La
diversa música de este prolífico compositor
está influenciada por la cubano africano caribeña,
pero sin olvidar en la composición de sus partituras
la de la patria de sus mayores, Santa Cruz de Tenerife en
las Islas Canarias parte del territorio español.
De ahí que algunas de sus mejores obras tengan el
sabor de un Albéniz o un Falla y en algunas de sus
interpretaciones, consultando en fonotecas, se aprecia la
influencia de aquellos como si de hecho hubiera sido un
alumno suyo.
El
7 de agosto de 1896 nace en la Villa de Guanabacoa, provincia
de La Habana, uno de los músicos más insignes,
prestigioso pianista y compositor cubano: Ernesto Sixto
de la Asunción Lecuona Casado.
Hijo
de Ernesto Lecuona Ramos, natural de Santa Cruz de Tenerife
(Canarias-España ) al igual que sus ascendientes
inmediatos, fue un hombre laborioso, que tuvo de su esposa
Catalina Carta Quintero, también tinerfeña,
otros seis hijos más.
Su
padre periodista, emigrante canario en Cuba como tantos
otros en la época, colaborador del semanario EL ENSAYO,
y director de EL SOL DE NIVARIA, suplemento del diario literario
LA IMPRENTA, marchó prontamente a la isla antillana,
como era norma habitual de aquella época de pobreza
y de caciquismo decimonónimo exacerbado, en la que
continuó ejerciendo su actividad periodística.
En
Matanzas, ciudad cubana fundada por naturales de La Laguna
de Tenerife, se residenció y allí dirigió
los periódicos, LA AURORA DEL YUMURI, EL BUSCAPIE,
EL CONSERVADOR Y EL CONSTITUCIONAl.
Recien
casado en Matanzas se traslada a La Habana donde continuará
con su notable labor periodística,
fundamentalmente como director del diario EL COMERCIO, POLITICO
Y MERCANTIL.
Hacia
1900, ya nacido su séptimo hijo y futuro músico,
al no encontrarse con buena salud decide trasladarse a Santa
Cruz de Tenerife, su ciudad natal, para descansar, donde
murió sólo ocho días despues de haber
llegado.
Ernesto
Sixto afectado por el fallecimiento de su padre se refugió
en sus aficiones musicales con el apoyo de su madre Elisa
Casado, la que tuvo un gran protagonismo en la carrera musical
de Lecuona.
Su
talento musical e interpretativo se manifestó desde
su más tierna edad, llegando a ser considerado "niño
prodigio" en 1901, en su ciudad natal de Guanabacoa,
y resaltadas sus cualidades por la publicación del
libreto El Fígaro.
En
marzo de 1931 Ernesto Lecuona, ya profesional, llega a Mexico,
donde alcanzó un rotundo éxito consecuencia
de sus excelentes interpretaciones bajo la supervisión
de Elisa Casado, llegando a dirigir, tras el fallecimiento
de su madre, un espectáculo de música cubana
integrado por notables músicos y artistas criollos
entre los que figuraba su hermana Ernestina.
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De izquierda a derecha: Ernesto Lecuona, Louis Lopez,
Rafael Palau, Alberto Bolet, Sol Pinelli, Buster
Keaton, Genero Palau, Raimondo Palau, Lorenzo Palau,
Philipe Palau, Felix Guerrero, Alfredo (Boca Chula)
Hernandez, y Fernando Diaz. |
Entre
octubre de 1933 y diciembre de 1934, periodo coincidente
con la caída de Machado y crisis revolucionaria subsiguiente,
Lecuona actuó con estruendoso éxito en México,
a través de sus numerosos conciertos, muchos por
radio, y representaciones teatrales en unión de otros
artistas cubanos. Allí dará a conocer obras
importantes de inspiración suya, que le darían
fama para la posterioridad como "María de la
O, Niña Rita, El Batey, Rosa La China, La Guaracha
Musulmana, Julian El Gallo, El Maizal, La Mujer de Nadie,
La Flor del Sitio y El Calesero", algunas convertidas
en género zarzuelero.
Regresó
a la Habana, bajo el estable régimen, aparente, de
Batista, con un álbum de canciones basadas en textos
de José Martí, obra que dedicó a su
amiga y excelente intérprete Esther Borja, haciéndose
pública el 26 de enero de 1935 en la Sociedad Lyceum.
.
En
ese mismo año Lecuona era acreedor de la admiración
y respeto a escala nacional e internacional y el gobierno
cubano lo condecoró con la Orden de Carlos Manuel
de Céspedes en el grado de Caballero.
Continuaron
los éxitos por el extranjero, Argentina, Estados
Unidos, España, países en los que dejaba plena
constancia de su más que experimentada profesionalidad
musical, como compositor o intérprete.
Cuando
el 1 de enero de 1959 triunfa la revolución cubana,
no se encontraba en Cuba y, sin embargo regresa a su Patria
ante la trascendencia de los hechos, según investigaciones
llevadas a cabo por Eusebio Reyes, licenciado cubano que
se publican en "Canarias en América, América
en Canarias", La Prensa de Tenerife (sábado
17 de abril 1999).
Nuevamente
en Cuba continúa trabajando y organiza tres festivales
en el teatro Auditorium, últimas actuaciones en escenarios
cubanos. Para esta fecha era indiscutiblemente un gran músico
internacional, especialmente a través de la popular
"Malagueña" o "María de la
O". Por ello, en junio de 1959, la Productora Fílmica
Continental SA., le propone realizar una película
sobre estos temas.
El
6 de enero de 1960 partió hacia los Estados Unidos,
posiblemente al ser objeto de "mal trato y consideración"
por parte del recien instaurado régimen cubano de
Fidel Castro, que vería en el gran músico
que dió fama mundial a Cuba, un prototipo burgués
del régimen precedente, donde, en Nueva York, habría
de cobrar algunos derechos de autor, no regresando más
a Cuba su tierra natal.
En
mayo de 1963 se econtraba en Tampa gravemente enfermo y
cuatro meses más tarde, por decisión facutaltiva,
viajó hasta la tierra de sus antepasados, Canarias,
desembarcando en Santa Cruz de Tenerife, ciudad donde su
padre había nacido, desde donde, poco después,
marchó hasta Málaga la ciudad en la que fue
homenajeado por sus famosas "Malagueñas".
Hallándose
en Barcelona para tratamiento médico se le recomendó
retornara al clima de Santa Cruz de Tenerife. En esta ciudad
atlántica se hospedó en el gran Hotel Mencey
donde parecía iba recuperando su
salud, pero el viernes 29 de noviembre de 1963, el gran
músico universal dejó de existir en la habitación
del famoso hotel tinerfeño que le dio acogida, no
sin ciertas reticencias de tipo económico sobre su
estancia, que tal vez aceleraron el desenlace fatal.
Enterrado
en el cementerio santacrucero, hoy, sin embargo, los restos
del pianista y compositor de las "grandes manos"
descansan en el de Westchester de Nueva York a la espera,
según noticias publicadas en el mes de abril de 2003,
de que el régimen cubano actual, culpable de su exilio,
cese para que se pueda cumplir su deseo: ser inhumado en
el cementerio Colón de La Habana. La pérdida
de este descendiente de "isleños" causó
consternación mundial, pero su extensa y variada
obra le mantendrá inmortal en todo los ámbitos
musicales del orbe.
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