Estimado
Sr Editor Jorge Felix
Ante todo un saludo.
Estamos escribiendo para expresar nuestra profunda indignación
por un incidente en uno de los hoteles de la cadena española
Sol Meliá en Cuba. Aún nos cuesta trabajo creer
que se acepte o practique tratamiento tan terriblemente perjudicial
a los clientes por parte de una organización supuestamente
respetable como Sol Meliá.
Somos
una pareja gay que vive en Londres, Reino Unido, uno es ciudadano
británico y el otro es cubano con residencia permanente
en el exterior, en el Reino Unido en este caso. Reservamos una
habitacion doble con cama matrimonial vía la Central
de Reservas en Madrid para el hotel Meliá Santiago.
Llegamos al hotel en la tarde del 23 de enero del 2006 con la
reserva. Todo parecía ir bien al principio, cuando llenamos
el formulario requerido para el registro o check-in, mostrando
nuestros documentos (pasaportes) para verificar la informacion.
Nos dieron los vales para los cocteles de cortesía para
esper en el bar por la puesta a punto de la habitación
asignada que aú no estaba lista. La chica en recepción
que hizo el registro explicó a su encargado, Sr. Armando
Guzmán - recepcionista principal - que un error había
ocurrido con la reserva inicial hecha pues indicaba una reservación
doble con cama matrimonial y ella nos asignaba una habitación
con 2 camas. Le indicamos a la recepcionista que no había
error y confirmamos que habíamos
solicitado un cuarto doble con cama matrimonial. En ese momento,
el Sr. Guzmán pareció sorprendido claramente por
esto y con una tremenda mala forma solicitó revisar nuevamente
todos los documentos, particularmente el pasaporte cubano, documento
que tomó en su poder y llevó a la oficina trasera
por cerca de 10-15 minutos, sin consentimiento nuestro y sin
dar ningún tipo de explicaciones. Luego el señor
reapareció con el comentario que el hotel no aceptaba
que nos quedaramos esa noche debido que es la política
de Sol Meliá para no aceptar cubanos en sus hoteles en
Cuba.
Totalmente
insultados por ese comentario y por su actitud, intentamos inútilmente
explicar al Sr. Guzmán que estas restricciones a los
cubanos - que sabemos están en práctica lamentablemente
en los hoteles de Cuba - no se aplican a los cubanos que residen
permanentemente en el exterior. De hecho ya habíamos
pasado ya parte de nuestras vacaciones en el país y nos
habíamos quedado en algunos de los hoteles principales
(tales como el Sofitel Sevilla en La Habana), así como
en varias casas particulares que arrendan a los turistas, sin
ningún tipo de problemas o comentarios de ninguna naturaleza.
Pero el Sr. Guzmán mantuvo su posición e indicó
que la decisión fue tomada por el co-director cubano
del hotel (Sr. Wilfredo Villaverde), negándonos la oportunidad
de hablar directamente con esta persona o con su contraparte
español el Sr.Pedro de Ruz ya que los dos "no estaban
disponibles por estar en reuniones para el resto de la tarde,"
según el Sr. Guzmán.
En
ese momento (y según lo confirmado por un trabajador
del hotel) se nos hizo claro que la decisión para negarnos
la habitación reservada era más por el hecho de
ser una pareja del mismo sexo que por otra razón. Quizás,
nuestra sorpresa más grande vino del hecho de que esto
suceda en un hotel bajo la administración de Sol Meliá,
dónde jamás esperaría un tratamiento homófobico
y discriminatorio por ser una cadena española que pensamos
sigue las leyes y obligaciones internacionales, europeas y de
España.
Durante
años hemos viajado extensamente por todo el planeta debido
a negocios y por placer, y nunca hemos sido rechazado por ninguna
instalación hotelera. Realmente nos faltan las palabras
para comenzar a describir el ultraje y cólera que sentimos
en esta situación sin precedente. Por lo tanto, hicimos
voto de nunca regresar a, o promover la estancia en instalaciones
de Sol Meliá, y tambien de asegurarnos de que todos los
canales apropiados se dén cuenta de lo que hace o permite
la cadena en ciertos países.
No
obstante - y pensando que Sol Meliá, como cadena internacional
no condona la homofobia o discriminacion, así como impacientes
por entender que lo que sucedió en Santiago de Cuba fue
un hecho aislado debido la conducta de personas de mentalidad
estrecha no compatible con la cultura de la compañía
- decidimos permanecer en el Tryp Habana Libre (otro hotel de
Sol Meliá) en La Habana y reservamos una habitación
para la noche del 26 de enero antes de nuestro regreso al Reino
Unido.
Esa
noche, llegamos al hotel, e hicimos el check-in normalmente
sin ningunas interferencias. Nos dieron un cuarto doble con
2 camas dobles (habitación 1529) como habiamos reservado
para ver la reacción. Mientras que estábamos haciendo
el check-in tuvimos bien cuidado en preguntar a la recepcionista
si ella estaba enterada de restricciones que impidiera que los
cubanos con residencia en el exterior permanezcan en hoteles
de Sol Meliá u otras compañias. Su respuesta fue
un “no” rotundo. Esta respuesta coincidió también
con la dada por la amable agente de Relaciones Públicas
del Habana Libre Tryp cuando le hicimos la pregunta.
Todo
esto confirmó lo que sospechamos desde principio: el
personal del Meliá Santiago había actuado basándose
en prejuicios y discriminación. Puesto simplemente, nunca
habíamos visto tan insultante e irrespetuoso comportamiento
y para nosotros ninguna disculpa puede arreglar la manera que
nos sentimos. Es díficil creer que en la actualidad todavía
existe ese tipo de comportamiento, especialmente en organizaciones
internacionales.
Este
incidente nos dejó sensación de que nuestros derechos
han sido pisoteados por individuos que intentaron manipular
(y crear) regulaciones para justificar sus acciones. Ya se puede
imaginar nuestra repugnancia, frustración y decepción
cuando la muy cacareada hospitalidad y ventaja de Sol Meliá
no se hizo realidad.
Versiones
de esta carta han sido enviadas ya a Sol Meliá sin que
hayamos recibido ninguna respuesta.
Atentamente
Andy