Por
Elvira Dominguez
Enrique
Jorrín, el creador del chachachá, nació el
25 de diciembre de 1926 en Pinar del Río hijo de Miguel
Jorrín natural de Bolondron en Matanzas y Mercedes Oleaga
natural de Cabañas. En 1930 a la edad de 5 años
su familia sin embargo, se trasladó a la Habana siendo
el muy chico y fue en el barrio del Cerro donde el compositor
y violinista pasó el resto de su vida.
Este
barrio, lleno de antiguos casonas, vio transcurrir por su angostos
callejones, la vida de Enrique Jorrín, desde sus primeras
letras hasta sus éxitos internacionales. Lo vio ir al conservatorio
y después como integrante de diferentes agrupaciones, seguramente
lo escuchó componer los muchos danzones que fluían
de sus inspiración.
Su
educación musical comenzaría en el conservatorio
de música de la Habana, tocando el violín junto
a la orquesta del instituto Nacional de Música, dirigida
por González Mantici.
Su
contacto con la música popular de Cuba ocurriría
cuando ingreso en la orquesta de Danzón de los Hermanos
Contreras.
El
viejo barrio y sus habitantes fueron testigos de la ascendente
carrera del joven músico desde sus primeros trabajos como
profesional hasta los días en que entra a formar parte
de importantes agrupaciones como la famosa orquesta de Arcaño
y sus Maravillas, junto a Orestes López y su hermano Israel
"Cachao" López. ..
Estos
músicos se convertirían en unos de los más
importantes innovadores de la música Cubana. Además
de convertirse en los difusores del nuevo ritmo "Chachachá"
serían los responsables de la creación del "Mambo".
El
chachachá como todo género realmente popular no
nació de la nada. Se originó como un proceso de
evolución y de experimentación de Enrique Jorrín
con el danzón.
Durante
sus años mozos, lo único que Jorrín componía
eran danzones, que al principio respetaban todos los cánones
musicales propios del género pero que después, poco
a poco, se iban permitiendo pequeños cambios que los acercaban
cada vez más al chachachá. El Chachachá surgiría
del desarrollo del viejo Danzón Cubano, una versión
más lenta del "Mambo".
Una de las más importantes fue la conformación de
un trío de cantantes que entonaban al unísono el
tema de la composición y que le darían ese tono
tan característico al nuevo género.
El
nombre con el que originalmente Enrique Jorrín llamó
a sus experimentos fue neodanzón. No era evidentemente
un nombre muy atractivo, pero nos habla de lo que el compositor
pensaba de su nueva creación. Lo
que Enrique Jorrín componía, según él,
no eran sino danzones que su creatividad modificaba.
El nombre que todos conocemos nació con ayuda de los bailadores,
cuando al inventarse el baile que se acoplaba con el ritmo, se
descubrió que los pies marcaban un sonido peculiar al rozar
el suelo, precisamente en tres tiempos seguidos, cha - cha - chá,
y de ahí, de ese sonido, nació, por onomatopeya,
el nombre que despierta en todo el mundo las ganas de mover los
pies, el chachachá.
Jorrin dice sobre este género:
"Construí
algunos danzones en los que los músicos de la orquesta
hacíamos pequeños coros". Gusto al público
y tome esa vía. En el danzón "Constancia"
intercalé algunos montunos conocidos y la participación
del público en los coros me llevó a hacer más
danzones de este estilo. Le pedí a la orquesta
que todos cantaran al unísono. Así se lograron tres
cosas que se oyera la letra con más claridad, más
potente y además se disimulaba la calidad de las voces
de los músicos que en realidad no eran cantantes.
En 1948 cambie el estilo de la canción mexicana de
Guty de Cárdenas: "Nunca". La primera parte la
hice en su estilo original y a la segunda parte le di un sentido
diferente a la melodía. Gusto tanto que decidí independizar
del danzón las dos ultimas partes, o sea el tercer trío
o montuno".
El 8 de mayo de 1954 funda su primera y propia orquesta al frente
de esta se presento en mas de 30 ocasiones en México, creando
en este país una afición amplísima por el
nuevo ritmo, visito mas de 20 países haciendo presentaciones
de amplia aceptación popular.
Como el mismo Enrique Jorrín, lo describía, el chachachá
es un baile intermedio, ni muy despacio, ni muy rápido,
lo que permitió al ciudadano común desplegar, sin
prejuicios, sus normalmente limitadas capacidades dancísticas
y al mismo tiempo disfrutar de la música.
