Por Mario Torres
Existe
una frase algo cómica del General Augusto Pinochet, ex
dictador de Chile, el cual al referirse a su gobierno y en defensa
del mismo, lo declaró una dictablanda, quizas pensando
en otras mas "duras" en el hemisferio.
Sin
entrar en un análisis de hasta que punto el General Pinochet
cometió injusticias en Chile durante su gobierno en aquella
época, de como violó la esencia democrática
del país y mucho menos, sin tratar de justificar sus errores,
solo se puede aclarar, y esto iría mas dirigido a los chilenos
que si se la sintieron en carne propia, que la dictadura de Pinochet
no fue blanda, según él, porque fue buena o porque
el fue benévolo con sus enemigos, sino porque fue una dictadura
mas estrictamente política y que aunque mató, reprimió,
persiguió o hizo desaparecer a sus enemigos para no ser
derrocado y mantuvo una férrea garra del poder, no pasó
mucho de ahí en lo que respecta a cambiar los valores nacionales,
a hacer pasar hambre y necesidades a su pueblo, a racionar hasta
el mínimo los recursos necesarios y elementales para la
vida como la ropa, el agua, la electricidad y la comida, a crear
nuevos dogmas o ideologías de obligado consumo, a exportar
su política y a enviar su pueblo a morir a otros paises
so pena de represalias, a alterar el paisaje de las ciudades,
a forzar a su pueblo a escapar en masa a través del mar
en débiles balsas, aventura donde muchos se han ahogado,
a prepararlos para invasiones ficticias y a obligarlos a salir
a la calle a desfiles y concentraciones, a formar organizaciones
políticas represivas que controlan los movimientos de su
pueblo y sus expresiones casa por casa con
un sofisticado sistema de informantes donde no se sabe quién
es quién, a modificar o poner prohibiciones en las creencias
religiosas, eliminando la Navidad y los Reyes Magos y negando
a Dios, a denigrar de los nacionales del país, en prohibir
costumbres o quitar dias festivos o fechas históricas y
añadir nuevos creados por él o aplastar las tradiciones
de su pueblo, no conmocionó al país social y culturalmente,
ni cambió su estructura político-geográfica,
ni eliminó a los demás partidos políticos,
y mucho más importante, en vez de hacer retroceder a su
país en años, haciendo colapsar la economía
con planes locos y fracasados y así destruirla, Pinochet
la levantó, lo cual suena como a gran contradicción
pero ha sido así. Esto no justifica al dictador chileno,
pero solo dice que siempre que hay algo malo, existe otra cosa
peor por comparación.
Cuando
pensamos en dictadores, nos vienen a la mente Trujillo, Stroessner
pero no se nos puede escapar el padre de ellos: Fidel Castro y
de seguro cuando este dictador de derecha, ahora anciano indefenso
que parece no rompió un plato y que la vida pronto le dará
la justicia que se merece, hizo el comentario de la dictablanda,
pensaba en su contrapartida de izquierda comunista, el dueño
y señor de la mayor isla de las Antillas que por 47 años
ha destruido la isla caribeña con la versión dura,
no con la blanda y que sí se ha anotado en su haber todos
los hechos anteriormente descritos.
En
el caso de Chile, pasa la mismo que con las malas y corruptas
democracias latinoamericanas, donde el pueblo no conoce males
mayores y piensa que lo que ellos sufren es lo máximo y
creen que los cubanos exageran cuando se quejan, hablan mal del
gobierno cubano y describen sus atrocidades y unido a la falsa
propaganda proveniente de la isla, muchas personas piensan que
Fidel Castro, que a la vez les da el gusto por oponerse a los
americanos al estilo de un enemigo común, es un santo o
un redentor y que los que se le oponen son malvados mafiosos al
servicio de esos mismos gringos o Yankees como se les quiera llamar.
En este caso parece que Pinochet estaba consciente de que en realidad
pudiera haber hecho más daño del que hizo y de todas
formas ni se iguala al decano de las dictaduras por el mucho menos
tiempo que reinó.
El
doctor Castro, y ahora se descubre la real especialidad de su
doctorado, si ha aplicado la real e integral dictadura, no solo
política, sino económica, social y en todas las
esferas de la vida cubana y junto a su hermano Raul han sido como
2 locos que han jugado injustamente con las vidas de millones
de cubanos, exterminando a muchas de ellas ya sea por via del
fusilamiento, del mar o del "internacionalismo", separando
a sus familias, practicamente destruyendo el país como
satánicos caballos de Atila y haciendo de los cubanos una
generación aparte de infeliz y miserable, perdida.
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