Por Manuel Darío
Los tiempos han ido cambiando y lo que muchos han estado esperando…
ya viene llegando.
Se comienza a hablar de un Fidel Castro enfermo y viejo como él
mismo tal vez no se vislumbró y allí dentro, entre
sus cuadros más cercanos de seguidores se murmura quién
lo sustituirá, pregunta que el mundo entero se hace desde
algún tiempo.
Estarán corriendo, hablando, pensando y preparándose
para lo que ya viene llegando. Estarán encomendándose
a cuantos dioses y protecciones espirituales existan en el mundo
de la religión sincréticas cubanas de los babalaos,
yorubas y los indispensables vasitos de agua sobre la mesa junto
a las cartas españolas, los caracoles o palos para informarles
el futuro. Los actuales ejecutivos estarán reuniéndose
con sus amigos procurando obtener su incondicionalidad, dejando
ver a quien pueda apoyarle que tendrán provechos si son
elegidos ¿Qué importancia puede tener que hayan
sido del actual gobierno? Saben de cómo funciona todo,
de cómo hacerles digerir el engaño al pueblo, intentando
asegurarse la etapa de transición y la posibilidad de continuar
con las manos en la masa el tiempo que dure ese instante… o hasta
ser parte activa de la nueva forma de vida, porque para eso será
una democracia.
Los de afuera estarán contando el dinerito ahorrado para
ir a invertir e intentar tener allí lo que en el exilio
no lograron, los que sean ricos simplemente tomaran el avión
y plantando bandera, edificaran otra parte del imperio en la renaciente
y chic Havana.
En muchos de los países del bloque socialista, incluyendo
la propia Unión Soviética, luego del desbarajuste
se ha descubierto que de unidos nada tenían, que solamente
la férrea imposición de la unidad les mantuvo todo
ese tiempo bajo la bandera roja de la hoz y el martillo y… ¿esto
no podrá llegar a suceder en Cuba? donde el gobierno ha
estado todo el tiempo separando al cubano tanto de afuera como
al de adentro. A unos les impuso el silencio de la distancia a
los otros una política de segregación regional,
cosa esta última que muy bien podría alimentar diferencias,
arrastrar odios, ambiciones y envidias que estallaran si se diera
el caso, alargando todo esto el tiempo de reconciliación
nacional.
El count down ha comenzado, tanto para los de adentro como para
los de afuera, y ambas maquinarias seguramente ya estarán
funcionando para colocar, tomar y posesionarse de la mejor parte
cuando el Señor de las Moscas se reúna con el Señor,
cosa que también pudiera traer diferencias, divergencias
y hasta antagonismos. La comunidad del exilio cree tener lo indispensable,
las condiciones y toda la razón del mundo para erguirse
como líder de la nueva patria, los cubanos de Cuba, por
derecho, por haber sufrido en carne propia día a día
el infortunio se dirán a sí mismos que como ellos
nadie para reconstruir la patria; y aquí si no se habla
claramente, si no se va a una mesa a hablar con sinceridad y pensando
únicamente en la patria, solamente maquillarán la
misma historia que llevó a los hechos que arrastró
a la nación al descalabro y el infierno que ha durado demasiado
tiempo.
Durante todos estos años, se ha fomentado -o al menos intentado-
el odio hacia los Estados Unidos, tan grande es el desprecio del
guía máximo que decidió subliminalmente traspolarlo
al pueblo mediante la formación académica del nuevo
ser que construían, filtrando el odio en cada letra que
absorben las abiertas mentes de quienes reciben el adoctrinamiento.
Pero al revés de lo que siempre ha negado el gobierno,
el pueblo ha dirigido su vista como jamás hizo hacia el
Norte, buscando allí las respuestas a sus preguntas de
¿por qué me ocurre esto a mí y tú
no haces nada? o lanzándose a la mar para dirigir su camino
a tierras de libertad, aunque el idioma no sea el mismo, ni las
costumbres ni la forma de pensar… allí hay libertad, respeto,
pero sobre todo democracia, así que lo demás no
tiene importancia, se las apañaran después. Como
nunca el cubano ve a Estados Unidos como la solución a
sus problemas, como nunca desean ser como ellos, aunque vayan
a gritar frente a la oficina de Intereses en la Habana o pronuncien
palabrotas en contra del imperialismo cruel y culpable de todos
sus males, según el propio guía que les orientó
fuera a gritar al fariseo, opulente y arrogante gringo.
