"Cambio
globos por botellas"... las misiones médicas de Castro
Por
Elena Bauzá
Desde 1963, cuando mandó su primera brigada médica
a Algeria, la tiranía comunista de Fidel Castro se vanagloria
de los médicos cubanos que él despacha regularmente
a distintos países de Africa, Latinoamérica y Asia
en "misiones humanitarias". El número de médicos,
enfermeros y dentistas que Cuba ha mandado para supuestamente
ayudar a mejorar las condiciones de salud de distintos países
se calcula en unos sesenta mil.
En los últimos cinco años Cuba ha enviado más
de veinte mil médicos, enfermeros y dentistas cubanos a
trabajar en Venezuela bajo un acuerdo entre Castro y Chávez.
Venezuela recibe médicos y Cuba recibe a cambio unos 100,000
barriles de petróleo diarios que paga parte en efectivo
y el resto con "servicios" que incluyen los médicos,
maestros y terapistas.
Según
un reportaje de la prestigiosa revista Forbes, en los últimos
cinco años se ha doblado el número de estudiantes
de medicina, enfermería y dentistería en las universidades
cubanas. Así Cuba, que tiene poco que vender al mundo a
cambio de efectivo ha encontrado una nueva fuente de ingresos
en moneda dura.
En
Cuba hay atención médica excelente en hospitales
que atienden solamente a extranjeros. En esos hospitales y clínicas
no faltan medicamentos, antibióticos y equipos modernos
para atender a los que pagan con dólares. Por ejemplo,
en la actualidad son miles los pacientes que van a Cuba a operarse
de cataratas y no solamente en La Habana sino en hospitales habilitados
en Matanzas y otras ciudades importantes. Las "jornadas laborales",
como se les llama al horario de trabajo forzado, de los cirujanos
oftalmólogos por lo regular son de más de doce horas
diarias, operando a pacientes de países centroamericanos,
Venezuela y el Caribe que llegan con "paquetes" que
incluyen el costo de la operación.
Por
su parte, los pacientes cubanos tienen que inscribirse y esperar
meses para una operación de cataratas. Aunque la atención
médica es gratis para los cubanos lamentablemente no es
de las mejores. Muchas medicinas que hasta se fabrican en Cuba
se destinan al lucrativo mercado de exportación y están
racionadas dentro de la isla. Y, como todo allí, si uno
tiene amistades con influencia en el gobierno sale mejor que el
que no las tiene.
Cuando
se les manda al extranjero, a veces en misiones de dos o más
años, los médicos perciben un sueldo mayor del que
reciben en la isla, pero siempre mucho menos de la cantidad que
el gobierno cubano recibe en dólares de los gobiernos extranjeros
por esos servicios. Parte del sueldo se les deposita a los médicos
en una cuenta bancaria a la cual sólo tienen acceso a su
regreso a Cuba después de haber terminado su "misión".
Cuba
prefiere enviar médicos y enfermeros que sean casados y
con familia pues así siempre hay una garantía mayor
de que regresarán a reunirse con ellos y no tratarán
de solicitar asilo político en los países donde
están sirviendo. No obstante se sabe que muchos se han
quedado en el extranjero aunque es difícil verificar cifras
ya que la mayoría no han querido darle publicidad a sus
casos para evitar represalias a sus familias que todavía
están en la isla.
Un
caso muy sonado --citado por la revista Forbes-- fue el de hace
cuatro años protagonizado por el médico Leonel Córdova
y la dentista Noris Peña que estaban trabajando en Zimbabwe
y decidieron no regresar a Cuba. Su odisea fue cubierta por la
prensa ya que llegaron a Miami, via Suecia, después de
múltiples peripecias y de contar con la ayuda de un funcionario
de las Naciones Unidas en Zimbabwe. Posteriormente Córdova
y Peña se casaron y él logró sacar a sus
dos hijos menores de Cuba después que la madre de los niños
muriese en lo que le dijeron fue un accidente.
Los
médicos, enfermeros y maestros cubanos que son enviados
a trabajar al extranjero saben que no tiene otra alternativa ya
que ellos trabajan para el gobierno cubano, pero algunos piensan
en la parte humanitaria de su trabajo, sobre todo los que van
a Africa y países asiáticos donde las condiciones
de vida no son óptimas.
Por
su parte, Castro sabe que estas "misiones" ayudan a
mejorar la imagen de su gobierno en círculos internacionales
como las Naciones Unidas, donde nuevamente ha obtenido una resolución
pidiendo que los EE.UU. cesen su embargo a la Isla. Este año
los votos a favor fueron 181, tres más que el año
pasado, con cuatro en contra y una abstención, y los representantes
de los ciento noventa y un países miembros de la organización
aplaudieron cuando los resultados fueron puestos en la pantalla
electrónica.
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