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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |

Medicina Cubana: S.O.S.

Por Iván Garcia


No se fíe de las apariencias, la salud pública en Cuba vende la imagen de eficiencia y calidad. Nada más lejos de la verdad.

Yadira, 24, entró al hospital Miguel Enríquez, del municipio 10 de Octubre, en la capital, con un fuerte dolor bajo vientre. Ocho días después salía en una caja de pino barata de una clínica gineco-obstétrica.

La historia fue así. Desde hacía un par de semanas la joven Yadira tenía todos los síntomas de un posible embarazo. Pero a ratos sentía intensos dolores abdominales. El médico de la familia le diagnosticó amenaza de aborto y le aconsejó reposo absoluto. El diagnóstico no sólo estaba errado, sino que fue fatal. A los seis días tenía sangramiento y terribles dolores.

Su esposo la condujo a prisa hacia el cuerpo de guardia del Miguel Enríquez. A pesar de tener todos los síntomas de un embarazo ectópico, el galeno que los atendió dio crédito al diagnóstico del médico de la familia y simplemente le inyectó un calmante y la mandó hacer más reposo.

Ocho días después Yadira llegó sin conocimiento al hospital de maternidad Hijas de Galicia. Murió antes de llegar al salón de operaciones, producto de una hemorragia interna. La culpa: ineficiencia médica. ¨Cierto que el embarazo ectópico es en la medicina el gran simulador, pero un médico medianamente preparado debe saber diagnosticarlo y prevenirlo. Cuando una joven muere por esa causa la culpa es de los médicos¨, asegura Lourdes, 46, ginecóloga con veinte años de experiencia en la profesión.

Castro se enorgullece de su extensa legión de 41 mil galenos. Dentro de los tours políticos rutinariamente programados para personajes de renombre de paso por La Habana se incluye la Escuela Latinoamericana de Medicina, en las afueras de la capital. Allí estudian más de 500 alumnos provenientes de América y África. Pero las interioridades de la salud pública cubana inducen al terror.

Visítese los hospitales capitalinos y se verá la suciedad y falta de medicamentos. Mas no es todo. La abulia de los médicos al consultar es proverbial. Su escasa profesionalidad y seriedad en muchos casos es brutal.

Leticia, 26, maestra de primaria, desde hacía dos años sufría molestia en un hombro. Comenzó a tener incesantes dolores y hasta los ganglios se le inflamaron. Los doctores le diagnosticaban bursitis, hombro congelado y que un desodorante no le había asentado. Y le recetaban toda clase de analgésicos desde Ibuprofeno hasta Indometacina. Pero el dolor no cedía.

Las placas (rayos x) fueron vistas por los médicos y corroboran la bursitis. La dolencia aumentó. Fue ingresada en un Hospital Ortopédico. Ahí se alarmaron con los síntomas. Un médico le dijo que ya desde las primeras placas se veía claramente la existencia de una tumoración.

Leticia se encuentra ingresada en el Oncológico. Tiene un sarcoma de Ewing. Un tipo de cáncer en los huesos que no es tan común, pero sí muy mortal. Probablemente le tengan que amputar el brazo. La cirugía podría detener el avance de la enfermedad, pero la joven maestra tiene sus días contados. Dos años es demasiado tiempo tratándose del cáncer.

¨Es horrorosa la ineficiencia médica. Lo de menos es la escasez de medicamentos, sino el abuso que se hace con determinados tratamientos, como la quimioterapia, extraordinariamente dañina al organismo pues lo debilita y hace perder la inmunidad. Por lo regular después aplican radiaciones y, finalmente, operan. Pocos son los que sobreviven a tales devastaciones del cuerpo humano¨, dice Rodolfo, 70, especialista que ya no ejerce la medicina y por cuenta propia investiga tanto los últimos adelantos científicos como las terapias tradicionales, desde las flores de Bach y la curación por el ayuno hasta los ritos tibetanos.

En Cuba hay personas que no confían en los médicos. ¨Los jóvenes doctores de ahora aprenden matando. En su contra tienen un handicap: a muchos no les gusta su profesión¨, afirma José, 34, abogado. El suele acudir a galenos viejos, con suficiente experiencia. Acostumbra a gratificarlos con dólares y regalos. ¨Para estimularles¨ acota José.

La salud pública es gratuita en Cuba. En el mejor de los casos, un médico gana al equivalente a 25 dólares al mes. Y al llegar a sus casas, igual que la inmensa mayoría en la isla, sufren mil penalidades y padecen estrecheces materiales, ¨en esas condiciones no se va trabajar con buen estado anímico¨, señala José.

Pacientes como este abogado son altamente codiciados. Los médicos se esmeran y les recetan medicamentos de calidad que entran al país mediante donaciones. No son pocos los doctores que se los roban descaradamente y los reservan para pacientes solventes.¨Esa es una forma de tener algunos dólares y resolver ropa o equipos electrodomésticos², asegura una doctora que prefiere el anonimato.

Es por ello que cuando alguien ha contraído una enfermedad severa se persigne y pide a Dios que le atienda un médico preparado y con deseos de trabajar. Otros acuden a santeros o médicos especialistas en medicina asiática.¨

En absoluto secreto se mantienen las cifras de los diagnósticos equivocados y de pacientes fallecidos por enfermedades curables no prevenidas a tiempo. Entonces sucede que los pasillos de los hospitales cubanos se convierten en corredores de la muerte. Si lo dudan, pregúntenle a Leticia, la maestra habanera.


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