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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
Cuba: La Cultura bajo el ojo inquisidor del Estado

Por Adalberto Ransell Levis

El largo proceso de acrisolamiento étnico y cultural que se opera en la Isla desde inicio de la conquista española, hasta el fin de la República capitalista, determinaron el carácter e identidad de la nacionalidad cubana. Si lo esencial de estos valores pertenece a esa etapa; no se puede soslayar que estos constantemente son recondicionados y redefinidos.

Al nacer la "Revolución" del 59 se produjo un brusco rompimiento con gran parte de la herencia cultural; La masificación de la enseñanza y la cultura fueron instrumentos insustituibles para lograr profundos cambios en la psicología de masas, los que a su vez facilitaron la homogeneización de la sociedad, la pasividad de esta y la aceptación sin cuestionamientos de las ordenanzas unipersonales del Jefe Supremo.

La sustitución de valores se profundiza a medida que van desapareciendo las antiguas estructuras socioeconómicas. Muchas de las formas en que se manifestaba el espíritu folclórico y religioso del pueblo, fueron consideradas nocivas para la sociedad, por estar en pugna con los conceptos "marxistas"; tanto que en el proyecto pedagógico, político e ideológico del gobierno, viene a ser del Ateísmo y del Comunismo Científico puntales para conseguir el adoctrinamiento e idiotización de las masas; y a su vez para lograr la deconstrucción de los moldes que estuvieron enraizándose y consolidándose durante gran parte del pretérito cultural. Así las abundantes procesiones religiosas que hasta los primeros años de la década del 60 eran notorias por toda la geografía nacional; ya a finales de la misma década e inicios de la próxima constituían parte de un pasado de oscurantismo, compartieron el mismo destino las fiestas Patronales, la fiesta de la Navidad, la Nochebuena, las imágenes católicas también desaparecieron de lugares públicos. Los cómics norteamericanos y las películas de Hollywood fueron siendo reemplazadas por los cómics y películas de la URSS y países del Este Socialista, las modas y las prendas de vestir se convirtieron en signos ideológicos, por ejemplo: usar jeans, el pelo largo, raparse, escuchar a los Beatles, a Julio Iglesias, Camilo Cesto, Rafael, José Feliciano... oír emisoras extranjeras...fue un pecado. Los transgresores del ideario oficialista, automáticamente comenzaban a padecer el síndrome de la marginación social, prohibiéndosele ejercer la pedagogía, ocupar cargos administrativos, económicos, políticos y de masas, los estudiantes sintomáticos, les vedaban gran cantidad de carreras universitarias, por doquier se encontraban vallas recordando que "la universidad es para los revolucionarios". A pesar que el gobierno ha tenido que hacer concesiones de principios, a causa de los cambios geopolíticos que ha vivido el planeta en los últimos decenios, aún persisten algunos de aquellos rasgos.

La forzada canonización establecía límites sin ambigüedad. Fidel Castro en sus tristemente célebres "Palabras a los Intelectuales" proclamó: El arte es arma de la revolución. Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada; con el tiempo hizo efectiva la frase. Quienes se resistieron fueron obligados al exilio; Cabrera Infante, Novas Calvo, Carlos Franqui, Lidia Cabrera, Gastón Baquero, Jorge Mañach... Los que decidieron quedarse en la patria sin hacer concesiones se les condenó al ostracismo intelectual y social. Lezama Lima, Dulce María Loynas y Virgilio Piñero sólo son algunas de las víctimas que a lo largo del tiempo vinieron a trenzarse con otros; Padura, Reinaldo Arena, María Elena Cruz, Zoe Valdés, Juan Carlos Recio, , Gumersindo Pacheco, Adalberto Rodríguez Rangel, Willy Chirino, Celia Cruz, Albita Rdguez, Sandobal, Paquito D` Rivera... Pudiera decirse que desde los año 60 hasta hoy, ha ido transcurriendo la larga Noche de San Bartolomé para los intelectuales y artistas cubanos.

