El Veraz 
Portada
Audio y Video
Los 10+
Raíces
La otra Cara
Documentos
Reconciliación
Estadísticas
Victimas Cubanas
Galería de Puerto Rico
Isla del Encanto
Galería de Cuba
La del Turista
La del Cubano
Rostros Cubanos
Nostalgia Cubana
Búsqueda
Buscar en ¨El Veraz¨
Internacionales
Sitios de Puerto Rico
Sitios de Cuba
Artículos anteriores
Artículos anteriores
Divulgue la verdad
Imprimir Articulo  
Envie Articulo  
A Favoritos  
| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

Monologo del Diablo

POR MARIO J TORRES


Admito que en ocasiones he tenido infulas de ser dueño del mundo y una casi constante sensación de inmortalidad. Ahora reconozco que fueron locas ideas inherentes a la juventud porque al pasar de los años, me enfrento a la dura, frustrante y a veces increible realidad de sentirme viejo, cansado y de ver la muerte como algo real y cercano pero eso nunca no podré dar a entender ni a conocer en público porque sería una gran debilidad. Lo que si no puedo negar que me siento realizado en mi vida, he hecho lo que he querido, he sido respetado, admirado, amado, odiado, temido, adulado, tratado como ser superior y a esto último me he acostumbrado y no niego que me gusta hasta el punto de que con la fortuna que he acumulado pudiera irme de Cuba, cambiar mi identidad y disfrutar de una nueva vida en los años que me quedan pero no me acostumbraría nunca a que no me dijeran más comandante, a no mandar y dirigir el país; me sentiría muy solo en realidad. Eso se lo dejo entonces a mi familia y descendientes, que se están ya preparados para hacer una nueva vida en el extranjero cuando yo no esté o si el país lamentablemente cambiase de rumbo.

Esta vida, aunque ha sido de sacrificios, presiones, mucho trabajo y privaciones por la seguridad personal y las difíciles tomas de decisiones, para mi ha sido también de placeres, no solo el de mandar sino el de comer las mejores comidas y beber los mejores vinos y tener lo mejor de lo mejor como el más exigente millonario y por cierto, es verdad que no me había dado cuenta que soy uno más.

Inicialmente, no tenía ideales claramente definidos, solo los de un rebelde sin causa con deseos y capacidad de liderazgo, pero luego me di cuenta que la causa lo es todo y es lo que te hace destacar y eso era lo que yo quería sobre todas las cosas. Ser escuchado, admirado, ser importante, célebre y pasar a la historia recordado como alguien. Es como jugar para un equipo o para otro y ser bueno. Por eso fui oportunista, en un final la política es siempre sucia, y aparte de mi interna y secreta quizás envidia o celo por los americanos la cual a estas alturas no me la he podido explicar, vi la posibilidad de una causa en aquel campo socialista que se enfrentaba a los norteamericanos en una guerra fría en la que yo podría ser protagonista también. Decidí entonces seguir esa causa.

Tal vez, en un momento dado, vi la injusticia en mi pueblo y tuve ideas de ser justo. Tal vez, en un momento dado, quise el bien para los cubanos y arreglar el país. Posiblemente en los primeros años pero no ser como luego fui me hubiera condenado a ser un mediocre y no el famoso testarudo y atravesado que soy ahora. Además había que ser implacable y tomar partido sin ser tan nacionalista. Eso hubiera sido muy aburrido para mi, por lo que apliqué la regla de destacarme en ese ideal costara lo que costara y cayera quien cayera aunque no lo sintiera de corazón y supiera que era un fracaso pero eso garantizaría mi inmortalidad y haría mi vida.

Las cosas me han salido bien y he eliminado a todo el que ha representado un obstáculo para mi. Me puedo jactar que me he burlado de mis enemigos y de mi infalible e invicto sistema de seguridad y contrainteligencia y además de mi condición real de rey de una intriga que siempre puesto a mi favor. Tengo espías e informantes dentro de la isla y en todo el mundo y la clave del éxito es mano dura sin compasión y sin concesiones. La historia lo prueba que es así. No me pesa nada en la conciencia, ni las falsas promesas y plazos, ni las mentiras, ni los presos, ni los fusilados, ni los ahogados, ni el sufrimiento del pueblo, ni haberme mezclado con terroristas o narcotraficantes. Una vez que se entra en esta lucha no hay cabida para una marcha atrás, ni para remordimientos, escrúpulos o blandenguerías. No me considero un asesino, ni un monstruo. Soy un revolucionario y los revolucionarios no reparan en las formas para llegar a sus fines. Toda muerte, injusticia o sufimiento está justificada por la causa.

Se que he destruido al país y a tres generaciones de cubanos. Se que nadie está conmigo; todos están chantajeados, sobornados, comprometidos u obligados como pasa con casi todo el pueblo, pero no me importa ni lo uno ni lo otro. Debo cumplir mi objetivo en la vida de morir como he vivido siendo siempre intransigente con el ideal que escogí y así seré recordado.

La sucesión de mi sistema la tengo cuidadosamente preparada con todas las variantes posibles como en juego de ajedrez. Vivo para eso en realidad aunque Cuba no me importa después que muera. Lo que quiero es que mientras viva, yo pueda cumplir mi misión de no dar mi brazo a torcer con mis enemigos del exilio en Miami y con los opositores que tengo aquí a los cuales no les permitiré reunión legal ni nunca los reconoceré oficialmente, por el contrario los iré eliminando a todos poco a poco.

A la opinión pública internacional, la seguiré engañando con mi cabildeo en España y otros paises y con mi propaganda, siempre con la ayuda del antiamericanismo, las malas democracias y las recientes tendencias socialistas encabezadas por mi amigo Chávez para así ganar tiempo y ver de nuevo otro campo socialista que nos de oxígeno. También, el petróleo en la isla nos pudiera ayudar aunque quizás provocara malas intenciones en los Yankees, pero eso siempre lo sabría manejar en su momento.

Los que muchos se preguntan: ¿Por qué los americanos no se "mandan" conmigo? ¿ Me tendrán miedo o soy tan insignificante para ellos que no les importo? Seguro que hay un poco de cada cosa porque ahora, por un lado, recuerdo lo de los hermanos al rescate pero a la vez veo que ya estoy solo sin Unión Soviética por lo que les soy menos peligroso pero...
¿Quién sabe si mi intriga mayor y mi principal secreto sea haber hecho un pacto con mis más acérrimos enemigos?


Inicio | Puerto Rico | Cuba | Internacionales | La otra Cara | Cartas de Cuba | Conózcanos
© Fecha de Fundación 30 de Julio 2003 El Veraz - Derechos Reservados