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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

Pardo Llada y el Fusilamiento de cinco patriotas cubanos

Laida A. Carro/ Activista por los derechos humanos

En la Cuba de 1959 no tenía edad para poder analizar la convulsión social, política, económica, cultural y religiosa que estaba experimentando mi pais, ni tampoco tenia la capacidad de poder ser interprete de sus protagonistas.

Hoy, como activista por los derechos humanos en Cuba y en honor a un triste acontecimiento al cual estoy vinculada por lazos familiares debo pronunciarme acerca del periodista y politico cubano Jose Pardo Llada, quien recientemente regreso a Cuba tras 43 años de ausencia y ha hecho declaraciones publicas muy lamentables sobre la realidad de un país que ha sufrido DEMASIADO.

En 1960, mi abuela, Maria Caridad Ruiz, madre de PLINIO PRIETO RUIZ, maestro de ingles alzado en el Escambray con el grado de Comandante, primero contra Batista y luego contra el regimen de Fidel Castro, presencio en la ciudad de Santa Clara uno de los numerosos eventos que inculpan a Pardo Llada de instigar el asesinato de sus propios compatriotas.

El 12 de octubre de 1960, mi tio Plinio fue ejecutado diez dias despues de haber sido apresado junto a cuatro patriotas cubanos mas:

PORFIRIO RAMIREZ, SINESIO WALSH, JOSE PALOMINO Y ANGEL RODRIGUEZ DEL SOL. El crimen ocurrio antes de dictarse sentencia en un juicio donde mas de 200 cubanos fueron acusados de conspirar con el fin de desestabilizar al gobierno comunista de la isla.

A continuacion, reproduzco un fragmento de la entrevista hecha a mi abuela Maria Caridad Ruiz Delgado en el exilio, publicada por el periodico AVANCE el dia 3 de Marzo de 1961, solo cinco meses después de sufrir lo que han padecido miles de madres cubanas durante casi 46 años:

El abogado que nosotros designamos no pudo ver a Plinio antes del juicio, pues los tenian incomunicados. Solo lo vio en el acto de la primera y unica sesion. Plinio no declaro nada en el juicio, que empezo a las 3 de la tarde. En Santa Clara habia una gran tension popular. Era un espectaculo tragico lo que se veia en las calles. Habian llevado como 130 acusados, los cuales fueron detenidos -muchos de ellos- en sus propias casas, acabados de bañar y de afeitarse. Tambien sacaron de La Cabaña y de El Morro a otros. Los familiares de todos esos presos, muchos de ellos guajiros faltos de recursos hasta para lo mas necesario, deambulaban de un lado para otro, llorando e implorando. En las iglesias del Carmen y del Cristo del Buen Viaje se reunieron mujeres y hombres para orar por ellos, pero el Alcalde saco camiones de Obras Publicas cargados de gentuza y apedrearon las iglesias, mientras unos cuantos iban a la casa donde yo estaba hospedada y abrieron mis maletas y me tiraron las ropas por dondequiera, preguntando sarcasticamente si yo iba a pasear. En el parque las autoridades reunieron al pueblo y a traves de los microfonos gritaban "PAREDON y PICADILLO".

Querían que los descuartizaran. Yo pude ver a mi hijo por ultima vez con alguna familia, eran las 11 de la mañana del dia 11 (1960). Pero antes habia estado haciendo gestiones inutiles con esa finalidad. Muchos me decian que los iban a matar, pero otros me inyectaban esperanzas. Al juicio no dejaron entrar a los periodistas americanos, pero si entraron los rusos y Pardo Llada. Pardo Llada, en una trasmision por radio de ese dia, y mucho antes del juicio, anuncio que serian condenados a muerte cuatro acusados; tanto es asi que solo tenian preparados cuatro ataudes en el lugar de la ejecucion .

Fui a ver a Cardet, Presidente del Tribunal, pero solo me recibio una hermana suya, la que llorando, me dijo que Cardet nada podia hacer porque JUAN ESCALONA, ayudante de RAUL CASTRO, habia traido la sentencia ya hecha desde La Habana.

Mi entrevista con Plinio fue terrible. Él me preguntó por su esposa y por sus hijos. Me dijo que en Cumanayagua, cuando lo detuvieron, le quitaron su reloj pulsera y su cadena, y me recomendó las recogiera porque eso pertenecía a sus hijos. Un tipo alto venía cada rato para decir que cortaran la entrevista. Así, fue la última vez que vi a mi hijo Plinio.

Permitieron que un padre de la Iglesia La Pastora los acompañara, Plinio se confesó y los demás lo imitaron. El Padre me dijo que había tenido mucho valor. Nosotros supimos la noche del fusilamiento cuando fuimos al Escuadrón 31, porque en ninguna parte nos daban noticias. Pensamos que nos entregarían los cadáveres, pero no. Los llevaron al cementerio y los metieron en unas fosas abiertas a la entrada del mismo. Les pusieron una tarjeta con los nombres, pero no dejaron entrar a nadie. El cementerio estaba lleno de milicianos y milicianas. Al otro día logramos entrar y arreglar la sepultura de Plinio. poniéndole una cruz. El pueblo, sin embargo, trepó por las tapias y cubrió de flores las cinco tumbas. Sobre la de Ramirez había una corona que figuraba una mano en actitud acusadora.

La señora Ruiz no puede contener el llanto, y nosotros respetamos su silencio, Pero reponiéndose, nos pide que hagamos constar que, en su desesperación, acudió a muchas personas, pero que nadie pudo servirla en sus demandas a favor de su hijo. porque todos temen al terror y a las represalias del régimen imperante.

Agrega la señora Ruiz Delgado que tambiën GUTIERREZ MENOYO trató de eliminar físicamente a Plinio, para lo cual quiso utilizar a dos guajiros que habían llegado a ser oficiales en la guerrilla de Plinio, pero que al hacer la reorganización de las fuerzas, después de la victoria, habían sido relegados y quedaron como soldados de fila. Menoyo les ofreció restituirles los grados si asesinaban a Plinio, pero ellos rehusaron la encomienda.

Muchos detalles más nos ofreció la madre de Plinio Prieto en su nerviosa y prólija conversación, pero es imposible recogerlos todos en un reportaje, como el que hacemos. Para ella no existe otra tema sobre el cual versar que no sea el martirio de su pobre hijo. La tratan de consolar los que le quedan vivos, pero ellos también están transidos de dolor y son incapaces para contener el llanto, que los unen a los tres en una comunión de amarguras.

Tras la lectura de esta patética narración el lector podrá darse cuenta cómo se juega con la vida de los hombres y cómo se asesinan sin piedad tras JUICIOS SIMULADOS con SENTENCIAS DICTADAS A PRIORI, las cuales son conocidas y anunciadas por los comentaristas radiales que lamen las botas del dictador, con muchas horas de anticipación a la comparecencia de los acusados ante sus titulados jueces.

Algun día, no muy lejano por cierto, la Justicia de los Hombres caerá implacable sobre estos desalmados y la Historia tendrá para ellos el calificativo terrible que les corresponde como causantes de tanto dolor, de tanta sangre derramada, y de tanto luto en la familia cubana...


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