Por
Marino Martínez
Cuba
siempre ha sido un país de atletas excepcionales. Desde
el pionero de los campeones olímpicos el esgrimista Ramón
Fonst, el titular mundial de ajedrez José Raúl Capablanca
y el bailarín de los cuadriláteros Kid Chocolate
, hasta llegar a las épocas de Orestes Miñoso, Luis
Tiant y la recordista universal de jabalina Osleidys Menéndez.
En la última década a Cuba también se le
identifica por ser el país que ostenta el récord
mundial de atletas desertores. La marca no es por un año
o dos, el récord es de todos los tiempos.
¡Qué
penoso! ¡Qué triste! La juventud deportiva de una
nación huyendo en masa. ¿Cuáles son las causas
de las deserciones y las posibles soluciones para que esa juventud
deportiva pueda desarrollar sus virtudes naturales y tener el
derecho a regresar a su país de nacimiento al lado de sus
seres queridos?
Para
nadie es un secreto que el deporte en Cuba ha logrado un gran
desarrollo en las últimas tres décadas, especialmente
en disciplinas que no tenían una participación a
nivel nacional antes de 1959, como fueron el voleibol, levantamiento
de pesas, judo, ciclismo, polo acuático y balonmano.
Junto
a dicho desarrollo cualitativo, el deporte cubano lleva padeciendo
durante décadas una crisis moral de graves proporciones
que fue creciendo con la caída del imperio soviético
y se ha agudizado con el deterioro económico y social de
los últimos años: las deserciones de atletas.
Ningún
país a lo largo y ancho del universo se acerca a Cuba en
número de atletas desertores. Sumán más de
100.
El
campeón mundial de pesas Roberto Urrutia fue el primer
atleta de alto rendimiento en desertar de Cuba. Lo hizo en 1980.
Urrutia alcanzó la ciudadanía americana y tuvo el
honor de competir con la bandera de las barras y las estrellas
en los Juegos Olímpicos de 1984 celebrados en Los Angeles,
California.
El
pitcher René Arocha desertó en 1991. Le siguieron
Rey Ordoñez, Liván Hernández, Rolando Arrojo,
Orlando "El Duque" Hernández, Osvaldo Fernández,
Ariel Prieto, Alex Sánchez, Michael Tejera, Vladimir Núñez,
Danny Báez, José Ariel Contreras, Luis Toca y el
joven de 23 años que acaba de debutar con los Marineros
de Seattle, Yuniesky Betancourt. Es bueno señalar que antes
de las deserciones de estos jugadores, el santiaguero Bárbaro
Garbey logró escapar de la isla por
la llamada Flotilla de la Libertad y jugó durante varias
temporadas en Grandes Ligas.
Kendry
Morales, otro joven de 22 años, firmó con los Angelinos
de Los Angeles y juega en Triple A. Kendry pudiera debutar con
el equipo californiano en la campaña de 1996. En Ligas
Menores actúan un total de 32 jugadores que han escapado
de la isla.
Entre
los peloteros desertores, tres de ellos han participado en Juego
de Estrellas: Rolando Arrojo, Liván Hernández y
Danny Báez. Liván ha ganado el premio de Jugador
Más Valioso de la Serie Mundial. El Duque ganó el
MVP en los playoffs de la Liga Americana y José Contreras
escribió una página de gloria al guiar a los Medias
Blancas de Chicago al triunfo de la Liga Americana con un impecable
pitcheo frente a los Angelinos de Los Angeles y más tarde
con otra excelente labor en la Serie Mundial frente a los Astros
de Houston.
En
boxeo, los pugilistas más destacados han sido Joel Casamayor,
Juan Carlos Gómez y Diosbelys Hurtado. Casamayor y Gómez
ganaron coronas mundiales en el profesionalismo. Hurtado discutió
y perdió el título welter.
En
gimnástica, la santiaguera Ana Portuondo realizó
la proeza de integrar el equipo de Estados Unidos para los Juegos
Olímpicos de Atenas 2004 y ganar dos medallas, una de oro
por equipo y otra de plata individual, después de conquistar
el título representando a Cuba en Juegos Centroamericanos.
