Por
Mario J Torres
Nunca será fácil para ningún tipo
de pueblo en ningún lugar del mundo o cualquier
etapa de la historia de la humanidad salir de sus hogares,
lugar del nacimiento, dejando detrás sus tradiciones,
hábitos, cultura y estado social o profesional
para intentar probar su suerte en una tierra nueva y desconocida
justo por el motivo de buscar la libertad y un mejor nivel
de vida, escapando de una dictadura económica,
social y política despiadada e insoportable como
la que existe en Cuba para también hacer frente
a una nueva lengua, a un diverso clima, a formas de vida
opuestas con otros valores, distinta forma de alimentación
y tipos de comida, a enfrentar la soledad, el aislamiento
social y la añoranza a la tierra, la pérdida
de los lazos familiares y de la identidad profesional
e incluso hasta la discriminación.
Estos
factores causan profunda depresión, gran frustración,
una sensación de destierro y en muchos casos una
triste no-asimilación del nuevo medio ambiente
y nuevas sensaciones y reacciones de defensa a lo desconocido
y todos estos fenómenos se deslizan por debajo
de la fachada de metas materiales alcanzadas en una carrera
sin fin hacia el progreso tratando de compensar todo el
tiempo perdido en la isla y la mayoría de las veces,
los obstáculos enfrentados y sorteados en Cuba
extrañamente aparecen de nuevo en ese exilio con
otra dimensión y disfraz como si la historia se
repitiera una vez mas y hubiera que matar 2 dragones en
vez de uno.
Todo
esto le ha sucedido al pueblo cubano, marcado con esta
maldición por más de 40 años; y lo
arriba expresado solo se refiere a los afortunados que
pudieron salir de la isla a ese precio, pero con resultados
peores para los que han permanecido en ella porque aparte
de experimentar todas las dificultades, miseria y represión
del sistema, ellos siguen soñando con esa tierra
prometida y la sobrestiman a veces, pensando que pueden
transferir
a ese nuevo mundo todos los valores buenos y positivos
de sus vidas e idiosincrasia sin cambio en la transición.
Como fenómeno extraño, casi cada cubano
dentro y fuera de la isla ha prácticamente perdido
la esperanza de ser libre debido a tantos años
de represión y al miedo a las represalias y también,
en sus más profundos sentimientos e íntimas
creencias, muchos cubanos, aparte de odiar al tirano,
también le temen, lo respetan, lo miran como a
un Dios e incluso involuntariamente lo admiran al mismo
tiempo y lo ponen en una posición como si este
estuviese protegido por santos o espíritus invencibles,
así que nadie ve cerca el día de la independencia
y mas bien sienten miedo de que el sistema se prolongue
después de la muerte del dictador.
Las coincidencias y los hechos de la historia del mundo
parecen a veces responsables del destino que ha corrido
Cuba en su desastre humano y esta cadena histórica
de fenómenos de causa y efecto ha hecho ese destino
de la isla inevitable. Esto se pudiera parecer a un juego
infantil de "Si-Yo-No-Hubiera" cuando recordamos
que Hitler invadió la URSS comunista y cuando casi
la derrotaron y el Ejército Rojo forzaba a los
alemanes retirarse a Berlín, los soviet rusos liberaron
del
nazismo en su camino a Alemania países tales como
Polonia, Rumania, Checoslovaquia, Bulgaria y Hungría
pero al mismo tiempo los hizo esclavos otra vez de un
nuevo régimen: El Comunismo. Esto creó el
llamado "Campo socialista o comunista" en el
cual el sistema ruso se disemino y consolido con la adquisición
de estos nuevos gobiernos títeres obtenidos como
trofeos de la guerra y esta nueva tendencia mas tarde
estimulo a personas como Fidel Castro a hacer lo mismo
en América y lo que es peor, a recibir ayuda esos
países del este de Europa durante casi 30 años,
así que concluyendo, y por muchas otras razones
de semejanzas ente estos dos tristes personajes, Hitler
dio vía, indirectamente y debido a esta teoría
de causa y efecto a través de la historia y el
destino, a la aparición de Fidel Castro como su
heredero, décadas mas tarde.
Este
heredero, como contradicción con su precursor,
en vez de elogiar su raza, que era también un pecado
triste, parece gozar en humillarla, destruirla y hacerla
inferior ante el mundo entero en su desenfrenada carrera
para mantener el poder.