Por
Roberto García Cabrejas
Las
mujeres en tiempos remotos siempre fueron discriminadas, eran
maltratadas y su función principal era procrear.
Siempre se dijo también de ellas que poseían un
sexto sentido para la vida.
En el Mar Caribe y más específicamente en Cuba,
la bella Isla donde vivo, ser mujer es un privilegio y una ventaja
a la vez. Les explicaré el porqué.
Ya desde que están en período de gestación,
muchos padres rezan a la mismísima Virgen para que sea
hembra la cría; y la predicción de esperanza y
consuelo que brota de sus labios cuando nace la infeliz criatura
es la siguiente: ¡Mi hija va a ser una buena jinetera!
O esta otra no menos esperanzadora ¡Se tiene que casar
con un Pepe!
Esto,
señores, es muy frustrante para nosotros los hombres
aquí en Cuba, porque imagínense si la profecía
se llegara a cumplir en todos los casos tendríamos que
lidiar en un futuro con animales o buscar a las féminas
en el Medio Oriente contando con que el Gobierno te autorice
la salida del país.
Nunca pude tener una hermana pero mi vecinita Carmen de diecisiete
años de edad es como si lo fuera; ella la pobre nunca
se acostumbró a vivir entre escasez y necesidades, esto
le causó un grave cuadro clínico que le provocó
perdida de peso y algunos mareos.
Los médicos esta vez gracias a Dios no se equivocaron
e inmediatamente, le aconsejaron cambiar un poco de aire, y
fue tanto el aire que cogió que fue a parar al piso 15
del hotel cinco estrellas Melía Santiago acompañada
de un apuesto joven de apenas sesenta años de edad, del
que, por cierto, no se ha podido confirmar su nacionalidad.
Lo que comentan sus vecinos es que fue un amor a primera vista,
que piensan casarse y Carlos, su novio cubano hasta hace a penas
dos días, se encuentra internado en un hospital psiquiátrico
y no precisamente por Carmen, sino por una adicción a
las drogas que no ha logrado superar.
El trabajo de mi amiga no es como otros, éste implica
sacrificios, malas noches, valoraciones y decisiones que tiene
que tomar de inmediato porque la competencia en la calle es
a capa y espada y no se puede escapar nada ni nadie.
Ella se considera una autodidacta y nunca ha tenido una llegada
tarde, es la primera en estar presente cada vez que arriba un
Crucero a puerto. También se ha convertido en una excelente
fisonomista ya que distingue a un Ruso de un Uzbeco a primera
vista. Posee poderes sobrenaturales por lo que clasifica a los
turistas de inmediato y sabe cual tiene una buena posición
económica.
De esta manera, presiente al enemigo a distancia con su vista
infrarroja. Así en lo que va de mes ha descubierto a
doce agentes secretos de la policía en lobbis de hotel
y discotecas donde frecuenta.
Carmen no está afiliada por supuesto a sindicato alguno,
no pertenece al CDR no paga MTT, ni FMC. Para ella no existen
días feriados y prefiere ver en su máquina vídeo
(adquirida en el mercado negro) algún Sábado Gigante
o Show de Cristina en el horario en que se trasmite Mesa Redonda
y Tribuna Abierta. Ella se ha convertido en tan poco tiempo
en la perfecta enemiga de la sociedad en que vive.
Muy al margen de esta posición, sus amigas y amigos la
admiran y respetan. Incluso, el sueño de sus amigas es
ser como ella y están al acecho de una primera oportunidad.
Carmen ha preferido no involucrarse en la actual realidad cubana,
pero simpatiza mucho con la creciente Oposición en la
Isla. Desconoce el ¨Proyecto Varela¨ y créanme
que la entiendo. Su único y emergente proyecto es casarse
con su novio de sesenta años, residir en el extranjero,
no importa en qué país sea, comprarle un apartamento
a sus padres, llenar de confort a su familia y convencer a su
querido prometido por todos los medios posibles de que lo ama
con locura ya que éste en cualquier instante pasa al
reino de Dios.
A Carmen le gusta vestir ropas exclusivas y de marca, frecuenta
los mejores restaurantes y no le faltan cien dólares
en su cartera. Sus padres, casi como es de suponer, son militantes
del partido comunista y como herederos de tradiciones con un
rápido diagnostico alegan que el problema de su hija
radica en el embargo financiero y comercial de los Estados Unidos
a la Isla y las demás cuartillas que acompañan
a este agotado discurso que conocemos de memoria.
Carmen es adicta a la cocaína y, a su corta edad, ha
tenido novios de diversas nacionalidades. Domina cuatro idiomas
y fue advertida por las autoridades sanitarias ya que en más
de una ocasión ha contraído enfermedades venéreas.
El propio jefe de sector de la policía del barrio en
persona la busca afanosamente ya que posee una orden de detención
en su contra.
La política del gobierno es ¨no permitir que jóvenes
como Carmen se encuentren en las calles deambulando hasta altas
horas de la noche porque la Revolución es benévola
y no abandona nunca a sus hijos¨. Y para tan noble empeño
el Gobierno emprendió un proyecto de construcción
de prisiones a lo largo de toda la Isla.
Hace poco que vi a la bella Carmen y créanme que en ese
instante parecía feliz, llena de vida, sus ojos brillaban
cual luceros en la noche, una frescura diluida como gota transparente
de lluvia, su voz sensual y una inocencia que jamás conoció
maldad alguna.
Fue
su última noche. Murió a los diecisiete años
de edad. Se dice que de un infarto de miocardio pero lo más
probable es que haya sido a consecuencia del hábito de
ingerir estupefacientes que es lo que ocurre generalmente en
estos casos.
Ya ella no está entre nosotros. Ya no podrá alcanzar
sus sueños y aunque no es el momento de buscar culpables
si es momento de meditar, reflexionar sobre problemas como estos
y alertar a miles que como Carmen conviven en barrios y ciudades
de nuestra Isla que en busca de un futuro, una necesaria y verdadera
libertad, terminan sus vidas de forma tan trágica.