Portuondo
se convirtió en la primera mujer gimnasta compitiendo para
Estados Unidos en ganar una medalla olímpica en el evento
de salto, desde que lo hiciera Mary Lou Retton en 1984.
En
atletismo desertaron la velocista Liliana Allen y la saltadora
de longitud Niurka Montalvo. Liliana sumó ocho medallas
en Juegos Centroamericanos en 100 metros, 200 y relevos. Montalvo
fue campeona mundial de salto largo, en Sevilla 1999.
En
esgrima, desertó y radica en Francia el campeón
mundial y medallista olímpico Elvis Gregory. En tenis,
lo hizo el cinco veces campeón nacional Mario Iván
Tabarez.
Tavarez
nos comentó: "La razón principal de las deserciones
de los atletas cubanos es la falta de libertad. Los atletas son
utilizados como propaganda política del gobierno de Cuba.
Para mí ha sido un cambio de vida. En Estados Unidos el
ser humano puede desarrollar libremente sus facultades. Ahora
estoy retirado y soy entrenador de niños y jóvenes
en la Isla del Pescador".
En
voleibol lo han hecho 13 jugadores en los últimos tres
años. Un grupo de seis atletas desertaron el 29 de diciembre
del 2001 en un torneo amistoso celebrado en Bélgica y huyeron
a Italia. Fueron ellos Leonel Marshall, Ihosvany Hernández,
Ramón Gato, Angel Dennis, Jorge Luis Hernández y
Yasser Romero. Gato ocupa el segundo lugar en la lista de atacadores
en la Liga de Voleibol de Italia. Osvaldo Hernández está
ubicado en el séptimo puesto en el mismo renglón
ofensivo..
El
4 de enero del 2004, otro jugador de voleibol Yosleider Cala solicitó
asilo político en Puerto Rico, tras concluir el preolímpico
Norceca disputado en la ciudad de Caguas. Ese mismo año
lo hicieron Javier Brito y Maikel Salas. Javier González
se quedó en Italia en el 2005. También desertaron
Osvaldo Hernández, Dennis Macereta y Alexis Battle.
El
futbolista Yoelki Pérez participó en el torneo Copa
de Oro disputado el pasado mes de julio en Estados Unidos y abandonó
el equipo, vive en Miami y busca una oportunidad para desarrollar
su talento.
¿Y
qué decir de los periodistas? Decenas de ellos han desertado
y han tenido éxito en la prensa escrita, radial y televisada
en Estados Unidos. Por mencionar a un grupo, están los
nombres de Angel "Tito" Rodríguez, José
Daniel "Cheíto" Quevedo, Luis "Yiky"
Quintana, Jorge Ebro, Omar Claro, Bobby Salamanca Jr., Alberto
Aguila y Armando Fernández Lima. Todos ellos han triunfado
con la pluma y el micrófono.
Sobre
las deserciones de los atletas y de las suyas propias, opinan
algunos de los profesionales de la prensa: "Los atletas desertan
por la falta de oportunidades. Las luminarias del deporte cubano
no pueden desarrollar la verdadera potencialidad que poseen. En
el aspecto individual me ha servido para hacer un periodismo libre",
afirmó Jorge Ebro, destacado reportero de los Florida Marlins
y periodista del Nuevo Herald.
Para
Luis "Yiky" Quintana, narrador estrella de los Florida
Marlins, "los atletas cubanos desertan en busca de mejorar
profesional y económicamente. En lo personal, estaba asfixiado
y buscaba la libertad necesaria para ejercer la profesión".
Armando
Fernández Lima, excelente comentarista deportivo de la
emisora WQBA 1140 Univisión, nos dice: "las deserciones
de los atletas cubanos se producen por la ausencia de posibilidades.
En nuestro caso nos ha servido para hacer un periodismo libre.
Sin temores".
Omar
Claro, brillante reportero y presentador de noticias del Canal
23, nos señaló: "Los atletas de la isla tienen
oportunidades limitadas. Ellos buscan desarrollar sus habilidades
a un nivel más alto. A nosotros nos ha servido para tener
acceso a toda la rama de la información. En Cuba no hay
espacio para el periodismo libre".
