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Jay
Martinez es Director del Programa Radial Magazine
Cubano en Puerto Rico y Editor de la Revista
Semanal Cubana OPOSITOR .
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Jay
Martinez
jay@coqui.net
¿Es feliz el cubano? Yo me atreveria
a decir que no. Ni los que estamos aqui y somos libres
ni los que estan en la Isla subyugados. No importa el
nivel de vida que podamos alcanzar en el destierro, los
triunfos económicos ni las comodidades. Al noventa
y nueve por ciento de los cubanos siempre nos queda ese
sin sabor en la boca y en lo mas profundo de nuestro ser
que nos hace exclamar: “!Si todo esto lo pudieramos
disfrutar en Cuba!”.
El sueño de regresar al barrio donde nacimos, compartir
con nuestros vecinos, los amigos de la infancia, la añoranza
de nuestras playas, nuestro unico paisaje, las palmas,
la escuela, el cine, en fin, todo lo que nos rodeaba se
mantiene muy vivo en nuestros corazones.
Para muchos compatriotas, Cuba es un recuerdo traumático
porque perdieron familias o estuvieron en la carcel por
muchos años. Hubo profesionales que fueron obligados
a realizar trabajos en la agricultura para de esta forma
humillante poder salir de Cuba. Otros, despues de tenerlo
todo, tuvieron que salir y comenzar desde cero con familias
y niños pequeños.
Existen cubanos que dicen: “Ya yo me adapte al exilio.
Me tomo algun tiempo al principio pero despues me acostumbre”.
Aqui me quiero detener. No es lo mismo adaptarse que acostumbrarse.
Cuando uno se adapta y asimila otra cultura, algo que
es dificil para los cubanos porque somos muy nacionalistas
y apegados a nuestras raices, uno se olvida totalmente
de su punto de origen, cambia sus gustos por las comidas,
la manera de hablar y de pensar.
Pero me atreveria a asegurar que los cubanos, en su mayoría,
la conformidad y la adaptacion la falsificamos porque
en el fondo de nuestros corazones sabemos que no pertenecemos
a ningun otro sitio que no sea Cuba.
Para los de mi generacion, los que nacimos bajo la dictadura
y que solo conocimos miseria y represión, tambien
Cuba es un recuerdo triste a pesar de que no tenemos un
marco de referencia pues no vivimos la esplendorosa Cuba
anterior al 59. Sufrimos renegar de nuestras creencias
religiosas, sufrimos la doble moral y la separacion de
la familia por motivos politicos.
Sin embargo, con el pasar de los años, en el exilio
nos percatamos que aún así, bajo la tiranía
de la nostalgia y la distancia, nos damos cuenta que el
amor por la tierra donde se nace perdura en nuestros recuerdos
sin importarnos el bienestar material que hayamos podido
alcanzar.
“El que no tiene patria no tiene nada’’,
nos lego Francisco Vicente Aguilera para indicar que el
cubano es solo patria y por tanto solo Cuba. Una prueba
de este pensamiento es que no importa el nivel de tortura
o persecución a que fuimos sometidos o los años
encarcelados o el hambre y la necesidad que pasamos en
nuestra amada patria, después que logramos salir
al exilio y pasa solo un período de tiempo de 3
a 6 meses a todos nos pasa igual, sufrimos el sindrome
que le llaman los americanos Home Sick, que en buen cubano
no es otra cosa que el famoso “Gorrion’’,
un estado emocional que nos condena a permanecer tristes
y melancolicos y, en el caso de los cubanos, suspirar
por Cuba a cada segundo.
Luego
de vivir la abundancia material que nos rodea en el exilio
añoramos los olores, los colores y hasta los sabores
de nuestra tierra. Recuerdo una vez que hablaba con mi
madre de 88 años y con mucha nostalgia me dijo:
“No todo en la vida es comida, ropa y aire acondicionado”.
Obviamente ella se referia
como mujer madura que habia vivido varios gobiernos en
Cuba antes del 59 y luego la tirania de Fidel Castro,
a que el precio que pagamos por ser libres es demasiado
alto y aun mas cuando vivimos la imposibilidad de poder
volver, aunque sea de visita, porque reconocemos que en
Cuba hay una dictadura y luchamos desde el exilio por
una futura democracia en la Isla.