Por
Mario Torres
En la antiguamente llamada Perla de las Antillas, país
próspero, llave del Caribe y una tasa de oro en América
muchas cosas han cambiado desde 1959 a la fecha y tristemente
estas modificaciones en la vida del cubano no han sido de ningún
modo para bien sino para desgracia de su raza y muchos que han
muerto ya pero que vivieron esa época de esplendor de seguro
desearían morir de nuevo si les tocara volver y tener que
enfrentar estas nuevas realidades.
Entre
las diversas inimaginables e incontables aberraciones del sistema
imperante en Cuba y que son directamente proporcionales a la increible
escasez de alimentos y artículos de primera necesidad,
se encuentra la venta callejera ilícita de innumerables
productos de necesario consumo diario. Muchos vendedores con pocos
recursos para enfrentar un negocio en una "candonga"
(espacio abierto legalizado donde diferentes vendedores exponen
sus productos en venta desde un batido o un bocadito hasta un
sombrero, aguja de coser o imagen de un santo) o en una cafeteria
casera de nueva creación y que no pueden pagar los altos
impuestos que el estado exige se lanzan a la calle a vender lo
que puedan conseguir sin la autorización que pide el gobierno.
Estos vendedores furtivos, por supuesto, sin la patente
requerida por el estado se arriesgan a pregonar en voz alta sus
mercancias y a ponderar sus cualidades, siempre vigilantes de
inspectores o policías que pudieran detenerlos, confiscarles
su cargamento y ponerles una elevada multa como una rama más
del constante acoso e incesante represión que sufre todo
el pueblo de la isla. Esta estrecha vigilancia y control va desde
el que va a los campos a buscar leche, carne, platanos u otros
alimentos para su autoconsumo hasta el vendedor o pregonador callejero
que se busca su vida por no tener otra salida. Ambos están
a riesgo de perder lo que portan y de sufrir las consecuencias.
Dentro del grupo de artículos "en falta" y que
por ende se "ofertan" de esta forma en las calles cubanas
o se venden en casas particulares o puestos de venta tambien ocultos
de las autoridades se pueden oir pregones de:
1- Pizza casera
2- Cebolla, ajo, ají, tomates y otros vegetales o viandas
3- Plátanos
4- Jabón de baño y de lavar
5- Casabe, galletas
6- Paletas de helado casero
7- Leche
8- Bocaditos
9- Carne de puerco
10- Maní, rositas y harina de maíz
11- Café
12- Arroz, frijoles y muchas cosas más que son imposibles
de detallar.
Se pudiera pensar que es vergonzoso que el pueblo tenga que velar
en sus casas a que pase uno de estos vendedores para comprarle
a muy elevados precios y a escondidas lo que necesita para vivir
en el día porque las tiendas del gobierno no lo sumistran
pero esto no es lo grave del caso y la peor parte de la historia
no se ha dicho todavía.
Cada vez que alguien compra en la calle o en puestos caseros corre
el grave riesgo de adquirir lo que no es y aquí es donde
surge lo triste del caso ya que el cubano inconsciente y sin escrúpulos
y a la vez en su desesperacion por subsistir y vender algo para
hacer dinero, pasa gato por liebre en lo que vende, ofertando
artículos adulterados para engañar al comprador
y a veces estas suplantaciones
son peligrosas y en muchos casos asquerosas, lo que da la medida
del ambiente en que se vive en la isla. Como ejemplos de estas
tenebrosas y grotescas suplantaciones se pueden encontrar:
1- Jabones con una química que le quema las manos y el
cuerpo al que los usa.
2- Jabones que tienen un pedazo de madera dentro y sólo
están cubiertos de lo que aparenta ser un jabón.
3- Bocaditos de picadillo de aura tiñoza.
4- Café ligado con granos de chícharo.
5- Leche con más agua que leche.
6- Comino molido con estiércol de caballo.
7- Carne de perro en lugar de ovejo.
8- Carne de puercos muertos por cualquier enfermedad.
9- Leche en polvo ligada con cal, talco u otro colorante o polvo
blanco.
10- Jugos o batidos hechos con agua de cualquier tipo o no potable.
11- Pizzas con preservativos o condones derretidos en lugar de
queso.
12- Helados caseros elaborados antihigiénicamente y con
sabores hechos a la fuerza
13- Carnes de caballos enfermos alegándose que era otro
tipo de carne como de res o de ovejo.
14- Aceite de comer ligado con aceite de motor de automóvil.
15- Rones caseros hechos con mezclas de alcohol de cocina y keroseno.
16- Bistecs de frazada de piso (colcha de trapear) en el que la
frazada de trapear se introduce en un recipiente lleno de sangre
y ésta se deja podrir y con abundante condimento toma el
aspecto de carne.
Y muchos otros "fenómenos" que escapan a cualquier
mente por su amplia gama.
De este último engaño que por cierto es el más
impactante, se conoce un testimonio real de una persona en La
Habana que sospechando la suplantación seguía consumiendo
el producto porque decía que éste era ¡sabroso!
Esto da la medida del hambre y la necesidad imperantes en el país
y del tétrico ambiente en que se tiene que vivir para poder
subsistir. Y si alguien, no cubano, dudase de esto o lo tildara
como exagerado o mentiroso, sólo tiene que darse un saltito
a la isla y evitando parar en un hotel de turismo, mezclarse con
el pueblo y vivir como ellos para que lo compruebe. |