Durante
más de cuatro décadas se ha estado diciendo que
los campeones cubanos representan una obra del gobierno de la
isla. Es un error. Decir que las luminarias de Cuba representan
el producto de un sistema político es una tergiversación
de la historia. Es como decir que la trayectoria boxística
de Muhammad Alí fue obra de los gobiernos de Richard Nixon
y John F. Kennedy. Es como señalar que el récord
de 100 metros planos en poder de la velocista Florence Griffith
Joyner fue producto del gobierno de Ronald Reagan y que el ciclista
Lance Armstrong es una obra de la administración de George
W. Bush.
Los
campeones nacionales, centroamericanos, panamericanos, olímpicos
y mundiales, así como las luminarias del béisbol
de Grandes Ligas, antes y después de 1959, son patrimonio
exclusivo de la historia del deporte cubano.
A
nuestro juicio existen varias razones que llevan a que los atletas
deserten dejando familia, patria y a millones de fanáticos
que adoran a sus ídolos deportivos. Pero podemos resumir
las mismas con una frase corta: "falta de libertad y futuro
incierto".
Los
atletas cubanos no pueden llegar a la cima de sus facultades al
poseer un techo en su desarrollo individual. Ellos no pueden prosperar
económicamente como lo hacen centenares de deportistas
de otros países. Viven en un sistema de esclavitud.
Por
sólo citar un ejemplo reciente. El cheque de $100,000 que
le dieron a una de las más grandes atletas hispanas de
todos los tiempos Osleidys Menéndez por establecer un récord
universal en el lanzamiento de la jabalina durante el pasado campeonato
mundial de atletismo, al llegar a la isla dicho cheque pasó
a ser (casi completo) propiedad del gobierno. Estas cosas sólo
ocurren en Cuba.
¿Suceden
dichas arbitrariedades con los atletas de Argentina, Puerto Rico,
República Dominicana, Rusia, China y restantes naciones?
El jugador de baloncesto argentino Manu Ginóbili, de los
campeones Spurs de San Antonio, no tiene que entregarle el salario
que gana en la NBA al gobierno de su país. Tampoco lo hacen
los peloteros boricuas Carlos Beltrán, Javier Vazquez y
Carlos Delgado. Ni los dominicanos Pedro Martínez, Vladimir
Guerrero y Sammy Sosa. Ni las rusas Yelena Yementieva, campeona
olímpica y mundial de salto con pértiga, y la tenista
María Sharapova. Tampoco el jugador de baloncesto, el chino
Yao Ming.
¿Cuál
es la solución? No se puede hablar de una verdadera solución
mientras no exista la libertad necesaria para el desarrollo pleno
del ser humano.
No
deben existir remedios débiles para males profundos. Y
la pregunta que muchos se hacen es la siguiente: ¿Podrá
Cuba mantener el desarrollo deportivo alcanzado en las últimas
décadas cuando desaparezca el actual sistema polìtico?
¿La respuesta? Si es posible. El verdadero desarrollo no
radica en formar grandes campeones por métodos de laboratorio,
sino a través de bases sólidas, con la participación
masiva a nivel nacional, con la construcción de nuevas
instalaciones deportivas y el mantenimiento correcto en las existentes,
entregando los medios necesarios y la tecnología moderna
a los atletas para que puedan pulir el talento natural.
Con
la organización y ejecución de una profunda estructura
para el desarrollo deportivo a su máxima potencialidad
desde la etapa infantil a la profesional, incluyendo campeonatos
escolares y universitarios, con una cobertura profesional de la
prensa escrita, radial y televisada, el futuro deportivo de Cuba
estaría garantizado.
Cuando
llegue ese momento, Cuba seguirá siendo un país
de atletas excepcionales que tendrán el derecho de ampliar
sus horizontes y tocar el cielo con la mano. Se podrá mantener
y elevar el desarrollo deportivo.
Cuba
también dejará ostentar el bochornoso récord
mundial de atletas desertores.
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