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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico | |
Ofensiva
payasista |
Por Lázaro González Valdés
Al principio me enviaron un breve regaño por e-mail.
Luego recibí por Internet una larga queja donde me acusan
de difamar a Oswaldo Payá. Ahora responden públicamente
desde Brasil y me llaman mentiroso, afirman que estoy equivocado,
desinformado, que ofendo a Payá y lo ataco con rabia.
Es un hecho la ofensiva payasista (de los partidarios de Payá,
no se malentienda la palabra), por tanto le dedicaré
unas líneas a las demandas de estos compatriotas y seguiré
esperando la respuesta de su líder, que es quien debería
salir a la palestra de los debates públicos.
Ninguno de quienes se quejan de mi escrito “Payá exige
a otros lo que él no hace” ha podido ni podrá
demostrar que miento cuando afirmo que:
Payá “no estuvo en los actos de desobediencia civil en
torno a los juicios efectuados al opositor Reinaldo Alfaro García,
al periodista Mario Viera (ver enlace F) o al activista Lázaro
Constantín Durán” (ver enlace G) porque yo participé
en estos eventos y confirmo que el líder del Movimiento
Cristiano Liberación (MCL) no se presentó en ninguno
de esos juicios amañados para solidarizarse con estos
opositores y protestar contra la injusticia de que fueron objeto.
“Tampoco se vio a Payá ni a los otros del G7 cerca del
Parque Butari en ninguna de las convocatorias hechas por” los
integrantes de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
que dirige Oscar Elías Biscet porque en la primera de
ellas me presenté fui conminado a abandonar el sitio,
me negué, fui arrestado, me soltaron minutos después,
regresé junto a la ex presa de conciencia Ana María
Agramante, fuimos arrestados nuevamente, cubrí la información
in situ para la agencia Cuba-Verdad (ver enlace A) y sé
que Payá no participó en ese acto y tampoco en
las otras convocatorias a marchar por el Parque Butari.
Sostengo que Payá “ni siquiera pudo ayunar un par de
horas en Tamarindo 34” durante la protesta de 40 días
que tuvo lugar en la barriada capitalina de Santos Suárez
porque cubrí ese evento de principio a fin para el medio
de prensa que trabajaba en ese momento como editor de noticias
y tuvimos comunicación desde Miami con ellos día
por día hasta que finalizó el mismo.
Otra de mis afirmaciones es que Payá “tampoco marcha
junto a las Damas de Blanco pero si coge tribuna a costa de
los familiares presos de esas mujeres repitiendo hasta la saciedad
que la generalidad de ellos son parte del proyecto Varela que
él dirige”. Esto se confirma fácilmente con las
declaraciones de Payá a medios extranjeros y por los
reportes provenientes de fuentes confiables en Cuba. Por tanto
sigo cuestionando por qué y cómo un líder
puede dejar que esas mujeres marchen solas cuando él
mismo asevera que esos presos se hallan en injusto confinamiento
por firmar el proyecto que él redactó y promueve.
También digo en mi escrito “parece como si (Payá)
odiara a los periodistas independientes porque casi nunca responde
a sus solicitudes”, lo cual se confirma con el hecho de que
la generalidad de las declaraciones de este disidente son hechas
a reporteros extranjeros. Además soy testigo de cómo
el periodista independiente Mario Viera y yo le pedimos a Payá
reiteradas veces (por medio de Regís Iglesias ya que
el líder del MCL raramente se reúne con opositores
que él no simpatiza o no conoce) que la agencia de prensa
independiente Cuba-Verdad quería entrevistarlo respecto
al proyecto Varela y jamás accedió a nuestro pedido.
Sin embargo Payá si asiste a muchas recepciones en embajadas
extranjeras que invitan a opositores y se reúne con cuanto
personaje viaja a Cuba desde otros países como se constata
en las noticias por lo que afirmé en mi escrito que él
siempre está dispuesto “para exhibirse en los salones
de las embajadas … pero cuando hay que jugarse la libertad o
la vida yendo a esas protestas públicas que tanto desagradan
a la policía política Payá no se acerca
ni al cantío de un gallo como diría el guajiro
de Tumba Cuatro”, y como digo yo basándome en los hechos
y fuentes expuestos anteriormente.
