en buen estado, y cuando la estaba
mirando, salió una dama muy elegante -lo que es
raro porque la elegancia no es común en Cuba-y
se queda mirándome, y me pregunta quién
soy, se lo digo y la vieja por poco se desmaya y dice:
“Hoy yo vivo en la misma casa en que usted vivió
cuando era niño”. Después vi un apartamento
donde iba Fidel siempre a almorzar conmigo. En ese entonces
yo transmitía mi programa de radio y llegaba a
las 2:00 p.m. cuando un día a mi mujer, María
Luisa, le llegaron los dolores del parto. Fidel estaba
ahí, cargó a mi mujer y fue quien la llevó
al hospital. Esas son cosas que no se pueden olvidar,
ni a él ni a mí.
¿Cuál
de esas visitas te emocionó más?
Las
emociones más grandes las sentí cuando visité
la Universidad de La Habana. Qué escalinatas, qué
espectáculo, este es un monumento a la arquitectura
griega. Fue una de mis mayores emociones cuando visité
la universidad donde estudié derecho y me senté
en la misma banca donde me inicié en los estudios.
¿A
qué amigos viste?
Amigos
vi pocos, saludé a Alicia Alonso, pues la primera
noche fui al Ballet Nacional. Alicia está ciega,
pero alguien le dijo que yo estaba ahí, y tuvo
la gentileza de mandarme a buscar. Ella es como una reina
y me recibió en un salón especial que es
para ella y los grandes invitados. Yo creo que por eso
mucha gente se enteró de que yo andaba en Cuba
y me fueron a ver algunos amigos y amigas, algunos hasta
me invitaron a su casa a almorzar. Todos ellos intelectuales,
pero viven con una gran modestia y cuando me invitaban
me daba cuenta del esfuerzo que hacían y eso me
daba una pena...
¿Con
la gente que hablaste, la notaste feliz?
No,
no creo que sean felices, sólo que se adaptaron
a esa vida. Creo que resisten la crisis con gran dignidad.
La gente que yo traté no hablaba de política,
ni de Fidel. Pero me visitaron dos veteranos comandantes
de la Sierra Maestra y me trataron con una cordialidad
y un cariño inmensos, al igual que los viejos amigos.
Me hicieron sentir lo que no sentía hace más
de 40 años.
¿Qué
notaste diferente en los edificios y en la gente?
Mucho,
ha cambiado de tal forma que creo que no hay posibilidad
de que haya regreso. Ese es otro país, otro sistema,
otra educación, muy buena por cierto, otra nación,
otras costumbres. Lo que noté en la juventud fue
una gran cultura. Cualquier muchacha ahí un día
que te encuentres en una esquina te habla dos o tres idiomas.
Me senté en el parque central, y había un
grupo de estudiantes, la mayoría mulatos o negros,
porque ahora hay más población de color,
y me senté a oír lo que decían y
hablaban de qué países en Europa estaban
más industrializados, algo increíble.
Hay
una actividad cultural intensa. Parece que el Gobierno
para darle contentillo al pueblo hace fiestas todos los
sábados en todos los barrios y en todos los lugares
levantan una tarima y se ponen unos músicos a tocar,
la gente a bailar y a tomar cerveza. Yo creo que la mayor
parte de los cubanos son músicos, donde quiera
que vas hay un trío.
Eso
también contribuyó a mi carga sentimental
y cuando ya me iba me senté en una de esas butacas
de mimbre del Hotel Nacional, llegó un trío
que por supuesto no me conocía y empezó
a cantar “cuando salí de La Habana”...
chico, qué golpe, qué cosa, yo estaba como
la zarzamora, llorando por los rincones.
¿Sigue
siendo tan bella La Habana?
Me
da un poco de pena decir esto, pero para mí no
hay ciudad más hermosa en el mundo que La Habana.
Es una ciudad que no pueden destruir ni las revoluciones,
ni los desaciertos, ni los embargos, no pueden destruir
el malecón, el mar, el sol, el Castillo del Morro,
todo está allí. La Habana sigue siendo lo
que era antes, un poco deteriorada, pero sigue siendo
la misma. Aunque yo no fuera habanero, cubano, ni llevara
tanto tiempo por fuera, me hubiera maravillado. La Plaza
de Armas. El Palacio de Capitanes Generales, no lo hay
igual en el mundo, ahí gobernaron por 300 años
los gobernadores españoles, luego vivieron los
presidentes de Cuba hasta 1925, La Plaza de Armas, qué
belleza.
¿La
revolución, a la que ayudaste a triunfar, sirvió
para mejorarle la calidad de vida al cubano?
No.
Hoy existen muchas carencias, el cubano no puede comprar
lo que quiere. Por ejemplo, a mí me gusta mucho
la natilla, y de bruto, la pedí en dos o tres restaurante
y no había, porque los huevos son muy escasos.