Alrededor
de la mitad del siglo, Enrique Jorrín, era un joven que
da a conocer "La engañadora", fruto de sus experimentaciones
con la forma, la melodía y el ritmo del danzón.
De ahí en adelante y con el auxilio de otras composiciones
del mismo estilo, el nuevo ritmo que la gente llamó chachachá,
conquistaría contundentemente a los oyentes y bailadores.
En muy poco tiempo todo el continente estaba bailando, con diferentes
grados de sabrosura por supuesto, el majestuoso chachachá.
LA
ENGAÑADORA
A
PRADO Y NEPTUNO,
IBA UNA CHIQUITA
QUE TODOS LOS HOMBRE LA TENIAN QUE MIRAR
ESTABA GORDITA,
MUY BIEN FORMADITA
ERA GRACIOSITA EN RESUMEN COLOSAL
PERO TODO EN ESTA VIDA SE SABE
SIN SIQUIERA AVERIGUAR
SE HA SABIDO QUE EN SUS FORMAS
RELLENOS TAN SOLO HAY
QUE BOBAS SON LAS MUJERES
QUE NOS TRATAN DE ENGAÑAR,
ME DIJISTE
YA NADIE LA MIRA,
YA NADIE SUSPIRA
YA SUS ALMOHADITAS NADIE LAS QUIERE APRECIAR (bis) |
Manolo
Maylán (un famoso trasvesti cubano) fue la inspiración
del famoso chachachá, “La Engañadora”.
Maylán fue objeto en la ciudad de Miami de un ``incidente
de confusión'' por parte de un ciudadano norteamericano
que, cautivado por sus ``virtudes femeninas'', le propuso
matrimonio.
Al
enterarse de la verdad, el confundido pretendiente la
quiso emprender a tiros contra Maylán. El suceso
se produjo en 1953 y fue recogido por la prensa habanera
como ``un drama pasional''. ``En realidad fue más
un escándalo que la prensa trató de explotar
en Cuba, pero se dijeron muchas cosas inciertas entonces,
simplemente se trataba de un hombre confundido'', manifestó
Maylán. |
Otros
importantes temas a destacar son "El alardoso",
"El túnel", "Nada para ti",
"Osiris" y "Me muero".
A
continuación otras orquestas se deleitarían
con este ritmo incorporándolo a su repertorio,
entre estas destacar La Orquesta Aragón y el flautista
José Fajardo, quienes desempeñarían
un papel importante en la popularización del Chachachá.
El "Chachachá" llegaría a Nueva
York convirtiéndose rápidamente en unos
de los ritmos de preferencia de los bailadores.
Son
muchas las composiciones ha destacar entre ellas el famoso
"Oye como va" de Tito Puente, "Watermelon
Man" de Mongo Santamaría, "Bésame
Mama" de Poncho Sanchez, "Café"
de Eddie Palmieri, "Hachero pa’un palo"
de Arsenio Rodríguez y su Conjunto, "Guajira
Soul" de Ray Barreto, "Al Vaiven de mi Carreta"
de Orquesta Aragón o "Chacha Gabriel"
de Jimmy Bosch, entre tantos.
El
chachachá comenzó a crear sus propias imágenes
y mitos gracias al trabajo de múltiples compositores
principalmente
cubanos y mexicanos que contribuyeron a ello. Como ejemplos
tenemos al mexicano Ramón Márquez con sus
"Clases del chachachá", a Richard Egües
con su inefable "Bodeguero", a Jorge Zamora,
el popular Zamorita con "La basura" y "Señor
Juez", además de Rosendo Ruiz, hijo, que con
su "Rico Vacilón", y por supuesto con
"Los marcianos", lograron mantener al chachachá
en la mente popular.
El
chachachá es un ritmo y un sonido que con más
de cuarenta años de vida se mantiene más
que saludable, lleno de vida y energía. Con un
vigor que sólo puede dar el ritmo cálido
y apasionado del trópico.
En
1980 junto a Rosendo Ruiz recibe la medalla Latinoamericana
y diploma del cincuentenario de la industria Mexicana
de los fonogramas. Varios fueron los conocimientos entregados
en distintos distritos Mexicanos, además del resto
de países visitados de los cuales siempre algún
reconocimiento trajo a su Cuba natal.
Desafortunadamente
el creador del chachachá ya no está con
nosotros, muere en La Habana en 1987, pero nos ha dejado
como legado su música y el recuerdo de su amplia
sonrisa que iluminaba con su alegría el mundo.
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