En otra parte de mi escrito sostengo que Payá es un “disidente
de bajas expectativas, minimalista en grado extremo”, lo cual
queda confirmado por sus proyectos basados precisamente en las
leyes injustas impuestas violentamente por el partido comunista
de Cuba (PCC) y también por la oposición de Payá
al uso de la fuerza violenta o no violenta (embargo comercial
incluido) contra el causante del conflicto cubano, contra el
usurpador del poder, contra el grupo criminal y por tanto ilegal
que nos oprime. Esta característica minimalista de Payá
es la base para que yo exprese en mi escrito que él “no
apoya a sus compatriotas en actos de desobediencia civil” como
demuestran los hechos. Tan es así que ante la negativa
del régimen castrista a discutir el proyecto Varela la
respuesta de Payá fue continuar recogiendo firmas pero
nunca consideró la opción de marchar frente a
las oficinas del Poder Popular para exigir el cumplimiento de
lo dicho en los presuntos resquicios de la ley socialista (e
injusta) o para protestar porque ese órgano del gobierno
criminal del PCC le entregó esas firmas a la policía
política para identificar y perseguir a los partidarios
del proyecto Varela.
Afirmo además que Payá “le zafó el cuerpo
a Concilio Cubano y se prestó para frustrarlo cuando
vio que no pudo convertirlo en otro panfleto inútil e
incoherente como los que él suele redactar para desgracia
de nuestra causa de liberación” y la base de esta afirmación
son dos hechos. El primero es que, mientras Leonel Morejón
Almagro y yo ya estábamos encarcelados y aún quedaban
decenas de activistas arrestados en calabozos por negarse a
detener Concilio Cubano, Payá declaraba el 24 de febrero
de 1996: “Concilio es un signo de unidad y el gobierno puede
impedir la reunión pero no puede destruir la unión
que ya logramos” (ver El Nuevo Herald de ese día , página
13 A) sin embargo Payá no quiso saber nunca más
de Concilio y en vez de seguir adelante con esta “unión
indestructible” él se dedicó a promover su grupo
pidiéndole al régimen comunista que lo aceptara
dentro de sus leyes (repito: injustas) como demuestra la noticia
siguiente: “El Movimiento Cristiano Liberación llevó
a cabo una recogida de firmas a lo largo y ancho de todo el
territorio cubano a fin de solicitar ante el Ministerio de Justicia
la legalización de dicha organización de acuerdo
a la legislación cubana vigente” (ver enlace B). O sea
en vez de trabajar a favor de la “unión que ya logramos”
en Concilio Cubano, el cual devino en programa de desobediencia
civil, Payá se ajusta “a la legislación cubana
vigente” y presenta listas con firmas de activistas para insertar
su MCL en el ámbito legal-arbitrario del castrismo pero
esos datos de las listas también son usados por el G2
para reprimir a los firmantes desde marzo de 1996 como se denuncia
en la mencionada noticia: “Muchas personas que firmaron esta
petición o personas que se dedicaron a recoger firmas
fueron detenidos, expulsados de sus puestos de trabajo o condenados
…”. ¿Payá no comprende que lista que él
presente a entidades del régimen castrista es entregada
de inmediato al G2 para que reprima a los firmantes? ¿No
es hora de cambiar ese presunto procedimiento de lucha? El otro
hecho al que me referí al principio de este punto como
base para mis afirmaciones es que, en mi opinión y experiencia
personal, la redacción de documentos como el proyecto
Varela o el Llamado al Diálogo Nacional son inútiles
para combatir sistemas totalitarios como el del PCC, además
de que Payá debería buscar asesoría en
materia de redacción para hacer más digeribles,
menos oscuras y menos extensas sus proclamas y proyectos impracticables
por su dependencia del inexistente contexto de legalidad vigente
en Cuba.
En mi escrito añado que “los asuntos relacionados con
Payá son más divulgados que los referentes a cualquier
prisionero político”, lo que demuestro irrefutablemente
con el ejemplo de la cantidad de enlaces que aparecen en los
buscadores de Yahoo y Googlie al poner los nombres de Payá
y del preso de conciencia Francisco Chaviano, quien lleva encerrado
12 años. El resultado de este simple ejercicio de confirmación
es favorable completamente para el líder del MCL sin
que él se halle encarcelado ni haya sido desempleado
por el G2. Payá cuenta con amigos influyentes fuera del
país y esto es positivo, es justo, en tanto no se manipulen
los hechos como se hace en el siguiente reporte relativo a la
reunión de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil
en Cuba: “Las críticas más duras han partido del
Movimiento Cristiano Liberación que encabeza Oswaldo
Payá, y ha calificado al evento de fraude y provocación
montada por agentes comunistas” (ver enlace C). ¡Nótese
que las acusaciones sin pruebas de Payá y su MCL son
consideradas “críticas duras” y no difamación
por parte de los redactores de esa nota! Obviamente los partidarios
de Payá no protestan por este trato diferenciado pero
se quieren comer a Nicolás por la barba cuando se critican
los discursos y actuaciones del líder del MCL (¿será
vitalicio ese cargo?). ¡Qué raros demócratas
son estos que combaten el debate libre de ideas cuando el mismo
no los favorece!
