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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
"No hay negro bueno ni tamarindo dulce"

Por Rafael Duharte Jiménez y Elsa Santos García

Un estudio de la mentalidad de los cubanos de fines del siglo XX no podría excluir el tema de los prejuicios raciales heredados de la esclavitud, los cuales sobrevivieron a la abolición, la independencia y la supuesta revolución social transmitiéndose de generación en generación a través de los consejos de abuelitas y madres en el seno del hogar. ¿Cómo la sociedad cubana finisecular enfrentó las relaciones interétnicas?; ¿cómo canalizó viejos odios y traumas?; ¿Cómo logró crecer el mestizaje a contrapelo de los prejuicios raciales sembrados por trescientos setenta y seis años de práctica esclavista?

El complejo entramado de los prejuicios raciales en la Cuba contemporánea está conformado por el racismo del blanco, que tiene como antecedente la negación de la propia condición humana del negro que inspiró la institución esclavista; el racismo del negro que nace del rencor de la explotación y la humillación y el racismo del mulato que quiere pasar por blanco convencido de que así "adelanta la raza". Cuando en un futuro tal vez lejano algún estudioso de las mentalidades investigue el fin del milenio en Cuba quizas no encuentre en las bibiliotecas y archivos referencias sobre el fenómeno y hasta concluya que, como creyeron muchos contemporáneos, los prejuicios raciales fueron barridos por el estupendo esfuerzo igualitario de la Revolución en los años sesenta.

Los testimonios que a continuación reproducimos no son el resultado de una encuesta sociológica, han sido tomados al azar entre un grupo de personas que sólo tienen en común ser compañeros de trabajo. De manera que no pueden ser vistos más que como algunas opiniones sobre un tema tabú.

Rosita, 30 años, negra:

Sí, aquí hay personas que tienen prejuicios raciales graves y a una persona que va entrar a su familia la revisan para ver si es blanca legítima. Le revisan las rodillas, el ombligo, las orejas, los dientes, el tabique de la nariz y sobre todo las nalgas. Ninguna blanca legítima tiene nalgas! Yo por ejemplo soy negra y tengo rodillas de blanca... todo depende de la sangre. El "buen vientre" no existe, es la sangre la que determina el color de la gente; uno que parece blanco puede tener más sangre de negro que un negro. Yo he visto a una "jabá con los moñitos rococó", que tenía más sangre negra que yo...A mí misma no me gustan los negros. Mi abuela era blanca y se casó con mi abuelo que era un negro. Yo tengo tías mulaticas. Yo me crié entre blancos, "los negros pa'lla, los fósforos, no quiero nada con ellos." Todo el mundo quiere "adelantar", "aclarar su camino", quiere borrar su pasado para que sus hijos no sufran...

Mireya, 43 años, mulata:

Mi mamá es una mulata adelantada y mi papá es blanco de ojos claros. Su papá, mi abuelo. era un gallego que se casó con una negra. La mayor de mis hermanas salió clara, pero con el pelo malo y siempre me dice que ella "me limpió el camino", porque yo soy trigueña de pelo bueno. A mí no me gustaría que mi hija se casara con un negro. Como yo la he educado en ese sentido bien, eso no ocurrirá, ni siquiera uno un poquito más atrasado que ellla. No me gustaría que se casara con un negro porque eso pesaría sobre mis nietos, si salieran atrasados. Mi cuñado, que es blanco, se casó con una negra que tiene mal vientre y los hijos le salen negros, no los adelanta... Los matrimonios de negro con blanca siempre son un fracaso, pues hay muchos celos por parte del hombre. He visto unos cuantos. El negro considera que ha adelantado y si la pierde se sentiría humillado, por eso es muy celoso. El negro casado con blanca se siente inferior!

Nora, 47 años, blanca:

Mi esposo era un mulato claro y una de mis hijas es "jabá". Ella entre los siete y los doce años se quejaba de su pelo. "Lo tengo más malo que mi papá", decía y se comparaba con su hermana que tiene el pelo bueno porque salió a mí. Ella tenía mucho conflicto con su pelo. Llegaba a decirme ¿para qué te casaste con mi papá? Mira mi pelo. Después de los quince años se le pasó este problema. Tengo una hermana blanca, trigueña, casado con un negro, la familia lo aceptó, pero mi marido que es mulato me decía: "Mira que tu hermana tan bonita casarse con ese negro de mierda". Los mulatos y los jabaos son los más racistas, no miran bien al prieto, ellos dicen: "Yo adelanto, no atraso". Algunas negras y mulatas dicen que tienen el vientre limpio porque adelantan los muchachos.

