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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
Con ese amigo en la Casa Blanca, no necesitamos enemigos.

Mario J Viera

Dice esa parte del exilio cubano cargada de arrugas y canas que los cubanos tenemos un gran amigo en la Casa Blanca. Dicen que Clinton era un mal amigo y que le hacía el juego al tirano. ¡Por supuesto, Clinton no era amistoso con los exiliados! Al demócrata se le ocurrió crear la política de “wet foot/ dry foot” y diseñó unos acuerdos migratorios con el régimen de La Habana que para lo único que sirvieron fue para darle a Estados Unidos el papel de útil cancerbero protector de las costas cubanas; no para impedir invasiones sino para estorbar la fuga de cubanos de la gran carcel en que ha devenido la isla.

Clinton el inamistoso firmó la Helms-Burton por razones políticas o politiqueras; pero nunca puso en vigor la Sección Tercera de esa Ley; y terminó su mandato regalándole a Castro la victoria política del plagio de Elián González.

Llegaron las elecciones y el exilio de canas y arrugas castigó al poco confiable de Clinton y le dieron sus votos al candidato de los republicanos. Votaron por George W. Bush porque él quería un “Cuba Libre”. La esperanza siempre es legítima y se podría esperar que Bush le apretara las tuercas al usurpador y que bajo su administración, ¡por fin!, se alcanzara la transicion a la democracia en Cuba. El sueño acariciado por 41 años en aquella fecha, el mismo que alentaba a los derrotados funcionarios y oficiales del dictador Fulgencio Batista; el mismo frustrante anhelo de aquellos que huyeron cuando les robaron sus propiedades y ponían su fe en la inminencia de un rescate de sus riquezas sobre las espaldas de los marines y en cuestión de días nunca se materializó. Desgraciadamente desde Eisenhower, un republicano de linea dura, hasta Bush hijo, otro republicano duro, ni demócratas ni republicanos le han apretado las tuercas a Fidel Castro. El sigue ahí, inamovible, terco, intransigente y siempre represor.

Si el inamistoso Clinton dictó la política de pies secos/pies mojado, el gran amigo de los cubanos en la Casa Blanca ha continuado cumpliendo con la barrabasada clintoniana y, ¡de qué manera! Los abusos y atropellos que los guardacostas americanos han cometido contra los balseros cubanos, gente desesperada que busca el camino de la libertad, no se conocieron durante la administración de Clinton. Y aunque George W. Bush no ha derogado la medida y no ha implementado la Sección Tercera de la Helms-Burton, ni siquiera mencionó de pasada el nombre de Cuba en su último informe del Estado de la Nación, a pesar de haber proclamado: “Every step toward freedom in the world makes our country safer, and so we will act boldly in freedom’s cause” todavía se escucha el clamoreo de la derecha dogmática que le declara “nuestro amigo en la Casa Blanca”. ¡Vaya amigo que, en su alocución ante el Congreso, aseguró que su administración no olvidaba esa mitad de la humanidad que se mantiene bajo gobiernos dictatoriales como, ejemplificó, Syria, Birmania, Zimbabwe, Corea del Norte, e Iran que requieren su libertad como garantía para la justicia y la paz mundial y no se acordó de mencionar a Cuba tan cercana geográficamente a los Estados Unidos!

Buscando los votos del exilio cubano de canas y arrugas, el “gran amigo” de los cubanos salió con un paquete politiquero de medidas para “endurecer” el embargo contra el castrismo, y los viejitos que siempre le apoyan gritaron hurras enardecidos porque pensaron que prohibiendo el envío de ropas a Cuba se desmoronaría el regimen tiranico. Pero Castro ha cumplido sus 47 años de usurpación y ampliado su comercio con ávidos empresarios norteamericanos, que tal vez no envíen un paquete de ropas a un infeliz habitante de la isla, pero cargan barcos con suministros apropiados para engordarle las panzas a los generales castristas y a los distinguidos representantes de la elite del PCC y ¡como no! garantizarle la pitanza a la libidinosa jauría de turistas extranjeros que disfrutan en Cuba de todo lo que a los cubanos les está vedado.