Después de recorrer mi escrito “Payá exige a otros
hacer lo que él no hace” sólo queda un aspecto
por demostrar. Se trata de que los ofensivos defensores del
líder del MCL dicen que las noticias de la época
(año 1996) no señalan a Payá como integrante
del G7 o Grupo de los Siete. Ellos desconocen (porque no estuvieron
allí ni participaron en esos eventos) que el mencionado
grupo cambió de integrantes varias veces, que se trató
de imponer como director del Concilio para precisamente impedir
la desobediencia civil y conducir lo que denominó “elefante
con las patas de barro” hacia el procedimiento de las solicitudes
al opresor y de los pedidos a ir de la ley a la ley. A estos
agresivos defensores de Payá que nunca han peleado contra
el G2 les recomiendo leer la nota publicada en CubaNet (ver
enlace D) donde se expresa lo siguiente: “El Grupo de Apoyo
a Concilio Cubano, más conocido como Grupo de los Siete,
compuesto por los más prominentes líderes del
movimiento disidente, como Elizardo Sánchez, Oswaldo
Payá y Gustavo Arcos Bergnes, decidió disolverse
tras discrepancias con la actual Secretaria de Concilio Cubano
…”. El reporte está fechado el 18 de junio de 1996 cuando
yo llevaba cuatro meses de confinamiento en la cárcel
1580, ubicada en el municipio habanero San Miguel del Padrón,
desde donde seguía creyendo que mis compañeros
de lucha, Payá incluido, seguirían adelante con
el Concilio Cubano.
El público sabe poco de lo sucedido en Concilio Cubano.
Hubo de todo. Desde disidentes intentando usurpar la dirección
del movimiento mediante elecciones fraudulentas hasta represiones
muy crueles por parte del G2 que nunca fueron reportadas. Desde
miedo paralizante por parte de figuras notorias de la disidencia
hasta acciones verdaderamente heroicas de activistas desconocidos
o ignorados por la prensa. En sitios seguros en Cuba se hallan
las boletas con que trataron de manipular las elecciones del
Concilio, copias del acta donde el Consejo Coordinador Nacional
del Concilio reunido casi en pleno eligió por voto secreto
y directo a los cinco miembros del Secretariado Nacional (del
que circulan versiones imprecisas que Payá fue parte
-ver enlace E) y donde también se decidió que
ningún líder ni grupo de ellos podía llamar
a postergar este acto de desobediencia civil llamado Concilio
Cubano como sucedió en la vida real (ver El Nuevo Herald
del 20 de febrero de 1996, portada, la nota titulada “Prohíben
reunión del Concilio”) cuando los miembros del Grupo
de Apoyo a Concilio aceptaron la “decisión del consejo
de estado (léase grupo criminal) para evitar incidentes
y un enfrentamiento violento”.
Se impone la pregunta que casi siempre hago en mis escritos:
¿Cómo ponerle fin a la opresión del PCC
sin incidentes con ese grupo criminal y sin enfrentársele
por lo menos con la fuerza no violenta?
Esta es la explicación que nos deben desde 1996 Payá
y demás líderes disidentes que acordaron, de hecho
o de palabra (poco importa la diferencia), y sin autoridad para
ello, postergar esa acción “hasta que las circunstancias
nos permitan realizarla” como se confirma en la nota de El Nuevo
Herald del 20 de febrero de 1996.
Este 24 de febrero de 2006, diez años después
de aquellos eventos, seguiremos esperando por esas mejores circunstancias
que nunca llegaron del mismo modo que los cuatro asesinados
de Hermanos al Rescate esperan porque se les haga justicia.
Este 24 de febrero volveré a tener la visión donde
Aurelio Sánchez Salazar es sacado de los calabozos de
la estación policial del Reparto Capri, situada en Arroyo
Naranjo, en camilla y con un suero que le pusieron a la fuerza
después que su cuerpo se desplomó en el tercer
de huelga de hambre y sed pero su indoblegable espíritu,
mientras lo sacaban del inhumano recinto, le dio fuerzas para
gritarle a sus carceleros: “¡Viva Concilio Cubano! ¡Concilio
se realizará aunque sea en estos calabozos!”. Meses después
supe que Sánchez, su esposa e hijos murieron en el mar
huyendo del régimen. Quizás escapaban de la persecución
del G2. Quizás de la frustración de esa esperanza
libertadora que se llamó Concilio Cubano.
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