Prácticamente en la Isla ningún hecho artístico-literario puede alcanzar una dimensión de masas, sin tener la colaboración de las instituciones, que patrocinadas por el Gobierno y el Estado poseen la totalidad de los medios de difusión masiva, así como fondos para sus proyectos. Si los intereses del Estado se abrieran a las ideas expuestas y construidas libremente por los creadores, todo se entrelazaría en un vórtice que habría de ancharse y buscar altura, trayendo satisfacción y beneficios. Contrariamente en la Isla se ha aplicado una política que sólo deja los goznes abiertos a la censura y a la autocensura, y que se afianza en un totalitarismo solipsista. De ningún modo la conciencia de un hombre puede ser conciencia general. Por ello, lejos de sincronizar la idea "absoluta", antagóniza con las demás, ahogándolas por la fuerza y subviertiendo la verdad para convertir a los sujetos en objetos manipulados y tristemente sumisos. Es cierto “que un esclavo consciente de su situación servil, ya es sólo un esclavo a medias”, pero no deja de serlo y es más sufrida, más lacerante, más dolorosa su pena.

El servilismo no es una enfermedad biológica o un mal congénito; al hombre le pueden reducir por la fuerza bruta y salvaje, anquilosándole la mente o combinando los métodos. Un buen jugador es quien crea las reglas del juego y al mismo tiempo juega y es juez y respeta, y si ya es malsano porque hace del juego la trampa y de ésta su fortuna y de ella el poder y la fuerza y con todo, mordazas; deja de ser hombre para hacerse bestia y hacer bestia a los demás.

Fidel Castro y su gobierno han conseguido hacer de las instituciones culturales un arma para el harakiri, inhibiendo la restitución del ser y el ejercicio pleno de la identidad ( creando asalariados dóciles al pensamiento oficial, "becarios" que -han vivido- y viven al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas). Si creemos que nadie con derecho a opinar libremente, debe tener la libertad de vedar la opinión ajena, entonces coincidimos que todo ostracismo debe ser deshecho. El verdadero arte de ningún modo puede ser “Arma de la revolución”, sino alma del creador, y de él la espada y el lirio y todo y más, y nunca una sola cosa, y no ha de servir a intereses ajenos, sino que ha de servir, pues cuando su estocada no es fiel a sí, al matar, muere.

La actualidad cubana presenta a un creador literario y artístico que en la mayoría de los casos expresa en círculos oficiales lo que de modo alguno tiene correspondencia con sus ideas más íntimas, las que sí puede y plantea donde el otear del ojo inquisidor no está presente. Esa paradoja, contestatario-oficialista le ayuda a mantenerse vinculado a las instituciones que lo promocionan, para formar parte de la "dinámica" vida cultural del país. Recibiendo a cambio loas de unos (los oficialistas) y de los otros (los disidentes). Banderas opuestas en manos de un hombre no dignifican, deshonran. El síndrome del eco desvanece a la libertad y a la creatividad espiritual, todo ello irremediablemente enferma a las ciencias sociales, al periodismo, y por contagio a los demás medios de comunicación, volviéndose todo una “representación mecánica de la realidad social, de una inexistente sociedad ideal, casi sin conflictos, ni contradicciones, y simplificando al grado lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionario”.

Cuba esta despertando, muchos son los que ya no suplican, ni tiene las rodillas encorvadas, hay hombres y mujeres que se enorgullecen por saber que “en la Cuba profunda escriben(...), sin compensaciones, en claves de anacoretas, tercamente, en los andamios de una sociedad civil”. Es verdad que el costo es grande, Cuba es el país en que existe la mayor cantidad de intelectuales en prisión, el primero por habitantes en cuanto a periodistas encarcelados con 29.

Ni Saramago, ni Sabina, ni Aute, ni los muchísimos intelectuales que han firmado recientemente una carta a favor del régimen cubano parecen conocer la regla de oro


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