Por
Nicolás
Águila
LA INOCENTADA DEL AÑO
A los dictadores no les gustan los chistes. Cuando Castro llegó
al poder, una de las primeras cosas que hizo fue cerrar un semanario
humorístico y prohibirle a un conocido imitador de la televisión
que siguiera profanando su sagrado personaje. A partir de ese
momento, se acabó en Cuba el humorismo político.
Ni siquiera se ha visto en la prensa nacional, en más de
45 años, una inofensiva caricatura del Intocable en Jefe.
A los dictadores lo que les gusta es la bobería solemne.
En la isla de la guaracha y el choteo se volvió muy peligroso
hacer el menor chiste sobre ningún ministro o funcionario
del partido. Y menos que menos para meterse con Quientusabes,
pues eso está tipificado conmo un delito de "desacato
a la máxima autoridad". O lo que es lo mismo, como
un crimen de lesa majestad.
Hasta que en Miami la conocida comunicadora Ninoska Pérez
Castellón, se acordó de la vieja broma telefónica
que los muchachos cubanos de mi época llamábamos
“correr máquina”. Ninoska tenía uno de los espacios
de más audiencia en la radio miamense y casi que día
por día le “corría máquina” a un funcionario
diferente de la nomenklatura castrista, poniéndolo en aprietos
para después identificarse al final con un enfático
¡Caíste!
Pero los que en Miami llegaron más lejos --y más
alto-- con las bromas telefónicas hace algo más
de dos años, fueron Enrique Santos y Joe Ferrero en “El
vacilón de la mañana”, de la Zol 95,7 FM. Primero
picó en el anzuelo Hugo Chávez, a quien le hicieron
creer que hablaba con Fidel Castro. Y después le tocó
al mismo Castro, que creyó también que estaba hablando
con Chávez y su supuesto asistente, hasta que uno de los
dos vaciladores de la mañana le grita ¡Caíste,
asesino! Fue entonces que Castro reacciona con total descompostura
llamándole “mariconzón” y otras perlas de su sucia
boca , molesto por haber caído en la broma y no porque
lo hubieran acusado de asesino.
Reeditando las audaces humoradas de Santos y Ferrero, hace unos
días el Grupo Risa de la cadena COPE, en España,
le gastó una sonada broma telefónica a Evo Morales
en momentos en que éste celebraba eufórico su victoria
en las urnas. Tremenda inocentada. El líder cocalero tenía
deseos de hablar y habló hasta por los codos, revelando
incluso una turbia propuesta de ayuda por parte del gobierno español
en caso de que resultara vencedor en los comicios. Hasta el apoyo
de Felipe González a su campaña salió a relucir
en la divertida conferencia telefónica. Qué papelazo.
O dicho en cubano, qué clase de máquina le corrieron.
Evo Morales es un estadista que nunca se llegó a graduar
de bachiller y le parece muy normal que lo llame el jefe de gobierno
de un país europeo y miembro de la OTAN para fraguar por
teléfono planes de subversión en Latinoamérica
en actitud abiertamente conspirativa. Y por eso tiene que agradecer
como nadie esa broma. Ha aprendido de golpe que un presidente
debe tener un mayor control de lo que dice y no revelarle a un
tercero los tratos con sus amigotes de la izquierda porque, además
de que cualquiera puede pincharle el teléfono, nunca se
sabe quién es exactamente el que está en el otro
extremo de la línea.
El fingido Zapatero del Grupo Risa, en definitiva, no se mostró
nada ofensivo o irrespetuoso hacia Evo Morales. Incluso tiene
a su favor que representa el papel de mandatario con más
coherencia que el verdadero presidente. Y por otro lado, si se
infringió alguna norma de la ética periodística,
eso lo compensa con creces la genialidad de la broma y la revelación
de algunas cosas preocupantes.
Sería además un contrasentido condenar a una emisora,
como ha pretendido el gobierno izquierdista español, por
burlarse de quien se declara muy orgullosamente compañero
y hermano de Castro y Chávez, lo cual sí es una
grave burla a la dignidad de los pueblos de Cuba y Venezuela.
Francamente, no merece ningún respeto, por más votos
que haya obtenido y por más indígena que sea, un
líder cocalero que se exhibe en público con la camisa
abierta para mostrar la camiseta con la imagen del Che, una de
las figuras más sanguinarias de la revolución castrista.
Si Castro ya tronó en La Habana amenazando con la “radicalización
del proceso” boliviano por causa de la broma telefónica,
eso sólo indica que ya andan buscando pretextos para implantar
otra dictadura por la vía electoral en América del
Sur. Lo mismo que si la reacción oficial española
ha sido desproporcionada hasta el ridículo, es porque hay
planes liberticidas que necesitan un chivo expiatorio. Quieren
a todas luces limitar la libertad de expresión. porque
a la izquierda en el poder le caen mal los chistecitos. Le gusta
más la censura y la bobería solemne.
Lo que sí es una regla de la democracia es que siempre
es preferible un humorista que se pase de la raya a un gobierno
que se exceda en el control de los medios audiovisuales.
De todos modos, en este caso lo único que se le podría
objetar al Grupo Risa es que se haya adelantado un poco a la fecha
del Día de los Inocentes.
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