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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
Payá exige a otros hacer lo que él no hace

Por Lázaro González Valdés

El presidente del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), Oswaldo Payá, acusa a “círculos poderosos del exilio” -a los cuales no identifica- de silenciar las denuncias de violaciones de los derechos humanos que hace el MCL o de tener “tímidas reacciones” cuando se producen esas demandas (1).

Este nuevo sismo con que Payá reaparece en los titulares de algunos medios de prensa impone recordar la fecha del 24 de febrero de 1996 cuando él y otros disidentes que integraban el Grupo de los Siete (o G7 como también ellos se autodenominaron) se negaron a participar en el programa de desobediencia civil desarrollado por Concilio Cubano postergándolo indefinidamente con la falsedad de que sólo era un “compás de espera hasta que las circunstancias fueran favorables”. Mientras esta “tímida”declaración era publicada en algunos medios de prensa, más de cien activistas arrestados gritaban desde sus calabozos “Concilio Cubano seguirá adelante a cualquier precio”.

¿Cómo calificar esa actuación de Payá y demás integrantes del G7? Ellos aseguran que hicieron lo correcto. Algunos consideran que fue cobardía. Otros hablan de eventual colaboración con el G2. De momento me limito a opinar que ellos son los principales causantes del fracaso de Concilio Cubano. Lo demás se sabrá en su momento.

Payá nunca ha participado en actos de protesta contra el régimen castrista. No estuvo en los actos de desobediencia civil en torno a los juicios efectuados al opositor Reinaldo Alfaro García, al periodista Mario Viera o al activista Lázaro Constantín Durán. Tampoco se vio a Payá ni a los otros del G7 cerca del Parque Butari en ninguna de las convocatorias hechas por Migdalia Rosado, Rolando Muñoz Yyobre y Oscar Elías Biscet a nombre de la Fundación Lawton de Derechos Humanos. Ni siquiera pudo ayunar un par de horas en Tamarindo 34, y ahora tampoco marcha junto a las Damas de Blanco pero sí coge tribuna a costa de los familiares presos de esas mujeres repitiendo hasta la saciedad que la generalidad de ellos son parte del proyecto Varela que él dirige.

Para posar frente a las cámaras de los reporteros extranjeros (parece como si odiara a los periodistas independientes porque casi nunca responde a sus solicitudes) o para hablar por emisoras de radio y televisión de cualquier país Payá siempre está dispuesto de la misma forma que lo está para exhibirse en los salones de las embajadas que lo invitan cuando celebran actividades culturales. Pero cuando hay que jugarse la libertad o la vida yendo a esas protestas públicas que tanto desagradan a la policía política Payá no se acerca ni al cantío de un gallo como diría el guajiro de Tumba Cuatro.

Sin embargo este disidente de “bajas expectativas”, minimalista en grado extremo, que no apoya a sus compatriotas en actos de desobediencia civil, que le zafó el cuerpo al Concilio Cubano y se prestó para frustrarlo cuando vio que no pudo convertirlo en otro panfleto inútil e incoherente como los que él suele redactar para desgracia de nuestra causa de liberación, le exige a otros que reaccionen como él no es capaz de reaccionar.

No tengo problemas personales con los gradualistas pero sí diferencias ideológicas. Lo cortés no quita lo valiente como decía mi abuela Ñica. Por ejemplo Manuel Cuesta Morúa es también un disidente minimalista, que puede o no gustarnos la manera en que él cree se puede llegar a la democracia en Cuba, pero se le vio aguantar los maltratos de las turbas castristas en el juicio del periodista Viera donde se mantuvo solidario hasta las últimas consecuencias de ese evento. Confirmo la actuación de Morúa.

Pero Payá sólo apoya a Payá o a quien él pueda sacarle provecho para exaltar su imagen de mega disidente en primer plano con fondo de imagen religiosa. Por tanto, al no ocupar ese primer lugar que él cree merecer, se siente mal retribuido y causa otro terremoto de exigencias. Es su forma de expresar “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.

Los asuntos relacionados con Payá son más divulgados que los referentes a cualquier prisionero político. Poniendo el nombre de este disidente en los buscadores de Internet Googlie y Yahoo se obtienen 113 mil y 148 mil sitios publicados. Si se conviene en que sólo el uno por ciento de esos sitios tienen que ver exactamente con Payá tendremos que hay mil 130 y mil 480 entre los dos buscadores para un total de dos mil 610 notas electrónicas relacionadas con él.

Si repetimos esta operación, pongamos por caso, con Francisco Chaviano a quien torturan en el presidio político desde 1994 hallaremos 16 mil 700 y 10 mil 500 documentos electrónicos en Googlie y Yahoo. Usando el mismo método del uno por ciento tendremos 167 y 105 que suman 272 notas.

Por simple regla de tres se confirma que Chaviano, estando preso injustamente, recibe menos del 11 por ciento de la cobertura noticiosa que recibe Payá sin estar preso, sin haber sido ni siquiera desempleado.

¿De qué se queja Payá? ¿Quiere ser la estrella única del universo disidente?

Ya sé lo que contestará. Si contesta porque él si es experto en guardar silencio. Recordemos que hizo mutis por Concilio Cubano. Dirá que este escrito es la nueva maniobra en contra de él y aliñará su versión con otras falacias sin presentar pruebas igual que hizo cuando acusó a la Asamblea de estar penetrada por agentes castristas y no probó nada. Pero no se trata del G2 sino de los hechos expuestos anteriormente, de la conducta propia de Payá, de su exigencia para que otros hagan lo que él no hace. De esto se trata. Si estoy equivocado que presente sus argumentos, que ejerza su derecho a la réplica. Los demócratas no tienen por que temerle a esta sangre maravillosa de la democracia que es el debate público. Espero por la respuesta de Payá.


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