Se viene hablando de una Cuba libre y soberana, democrática
y tolerante, se han formado grupos que intentan dirigir la sociedad
luego del derrumbamiento, se ha hasta donado dinero para que un
arquitecto diseñe la futura Habana, se piensa en quien
pudiera ser el sucesor y algunos creen que tendrán sus
antiguas propiedades cuando retornen, pero nadie ha pensando por
un segundo si se pidiera la anexión cubana a Estados Unidos,
algo que muy bien pudiera llegar a suceder y entre otras cosas
sería hasta factible, porque se aseguraría la democracia
y la estabilidad, se tendrían derechos y privilegios que
solamente Puerto Rico posee en estos instantes como Estado Libre
Asociado.
Hace mucho tiempo, cuando Cuba decidió independizarse de
España, entre todas las ideas surgidas como camino para
su futuro, estuvo la anexión hasta formalizada como partido
-Partido Anexionista-, porque muchos cubanos estaban a favor de
la anexión ya que la misma aseguraría la salvación
de la economía, la esclavitud sobreviviría, reanudándose
el comercio de esclavos; constituyendo en 1848 un importante artículo
en las elecciones presidenciales y hasta el presidente Polk le
hizo una propuesta a la corona española de 100 millones.
También a finales de 1850 Narciso López zarpó
hacia Cuba con una fuerza de casi 600 hombres, principalmente
norteamericanos del Oeste, entre los cuales estaban oficiales
que habían luchado en la guerra mexicana. Entre finales
de 1840s a principio de 1850s El Club de la Habana se desempeñó
como el centro de la conspiración anexionista, luego de
desaparecer Narciso López una conspiración anexionista
fue descubierta en 1854 y una nueva propuesta de comprar Cuba
se hizo por parte del presidente Pierce, rechazada esta vez por
un gobierno liberal en Madrid, pero al fin un triunfo electoral
norteamericano antiesclavista echó por tierra dicha posibilidad
y junto a la guerra civil de 1861 se puso en decadencia el sentimiento
anexionista cubano.
Hoy muy bien que este sentimiento pudiera resurgir, en definitiva,
para toda la comunidad cubana sería hasta factible y cómoda,
pues una inmensa mayoría son ciudadanos norteamericanos,
otros residen allí desde tiempos que hasta han olvidado
el nombre de las calles por donde caminaban antes de partir a
tierras norteñas, y la segunda y tercera generación
cubano-americano son de este lado, sin raíces ni recuerdos
de la patria de sus padres y abuelos.
Las condiciones de hoy distan de aquellos tiempos cuando una nación
poderosa podía comprar una colonia a otra, tampoco estaría
proscrito si algunos cubanos decidieran crear un partido pro-anexión,
pues estarían en todo su derecho por pertenecer a un país
democrático y pleno de derechos.
Sucederán muchas cosas luego de los días que vendrán
después, una inestabilidad económica y social correrá
las calles, el miedo a ¿qué será de mí?
llevará a otros a realizar actos de los que seguramente
han de arrepentir luego, pero que atentarán contra la nación
y su reconstrucción. Podrá existir el recelo contra
quienes llegan con sus dólares luego de una transacción
bancaria para crear sus negocios, la invasión del comercio
norteamericano arroyará seguramente a los que ahora chupan
las migajas dadas por el gobierno en sus corporaciones estables
y seguras por la falta del derecho a protestar a sindicalizarse
para la defensa de beneficios que poseen los trabajadores de cualquiera
de los países que operan en Cuba. Habrá una diferencia
entre el de adentro y el de afuera, no tan sólo económicamente
sino espiritual y sicológica porque el modo de vida cubano
que ha impuesto la doble moralidad ha destruido el comportamiento
cívico del ciudadano medio que se ha visto obligado a depender
del robo y la compra de objetos robados para obtener una vida
un tanto civilizada pero que años tras años bajo
esa condición lo ven hoy como normal y necesario… allí
nadie se siente culpable por llevarse de su oficina las hojas
de papel que su hijo requiere para hacer un trabajo escolar, ni
nadie se abochorna porque compró leche de contrabando.
Sucederán muchas cosas cuando el sistema comunista desaparezca
de Cuba, ya sea en paz o tras una transición cruda y vengativa
cuando el “Señor” se reúna con el Señor,
porque nadie podrá decir hoy con certeza qué sucederá,
ni los famosos síquicos que pululan por doquier podrán
vaticinarlo, pero sobre todo lo que muy posiblemente ocurra, ya
sea el camino a una Cuba libre y verdaderamente soberana o como
estado de la Unión, habrá que buscar la solución
definitiva al problema cubano con la participación de todas
las parte y de todas las ideas, asegurándose que se llegue
al fin a la paz deseada… al camino, definitivamente correcto
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