Por
Jay Martínez
Claudia Marquez Linares: en Hora Buena! Con tan solo 18 anos comenzó
su lucha opositora y a los 22 su trabajo periodístico criticando
al régimen cubano. Sus artículos y crónicas
le dieron la vuelta al mundo y fueron publicados en importantes
medios de comunicación de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Siendo
tan joven, mujer y madre nunca le tembló la pluma a la
hora de denunciar los atropellos y violaciones a los derechos
humanos perpetrados por el gobierno de Fidel Castro. Ni la persecución
ni las amenazas la amilanaron a pesar de que sus colegas más
cercanos habían sido condenados hasta a 20 anos de cárcel
por denunciar la verdad de lo que ocurría en la Isla.
Después
de la primavera negra de marzo de 2003 durante la cual todos sus
archivos periodísticos fueron confiscados y la espada de
Damocles de la Ley 88 o Ley Mordaza pendía sobre su cabeza
sobrevinieron los meses más tensos y a la vez de mayor
creatividad periodística de la joven comunicadora. Para
la mayoría de los periodistas independientes que quedaban
en libertad resultaba un reto. La mayoría de sus colegas
se encontraban en las mazmorras del régimen sufriendo en
carne propia los rigores de los interrogatorios y las penurias
de las prisiones castristas.
A
pesar de todas las vicisitudes su mayor desafió al régimen
fue editar el tercer numero de la Revista De Cuba seis meses después
de la ola represiva. Llegaba la hora de denunciar y sobretodo
hacer saber a través de una revista que circulara dentro
de la Isla todos los atropellos que había cometido la Seguridad
del Estado cubana contra sus colegas periodistas y contra los
opositores pacíficos que también habían sido
condenados.
La
revista constituía una manera eficaz de llegar a gente
de pueblo que nunca se entero a través de los medios oficiales
las violaciones a los derechos humanos perpetradas por la policía
política contra estas personas inocentes y que solo tenían
como arma de defensa la fuerza de la palabra y la fortaleza de
su pluma.
La
reacción de la policía política no se hizo
esperar. La arrestaron y la sometieron a interrogatorio y la amenazaron
con la cárcel y con perder a su pequeño hijo Cristian
de ocho anos. Una semana después un artículo de
la joven periodista se publicaba en el New York Times denunciando
el monopolio gubernamental en relación a las inversiones
extranjeras en Cuba.
Pero
el amor de madre definitivamente la venció. En marzo del
2004 decidió pedir refugio político ante la Embajada
de Estados Unidos en La Habana pues su seguridad personal y su
vida profesional corrían peligro en la Isla.
Claudia
llego al exilio el pasado 2 de junio y esta residiendo en Naples,
Florida.
Nosotros,
le damos la bienvenida a esta cubana valiente que desde tan temprana
edad tuvo el valor y el coraje de enfrentarse al régimen
dictatorial de Cuba. La hoja de servicio de esta cubana de estirpe
habla por si sola y no hay dudas que es un orgullo para todos
los cubanos.
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