Hay una frase que indica la actitud del cubano: ‘Hay
que resolver’, dicen. El cubano con lo que gana
no puede vivir, entonces ellos dicen: hay que resolver
y hacen trabajos extras y así se van consiguiendo
el dinerito. Viven con dignidad, no hay un limosnero,
ni uno. Pero carencias hay muchas. Por ejemplo, hay una
gran heladería, orgullo de los cubanos desde hace
50 años, que se llama Copelia, tenía 50
variedades de helados y hoy tiene dos: chocolate y naranja-piña.
¿Te
impresionó el hecho de que a los cubanos no los
dejen entrar a los hoteles ni a los restaurantes lujosos?
Hoy
los cubanos ya pueden entrar en los hoteles, lo que no
pueden es hospedarse, pueden entrar a buenos restaurantes
si tienen dólares. Viven en sus casas con modestia,
sin lujos, y sin comodidades extraordinarias. Una amiga
mía muy notable, vive en una casa que es un palacio
y aún ahí la comida es limitada. Me daba
pena que me invitaran.
¿Saliste
de La Habana?
No,
no salí, lo mío era caminar. llegué
cansadísimo. Caminaba mañana, tarde y noche,
a veces tomaba un taxi para que me llevaran a un lugar
lejano y me regresaba caminando.
¿Te
abordaron las famosas jineteras?
Sí,
las jineteras están ridículamente vestidas,
porque se ponen todo para llamar la atención. Son
limpias, como todos los cubanos. Pero las mujeres no visten
bien, sino con lo que pueden vestirse. En Cali se ven
mujeres más lindas, quizás porque se pueden
arreglar más. Ya no se ven en La Habana esas mulatonas
de ensueño que enamoraron a Hemingway y a Sinatra.
¿Los
cubanos son conscientes de que la muerte de Fidel está
cerca? ¿Qué esperan que pase cuando eso
ocurra?
Yo
estaba de turista y fui prudente en no poner ese tipo
de tema entre mis amigos. Ellos no hablan de Fidel porque
él ha pasado a convertirse en una especie de personaje
misterioso, del que no se sabe dónde está.
Yo creo, es una impresión que no es confirmada,
que ellos saben que o Fidel en estos años modifica
un poco su política acercándose a la de
los chinos o el régimen se hunde. Pero creo que
si Fidel se muere, va a producirse una sucesión
inmediata. Olvídense los cubanos de Miami que van
a llegar al poder. Han pasado 44 años y ese es
un país distinto.
¿Haciendo
un balance, ha sido más lo que le ha dado la revolución
a La Habana, que lo que le ha quitado?
La
revolución ha trabajado en tres frentes: la salud,
la educación y ha tratado de darle trabajo a todo
el mundo, lo que no ha podido ser. Los precios del azúcar
han caído, el café no tiene la importancia
que tuvo antes.
Y
también ha erradicado la delincuencia...
Es
cierto. No asaltan, porque no hay qué asaltar,
no hay bancos, no hay tiendas. No hay nada qué
robar.
“Las
iglesias no se mantienen llenas, pero va gente. Caminando
por La Habana Vieja, los guías mencionan y enseñan
lugares por donde estuvo el Papa o hay recuerdo de ello.
No creo que sea un fervor religioso como el de antes,
pero sí existe la religión católica,
no hay ni una sola iglesia que esté cerrada”.
“El
otro día dije en algún reportaje que quería
morirme en La Habana. No sé por qué dije
eso. La verdad es que yo no quiero morirme en ningún
lado. Que venga ese espectáculo maluco, que venga
donde venga, en Cali o en La Habana”.
“El
cubano de Miami y el de la isla no tienen nada que ver.
El de Miami está en una sociedad capitalista, de
consumo. El de la isla no sabe qué es eso”.
Nota
del Editor: Evidentemente al Sr. Pardo
Llada, el exilio lo volvió ignorante de la
realidad cubana.
Es
fácil ser comunista viviendo en Calí,
con la buena comida y el buen vestir, evidentemente
el Sr Pardo LLada intenta lavarle la cara a la mal
llamada revolución. Pero no lo logra.
Es
increíble que siendo periodista no sea capaz
de mirar con el rabillo del ojo, lo que es la realidad
cubana.
Pero
no hay peor ciego que el que no quiere ver... vea
ejemplo de esto en el artículo ¨Una
Mirada a Cuba¨ de un médico
salvadoreño que visitó Cuba.
Cómo
es posible que un extranjero, haya visto lo que
usted siendo cubano no vió. Evidentemente
el médico salvadoreño no conversó
ni con Alicia Alonso, ni Eusebio Leal, dos privilegiados
del régimen.
La
Cuba que visitó, es peor que la de los lugares
turísticos que visitó, el cubano de
hoy es capaz de saltar preceptos morales y éticos
con tal de sobrevivir, con tal de comer lo elemental.