Rosa, 55 años, negra:

El negro es un poco racista, yo tengo mucha familia blanca. Hay personas "de color" que tienen un puesto y "se dan lija" con los negros, pero que vaya un blanco, entonces se vuelven muy amables...! Yo creo que el racismo no se acabará nunca! Yo no soy racista. Mi hija tenía un novio negrito y yo le decía: "Mi hija, tienes que buscar un hombre más clarito". Yo no quisiera tener que "peinar pasitas" con mis nietos, si no tuve que hacerlo con mis hijos que tienen pelo bueno. Yo tengo una prima "jabá" que tiene un vientre divino, un vientre limpio, los hijos le salieron muy adelantados, con ojos claros y pelo lacio. Las hijas se le han casado con "jabaos" y los hijos le salen casi blancos.

Esteban, 45 años, negro:

Yo conozco muchos negros que le tienen odio a los blancos, que los consideran sus enemigos... Eso que se dice "no importa el color de la piel" eso es una rutina... En Cuba no hay conciencia étnica, todavía el negro ama la belleza blanca, quiere serle agradable al blanco. El negro no se ama como negro. ¡Dale poder a un negro y verás lo que es complejo de inferioridad! El negro no tiene su moda, él usa la del blanco... Hasta ahora la religión es el único terreno donde el negro se siente fuerte. Es lo único que tenemos y no nos lo podemos dejar arrancar. Las religiones negras son más sanas y más cultas que las blancas porque son menos comerciales. Allí se ven más milagros.

Rache, 25 años, blanca:

Yo nací escuchando a mi abuela decir: "El blanco es una profesión, el mulato un oficio y el negro es un saco de carbón que se le vende a cualquiera"; "No hay negro bueno ni tamarindo dulce"; "Ser negro es una actitud ante la vida"; "El negro aunque se vista de seda negro se queda".

Rómulo, 43 años, blanco:

Yo me crié en un barrio mestizo de Santiago de Cuba, soy de una familia mestiza. Todos me reconocen como blanco y yo me reconozco a mí mismo como blanco. Me siento cómodo entre negros y blancos. Tengo mis grandes amigos negros, que son mis socios, porque nos criamos juntos en el barrio y no cambio su amistad por la de ningún "ario". Yo he sentido el racismo de los negros. En un grupo de negros "me han hecho el hueco". He sentido una frontera artificial. Pero luego esos negros me han aceptado al tratarme. Yo he estado perdidamente enamorado de una mulata y en ciertas circunstancias hasta me habría casado con ella. Esas son cosas del amor y éste no reconoce prejuicios. No me gustaría que mis hijos o mi hija se casaran con negras o con un negro. Pero creo que llegado el caso aceptaría su decisión.

¿Qué indican estas ideas? Sencillamente, las mismas son testimonio de la importancia que aún tiene el color de la piel en una sociedad mestiza en la que hace apenas ciento diez y ocho años fue abolida la esclavitud. Adelantar o atrasar la raza es una clave secreta de la cultura cubana que indica alejarse o acercarse a un pasado donde el negro era comprado y vendido como mercancia. Estamos en presencia de una sociedad con una larga tradición de igualdad que tiene sus orígenes en la revolución de independencia y supuestamente ha asegurado la igualdad económica y ante la ley, de blancos y negros; pero sin embargo conserva en su subconciente colectivo fuertes prejuicios raciales. En este fin de siglo algunos cubanos blancos aceptan los negros como amigos y compañeros, pero no les quieren como cuñados y mucho menos como yernos.

Para muchos cubanos negros y mulatos todavía el mestizaje es una vía hacia el blanqueamiento. Unos y otros aún son víctimas de los patrones éticos y estéticos que rigieron el proceso de deculturación del africano en la época colonial. La sociedad cubana ha avanzado mucho en el largo camino del mestizaje biológico y la superación de los prejucios nacidos de la esclavitud; pero todavía el color de la piel sigue siendo un motivo de infelicidad para muchos cubanos y quizas lo siga siendo aún por mucho tiempo, pues los cambios de mentalidad son más lentos que los que se operan en el plan de la política o la economía. Dentro de cien años quizas el negro y el blanco sean en Cuba minorías en proceso de extinción dentro de un mar de mestizaje biológico y cultural, tal parece ser el destino que indica no el censo, sino la observación directa del cubano en la calle.


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