Por
Hector Navarro
Yo
fui afiliado del Partido Comunista Argentino. Luego fui uno de
los fundadores del Partido Comunista Revolucionario.
Fui
Secretario General del Centro de Estudiantes de mi Facultad de
Derecho. Cuando murió el Che me llevaron preso por haber
colocado su imagen en la Facultad.
Si
bien ya no tenía ilusión alguna, por el contrario,
sobre lo que era el estalinismo, creí que en Cuba se estaba
haciendo el verdadero socialismo, un socialismo con rostro humano.
En
1998 viajé a Cuba para cubrir la visita del Papa para un
canal de televisión argentino. Estuve un mes y medio. Pensaba
unir trabajo con vacaciones. Luego de la primera semana inicial
en que me deslumbraron las playas de arenas coralinas, las aguas
verdiazuladas y la maravilla de La Habana vieja y su gente empecé
a ver cosas preocupantes que me hicieron una especie de "click"
mental, un llamado de atención.
Les
cuento: Pequeñas cosas. Cuando les pedí a un grupo
de músicos que tocaban en la playa de Santa María
que tocaran esa canción dedicada al Che ("y tu querida
presencia, Cmdte. Che Guevara") y les dije que yo era rosarino
como el Che creí que los halagaría. Por el contrario
pusieron "cara de culo" como decimos los argentinos.
La
tocaron porque yo era el que pagaba (diez dólares por veinte
minutos de música)
Como los del partido se creyeron que yo era alguien importante
en la Argentina (lo que no es así, por supuesto) por aparecer
en la televisión me prepararon encuentros con artistas
cubanos. En uno con los artistas jubilados les conté lo
mal que estaban las viudas de los jubilados (las pensionadas)
que solamente cobraban U$A 150 por mes y que todos los miércoles
le hacían una caceroleada a Menem por esa causa.
Yo
creí que los jubilados cubanos se horrorizarían
pero me miraban como fascinados y con cara de piedra al mismo
tiempo. ¡Me da vergüenza! A los pocos días supe
la causa: Los
jubilados cubanos cobran tres dólares y medio por mes.
Y
salvo los pocos y malos artículos de la cartilla de racionamiento
todo se debe comprar en dólares. Y muy caro. Me horroricé
cuando supe que el litro de aceite costaba U$A 2,30 en Cuba. En
Argentina costaba entre 70 y 80 centavos de dólar el litro.
Me
indignó ver que en los pueblos del interior, donde no van
los turistas, hay negocios donde se paga todo en dólares.
Son negocios donde el gobierno recauda los dólares que
los exiliados de Miami les envían a sus familiares en Cuba
para que no mueran de hambre.
Es
actualmente la mayor fuente de divisas de Cuba y tiene una enorme
ventaja ante el hecho de que la economía cubana es esencialmente
inexistente: no requiere de contraprestación alguna porque
son donaciones. A diferencia del turismo donde al turista hay
que darle algo a cambio de su dinero.
¿Igualdad?
Para nada. Los turistas y los jerarcas del partido tienen lo mejor:
sanatorios lujosos viajes al exterior, las mansiones expropiadas.
El pueblo simplemente tiene hambre: Los niños a partir
de los siete años no tienen derecho a tomar leche. La carne
de vaca se reserva para los turistas.
Y
si un cubano mata una vaca tiene una condena peor que si matara
a un hombre. ¡Aunque sea suya y la haya criado! Es obligatorio
registrar los nacimientos de vacunos en un registro más
estricto que el de la gente.
Resultado:
Una gran epidemia de ceguera causada por el beriberi, al que el
gobierno cubano llamó "neuropatía óptica"
porque le daba vergüenza tener esa enfermedad del extremo
subdesarrollo.
El
beriberi es causado por falta de las vitaminas liposolubles, que
se encuentran en la grasa de la carne. Ocurre que los cubanos
debieron transformarse en vegetarianos a la fuerza.
Recorriendo
Cuba te das cuenta de que las estadísticas de salud que
propagandiza el gobierno son falsas. La gente anda flaca, con
las ropas que les bailan. No ves un solo gordo en Cuba. En Cuba
no sería posible armar como en Brasil una comparsa de esas
hermosas negras de Bahía, bien gordas y vestidas de blanco.
Los negros, en especial, son los que se mueren de hambre en Cuba.
Pero
tal vez lo que más me conmovió en Cuba (y me abrió
los ojos) es ver la amargura de la gente, la falta de esperanzas.
Me decían que ni siquiera con la muerte de Fidel había
esperanzas, porque me decían que el sucesor, Raúl,
es peor que Fidel.
¿No
les llama la atención estas monarquías socialistas,
donde el hijo sucede al padre, como en Corea del Norte, o los
hermanos entre sí como en Cuba? ¿No les dice nada
eso?
¿Dónde
está la "democracia popular" si ya sabemos que
Raúl sucederá a Fidel en el trono?
Podría
escribir horas, sobre las situaciones de espanto que me contaron
los cubanos. Y las que yo mismo vi. Solamente algo muy significativo:
En el mes y medio que estuve nadie me señaló nada
positivo.
Y
hablé con centenares de personas.
Los
que hablamos español tenemos ese privilegio, poder hablar
con la gente si uno visita Cuba. Pero si lo haces se te arruinarán
las vacaciones, tal es la amargura que se destila.
Sin
embargo yo estoy muy contento de haberlo hecho. Me podía
haber muerto creyendo en el socialismo como forma económica
y política.
Ahora
ya nadie me puede hacer el cuento. Ya he visto que en Cuba es
la misma mierda que ha sido en Rusia y toda Europa Oriental.
Y
haberlo comprobado fue la experiencia humana más importante
de mi vida. |