Por:Mario
Torres
A Cuba le está tocando perder desde hace muchos años
y los hechos de más de un siglo ilustran esta afirmación.
En primer lugar, fue la última nación de liberarse
de España. Luego de esto y ya en la época de la
república, no tuvo suerte en tener gobiernos de buena voluntad
y de aceptación popular y la primera década del
siglo XX transcurrió entre gobiernos corruptos, descontento
popular, golpes de estado y ensayos de pequeñas tiranías
y como colofón y engañosa esperanza devenida mayor
castigo, desde 1959 hasta la fecha ha estado sufriendo una cruenta
y brutal dictadura como no ha habido dos en la historia. Ahora,
entre hambre, miseria, injusticia, represión, cárcel,
desesperación de un pueblo que prefiere morir en el mar
antes de hacerlo en su patria y escasez total de artículos
de primera necesidad en increible e indescriptible pesadilla,
la isla, carente de justicia dentro de su territorio, clama la
misma en la opinión pública internacional como una
llamada de S.O.S en un naufragio pero entre indiferencia, antimericanismo,
confusión, falsa propaganda e intereses comerciales, el
mundo está involuntariamente contribuyendo con Castro a
ahogar a su pueblo.
En España el tema de Cuba y de Castro poco le importa a
los españoles y la prensa española no hace ninguna
difusión de material que sea contra Castro quizás
porque los empresarios españoles son los primeros inversores
en la Isla o por el antiamericanismo que existe. Ellos piensan
que como Castro se enfrenta a los Estados Unidos es una gran persona
pero si algún chileno denuncia la dictadura de Pinochet
todo el mundo lo apoya. Es como si Castro tuviese comprado a los
medios de comunicación gastándose los ingresos que
recibe en espionaje en pagar a las grandes multinacionales que
controlan el poder para que hablen bien de él. Por otro
lado, los partidos políticos españoles como el PSOE
e Izquierda Unida lo apoyan completamente y ahora el PSOE, para
más desgracia, está en el poder. Este es realmente
un panorama cínico y canalla que asfixia a la patria cubana
coronado por la reciente vergonzosa decisión de la Unión
Europea de totalmente apoyar la dictadura caribeña obviando
las violaciones constantes de los derechos humanos en el país
e ignorando el grito de justicia, el clamor de libertad y el deseo
y derecho a una vida mejor del pueblo cubano. Esta decisión,
sin embargo, y como lección a los que la tomaron, fue "elogiada"
con muy poco agradecimiento por su beneficiado, lo que una vez
más muestra su baja calaña.
Como si esto fuera poco, los Estados Unidos no mueven ni han movido
un dedo en favor de la causa cubana, como si estuvieran de acuerdo
con su presidente y han sido por completo indiferentes ante el
sufrimiento del pueblo de la isla con la única meritoria
concesión de dar abrigo a los miles de exiliados que huyen
de Castro.
Otra sorda farsa es el periódico análisis de los
derechos humanos en el mundo donde siempre se le perdona la vida
al régimen totalitario cubano, se pasa por alto el enseñamiento
hacia los presos políticos y se considera a la disidencia
como un grupúsculo sin ideales ni razones.
Finalmente, los paises Latinoamericanos, inmersos en su mayoría
en las profundidades de sus malas democracias, sin conocer algo
peor, permeados de un ancentral antiamericanismo y en total ignorancia
y desinformación de la terrible vida que se lleva en la
isla, ven al sistema cubano como una alternativa a sus miserias,
como algo diferente, como el vengador al cruel gringo que llevan
en sus mentes, catalogando al sufrido exilio cubano como una pérfida
mafia y sin deseos de ser convencidos de lo contrario.
Todos estos factores llevan la causa y las esperanzas de Cuba
a un callejón sin salida y a nuestra patria, una vez más
en cientos de años de fallidos intentos de soberanía,
a cumplir el papel de despreciada Cenicienta.
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