por
Dr. Eduardo Zayas-Bazán
Professor Emeritus
East Tennessee State University
De
todos es conocido el terrible perfil psicológico de Fidel
Castro, el tirano que durante casi medio siglo ha logrado, a
base del terror, la represión, y métodos brutales,
mantenerse en el poder en Cuba. Su patología se basa,
en parte, en una dualidad, consecuencia de un sustrado de identidad
desde su nacimiento: un doble nombre, doble hogar, doble familia,
y doble identidad.
El
padre del dictador, el gallego Angel Castro Argiz, nacido en
la aldea de Láncara, cerca de Lugo, en 1875, era un simple
campesino rural al que un residente de La Coruña pagó
para que lo sustituyera en la guerra de Cuba. En la isla, según
reporta Carlos Márquez Sterling en su "Historia
de Cuba", Castro padre formó parte de la columna
española, dirigida por el comandante Cirujeda, que atacó
y mortalmente hirió en combate al Titán de Bronce,
Antonio Maceo, el 7 de Diciembre de 1896.
Después
de la derrota española en la guerra, don Angel decidió
quedarse en la isla y hacer fortuna allí. Para salir
de la pobreza típica del inmigrante, ejerció todo
tipo de trabajos. Con la ayuda de otro coterráneo canario,
Fidel Pino Santos, logró alquilar parcelas a la United
Fruit Company y comenzó a adquirir más y más
tierras, convirtiéndose en un rico terrateniente, pero
con una reputación de ser implacable y violento en sus
negocios, sobretodo con los humildes trabajadores que importaba
de Haití para las labores agrícolas. Ya convertido
en un rico miembros de la alta sociedad de Banes, don Angel
contrajo matrimonio con la maestra María Luisa Argota,
instalándose en Birán, y teniendo dos hijos.
Años
después llegó a Birán una nueva sirvienta
con una hija analfabeta de 14 años, Lina Ruz. Pronto
Don Angel estableció una relación extramarital
con ella y tuvieron una primera hija, Angela, que fué
llevada al bohío de la madre de Lina. Nació un
segundo hijo, Ramón, y ya los rumores de la infidelidad
de su marido llegaron a los oídos de María Luisa
Argota, que abandonó la casa de Birán y se mudó
a Santiago de Cuba con sus hijos.
Lina
Ruz se instaló entonces como la nueva señora de
la casa, y dió a luz, el 13 de Agosto de 1926, a un tercer
hijo, al que don Angel puso el nombre de su amigo y socio en
los negocios: Fidel. Como María Luisa Argota ya le había
planteado el divorcio y reclamado la mitad de sus tierras, don
Angel simuló estar arruinado y traspasó las propiedades
a su socio Fidel Pino Santos. Para acallar rumores y ocultar
la existencia de los hijos ilegítimos, decidió
enviar a los niños a vivir con sus amigos, el cónsul
haitiano en Santiago, Hippólite Hibbert, y su esposa
Emercianne. Fidel tenía entonces 4 años. A esa
temprana edad, que tuvo que adaptarse a tener dos familias,
dos parejas de padres, dos hogares, a lidiar con su condición
ilegítima, creando hondos conflictos psicológicos.
Dos años después, cuando fué enviado como
interno al Colegio de La Salle, sus condiscípulos lo
humillaron repetidamente por su origen bastardo, por tener como
madre a una criada analfabeta, y por no estar bautizado, llamándolo
"judío". El niño se juró que
algún día se vengaría de todas estas humillaciones.
Cuando tenía 8 años, al fin fué bautizado,
teniendo a la pareja haitiana de padrinos, y apareciendo en
el acta oficial de bautismo como Fidel Hipólito Ruz,
sin mención de Angel Castro como su padre. No fué
sino hasta 1940 que don Angel y Lina al fin legalizaron su unión.
Tres años después, el 11 de Diciembre de 1943,
al fin Fidel fué reconocido como hijo legítimo
de don Angel Castro, cuando ya tenia 17 años. Fidel Hipólito
Ruz al fin podía llamarse Fidel Alejandro Castro Ruz.
Pero las humillaciones sufridas durante los primeros años
de su vida dejarían una huella imborrable, ansiosa de
venganza, en su atormentada mente.
Después
de su tardío reconocimiento como hijo legítimo,
el adolescente Fidel Castro al fin pudo incorporarse de lleno
a su familia. Se trasladó de Birán a La Habana,
matriculándose en el jesuita Colegio de Belén,
uno de los más prestigiosos de la capital. Allí
comenzó a destacarse académicamente, pero al mismo
tiempo, a mostrar su insaciable ambición de poder. En
Belén, uno de sus condiscípulos fué un
ex-vecino de Banes, Rafael Díaz-Balart, con cuya hermana
eventualmente contrajo matrimonio.
Después
de graduarse en Belén, Castro se matriculó en
la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana, dónde
rápidamente se involucró en el activismo estudiantil,
haciendo un inteso debut en el panorama político de la
isla. Aquí comenzó su época de "gatillo
alegre", con una reputación de gángster,
de aventurero violento, de matón. Todo esto culminó
con su participación en el nefasto "Bogotazo"
de 1948, adonde fué supuestamente para infiltrar los
movimientos estudiantiles universitarios de América Latina.
Este evento concluyó con revueltas, y el incendio de
la capital colombiana después del asesinato del líder
del partido liberal Eliecer Gaitán.
Según
el biógrafo de Castro, el francés Serge Raffy,
al regreso de Castro de Bogotá fué que se produjo
en La Habana el fatídico encuentro con el agente soviético
Fabio Grobart, que determinaría su afiliación
política para siempre. Raffy sostiene que la ideología
marxista de Castro tuvo su origen en esa fecha. Fabio Grobart,
uno de los fundadores del antiguo Partido Comunista de Cuba,
era un judío polaco enviado por el Kremlin a América
Latina para reclutar agitadores "anti-imperialistas"
que para despistar, simularan ser anti-comunistas y tuvieran
una imagen pública como tal. Y Castro, con su engañosa
imagen de revolucionario humanista, que ocultaba su activismo
violento y métodos brutales, era el candidato perfecto
para la tarea, ya que poseía la camaleónica duplicidad
requerida.
Esta
condición de "agente doble" era terreno conocido
para Castro. Según Raffy, esta duplicidad "no fué
por la práctica de la denegación, traición
o virajes, propios del juego político; sino por una verdader
estructura psicológica derivada de las circunstancias
de su origen: la propensión a ser simultáneamente
dos personas; a jugar en dos campos al mismo tiempo; opuesto
a la imagen del personaje íntegro e impetuoso que representa.
Esta estructura de lo doble aparece en todas las acciones que
emprende, ocasionando crisis, pues es una conducta que implica
el "double-bind", que, como se sabe, es el origen
de muchas perturbaciones mentales."
Por
eso fué que pudo engañar al pueblo cubano, presentándose
desde la Sierra Maestra como un revolucionario idealista y redentor,
ocultando su verdadera agenda. Por eso, tienen importancia absoluta
en su régimen los servicios de inteligencia y de control
policial. De ahí proviene la modalidad de infiltrar agentes
bajo la doble fachada de médicos, maestros, y técnicos
deportivos, como sucedió en Chile, en Granada, y ahora
en Venezuela. Su duplicidad y la maleabilidad de su personalidad
patológica impiden ninguna negociación, pues nunca
se estará tratando con el verdadero, sino con el OTRO.
La ley, según él, será siempre de su voluntad.