Otra prueba de la gran amistad del inquilino de la Casa Blanca. ¿Ya se olvidó que a Santiago Alvarez lo detuvo el FBI el 19 de noviembre del 2005 casualmente cuatro dias después de que el usurpador del gobierno de Cuba hiciera declaraciones en contra de los “cómplices” de Posada Carriles ya antes detenido? Al siguiente día otro exiliado, Osvaldo Mitat, también amigo de Posada, fue llevado a prisión.

Por si quedan dudas de que en George W Bush la causa de la libertad cubana tiene un aliado, un amigo, un abogado ahí tenemos los últimos acontecimientos relacionados con balseros cubanos. Ramón Saul Sánchez inició una huelga de hambre de 12 días en protesta contra el modo en que se aplica la política de pies secos/ pies mojados a raiz de la devolución a Cuba de 15 balseros cubanos que habían llegado al puente en desuso que unía a la Florida con los cayos declarado como no parte del territorio de los Estados Unidos. El activista suspendió la huelga cuando se le comunicó oficialmente que se haría un analisis de la forma de aplicar la politica de pies secos/pies mojados. Pero cuando todavía no se había repuesto Sánchez de su prolongado ayuno se produjo un hecho aún más escandaloso y cruel.
Un grupo de 14 balseros encalla en un inhospito islote de Las Bahamas, Elbow Cay. Las olas los arrojan sobre los arrecifes. Luchan desesperadamente por sus vidas; han pasado dias terribles sobre un mar implacable que cobra su primer víctima en una de las mujeres del grupo de fugitivos enloquecida por el frio y el agua salada con la que intentaba calmar la sed. Toda una semana sobre el oceano, sin motor, sin viveres, sin agua. Las olas arrojan la balsa contra los arrecifes. Con esfuerzos desesperados luchan contra el oleaje intentando salir del agua. Sus manos sangran por las heridas que les produce la formación coralina.

Diez angustiosos días sobre un peñasco, alimentandose con crustáceos y bebiendo el agua de la lluvia. La muerte reclama su cuota. Solo sobreviven ocho. Un pescador bahamense divisa a los náufragos; notifica el hallazgo a la Guardia Costera de Estados Unidos. La nave blanca es como una esperanza. Uno de los sobrevivientes, Royde Martínez Chávez, es llevado a tierra para ser atendido medicamente, se le amputa un dedo; se le concede un perdón migratorio. Sus otros compañeros de travesía quedaron sobre un escampavías.

La disposición ejecutiva entra en función. “Pies mojados”, lo que significa el final de un sueño, la repatriación, la frustración de haber arriesgado la vida y de ver morir a seis compañeros sin haber alcanzado el ideal de la libertad. La burocracia americana razona por formularios. Si los naufragos fueron rescatados en territorio bahamense, a donde llegaron por accidente, deben ser devueltos a Bahamas, no son repatriados directamente. A Bahamas donde los derechos humanos son pisoteados. Estados Unidos lo sabe. Nuestro amigo en la Casa Blanca probablemente lo conoce.

En las Bahamas les espera un nuevo infierno.
Siempre le agradeceremos a Estados Unidos que nos ha abierto sus brazos de forma generosa. Siempre le reconoceremos como la única nación que se ha opuesto reiteradamente al castrismo; pero no nos engañamos: en la Casa Blanca, Cuba no es una prioridad, ya sea que su inquilino pertenezca al Partido Demócrata como al Republicano. Si queremos rescatar a Cuba no tenemos que confiarnos en la voluntad política de ningún candidato a la presidencia de Estados Unidos; esa es tarea nuestra.

NOTA Para el Sr. Bush o para cualquier candidato que en el futuro llegue a Miami diciendo que quiere “Cuba Libre” le obsequiamos con esta receta: El Cuba Libre se prepara en un vaso de diez onzas con una linea de ron Carta de Oro y una Coca Cola sobre un pedazo de hielo y se le adorna con un ramito de hierba Buena. ¡Que la disfruten!


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