Plantea
el Sr. Pardo Llada “El cubano de Miami
y el de la isla no tienen nada que ver. El de Miami
está en una sociedad capitalista,
de consumo. El de la isla no sabe qué
es eso”.
Está bien equivocado...
si usted piensa que el cubano no sabe lo que es
una sociedad de consumo, muy equivocado. El cubano
de a pie, se debe reír si lee lo que usted
expresa.
|
¿Vio a las viejitas,
mostrar las cajas de cigarros abiertas vendiendo
cigarros al menudeo?...Esos son los limosneros
cubanos…" |
Efectivamente
la de Miami es una Sociedad de Consumo,
pero la de Cuba es mil veces peor…. es La
Ansiedad de Consumo, generalizada de la
población, si hubiera tratado de conversar
con una… aunque fuera... de las 100 mil jineteras
que existen en Cuba, en vez de ponerse a conversar
con los privilegiados de la dirigencia, como es
el caso de Eusebio Leal (que a propósito…
desde que la Habana Vieja fue declarada Patrimonio
de la Humanidad a principio de los 80, solo a reparado
la zona del casco histórico, que no llega
a un 1 Km. cuadrado... si lo concentramos todo…
y creo que exagero) se hubiera dado cuenta
de cuánto hay que hacer en Cuba para tratar
de comer lo elemental. Pero se fue tan ignorante
como llegó.
Y
si hay limosneros Señor Pardo Llada…
solo en la Capital hay más limosneros que
en todo Puerto Rico. Cuba se ha convertido en un
país de indigentes, solo hace recorrer las
calles del Vedado, otrora la zona de oro en el capitalismo,
el Vedado hoy por hoy, parece un pueblo de campo.
|
Vaya por los basureros de los Hoteles, verá
a los limosneros cubanos… que en Cuba
se le dicen ¨Buzos¨
y que se meten a escarbar y comer en plena
calle dentro de los basureros... miles de
ellos deambulan por toda la Habana |
Vaya
por los basureros de los hoteles, verá a
los limosneros cubanos… que en Cuba se le
dicen ¨Buzos¨ y que se
meten a escarbar y comer en plena calle dentro de
los basureros... miles de ellos deambulan por toda
la Habana.
¿Vio
a las viejitas, mostrar las cajas de cigarros abiertas
vendiendo cigarros al menudeo? ¿vio
personas vendiendo maní? Pregúntele
si son o no graduados… si son o no son profesionales.
Esos son los limosneros cubanos
Y
por favor... no hable al estilo de los izquierdista
ignorantes latinoamericanos, que se agarran de la
salud y la educación como si fuera la última
balsa a Miami. Lo invitamos a usted y a los lectores
que lean las maravillas de la salud en Cuba en el
artículo ¨Cuba
la Potencia Médica Mundial¨
, un sistema de salud, médico indigente.
|
Y
por favor no hable al estilo de los izquierdistas
ignorantes latinoamericanos, que se agarran
de la salud y la educación como si
fuera la última balsa a Miami. Lo invitamos
a usted y a los lectores que lean las maravillas
de la salud en Cuba en el artículo
¨Cuba la Potencia Médica Mundial¨
, un sistema de salud, médico indigente. |
Y
se engaña usted de nuevo cuando plantea ¨Olvídense
los cubanos de Miami que van a llegar al poder.
Han pasado 44 años y ese es un país
distinto..."
Los
cubanos de la isla, están pidiendo a gritos
terminar con aquello, los cubanos de la isla están
locos porque regrese ese exilio. ¿Acaso el
exilio solo se compone de personas ignorantes, desorientados
y desinformados como usted?
Supongamos
que usted tenga la razón en eso que dice...
no tengo la verdad en mi mano... pero cualquier
alternativa futura no puede sobrevivir sin la participación
activa en la política de Cuba, del exilio
cubano de todas las latitudes del planeta.
Pregúntese
por qué ni siquiera esos ¨intelectuales¨
comunistoides con los que conversó, no hablaron
ni una palabra de Fidel Castro, ni una sola palabra
de la realidad cubana, cero política. Sencillamente
Señor Pardo LLada porque están
desmoralizados… la política…
como dice Carlos Varela no cabe en una azucarera.
Evidentemente
aquella... Señor Pardo Llada... es una sociedad
destruida, aquella es una sociedad de indigente,
aquella es una sociedad prostituida, aquella es
una sociedad de miserables que son capaces de cortarle
el cuello al mejor amigo, con tal de comer lo elemental,
todo eso gracias a la mal llamada revolución...
que usted ayudó a tomar el poder... gracias
a personas como usted... Cuba es hoy la Isla
del Espanto… gente como usted, que
pusieron a Castro en el Poder y que hicieron vivir
al cubano por mas de 40 años como carneros
y cobardes. Así que esa destrucción...
que es Cuba hoy, tienen como protagonistas y autores
intelectuales a personas como usted.
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