Por:
Dr. Darsi Ferrer Ramírez
Cientos
de mujeres jóvenes son condenadas en Ciudad de la Habana,
de modo injusto y arbitrario, con penas hasta de cuatro años
de privación de libertad, por el delito de "peligrosidad
social".
Oficiales
del departamento "Lacra Social", del ministerio del
interior, se dedican a la pesca de chicas en la calle, por lo
general, negras, humildes y sin influencias que las amparen; las
arrestan y conducen para "Villa Delicia" (prisión
depósito donde las ubican en espera de sanción),
en cuestión de pocos días las procesan en juicios
sumarios y luego las confinan en los Centros de Detención
y Rehabilitación de Prostitutas.
El
arresto en la vía pública de muchachas se debe,
entre otras razones, por vestir ropas cortas y ajustadas al cuerpo,
visitar centros de consumo en moneda convertible, andar solas
o sin la compañía de hombres y merodear las cercanías
de lugares turísticos. En ocasiones, los del "Lacra"
utilizan de señuelo supuestos extranjeros que abordan a
las víctimas, entablan cualquier conversación con
ellas y, acto seguido, agentes de civil las detienen por "asedio
a turistas".
Es
frecuente que los oficiales negocien con las detenidas posibles
soluciones para dejarlas en libertad. Las opciones consisten en
propuestas sexuales o el pago de sumas de dinero, entre 100 y
150 dólares. A quienes se niegan a tener sexo bajo coacción
o a pagar el soborno exigido, las instruyen de cargos o las obligan
a firmar cartas de advertencias que representan pruebas incriminatorias
a la hora de procesarlas.
Las
recluidas en Villa Delicia son presentadas en los tribunales pocos
días después del arresto y sometidas a procesos
judiciales carentes de las debidas garantías. La Fiscalía
basa sus condenas en informes relacionados con conducta social
inadecuada de las encauzadas, elaborados por las "comisiones
de prevención" (integradas por el jefe de sector de
la policía y los factores de la comunidad).
Resulta
difícil encontrar abogados con disposición de asumir
el rol de la defensa en esas situaciones, pues como es conocido
la acusación en los casos de "peligrosidad social"
responde a una política represiva del gobierno dirigida
a encarcelar en masas y no hay posibilidad de modificar la sentencia
concebida con anterioridad a la celebración de la vista
oral.
En
la Habana existen dos Centros de Detención y Rehabilitación
de Prostitutas, "Flor de Cuba"y "La Flora",
ubicados en la periferia de Guira de Melena y Alquizar respectivamente.
Ambos albergan una población penal por encima de sus capacidades.
Las precarias condiciones y el rigor disciplinario en esas cárceles
adopta formas de trato cruel, inhumano y degradante.
Las
reclusas son confinadas en barracas construidas con paredes de
bloques y techos de fibras de asbesto cemento, que desprenden
un frío intenso en el invierno y un calor excesivo durante
el verano, provistas de turcos tipo letrinas como instalaciones
sanitarias, y alambradas de púas en los perímetros.
La alimentación que les brindan no satisface los requisitos
mínimos para garantizar la conservación de la salud;
la comida es escasa, mal elaborada y sin valor nutritivo, solo
les aportan proteínas en dos ocasiones al mes.
Las
obligan a realizar trabajos forzados, nocivos para la salud, en
actividades agrícolas durante ocho horas diarias y sin
remuneración económica. No disponen de programas
recreativos para pasar el tiempo de ocio.
El
contacto con el mundo exterior consiste en una visita familiar
de tres horas quincenales, y la asignación de un pase de
dos días al mes, condicionado al cumplimiento del férreo
régimen establecido, así como a la acumulación
de horas extras de trabajo voluntario. Además, no tienen
autorizadas visitas conyugales y, por tanto, carecen de la posibilidad
de algún tiempo de intimidad con sus parejas.
Los
carceleros de ambos sexos acostumbran a provocarlas y ofenderlas
constantemente y cuando protestan adoptan medidas de castigo que
incluyen la suspensión del pase o la visita y hasta la
perdida de beneficios como la libertad condicional.
En
la actualidad el número de presas es alrededor de tres
cientos en cada una de esas prisiones y conviven hacinadas por
lo reducido del espacio. El agua disponible tiene muy mala calidad
y genera frecuentes brotes de enfermedades como: cuadros diarreicos,
infecciones vaginales, parasitismos, y dermatitis. También
corren el riesgo de contraer otras enfermedades transmisibles
por la pésima higiene y la proliferación de vectores
en esos lugares.
El
cuidado de la salud de las que enferman no está garantizado,
en ese sentido, los puestos médicos de los penales carecen
de equipos elementales y de medicamentos básicos para ofrecerles
una asistencia médica adecuada.
Elia
Vidal Pérez, de 34 años, es una de las jóvenes
que cumplen prisión por el "delito" de peligrosidad
social, separada de modo abrupto de su esposo y dos hijos menores
de edad. Sobre las 8:00 de la noche, estaba en la parada de ómnibus
de 23 y L, en el Vedado, cuando cuatro hombres con aspecto de
extranjeros se le acercaron e hicieron algunas preguntas en inglés.
Se marcharon y entonces aparecieron varios oficiales del Lacra,
y la arrestaron por estar vestida con saya corta y conversar con
"turistas".
En
la unidad policial de Zapata y C la presionaron para que confesara
que se dedicaba a la prostitución. Le prometieron que si
colaboraba le darían la oportunidad de llamar a su casa
y de ver a los niños. Como se negó la metieron en
el calabozo y posteriormente la trasladaron a Villa Delicia.
La
sancionaron a tres años de privación de libertad
el 1 de Febrero, en el tribunal municipal de Playa. En el informe
de la comisión de prevención presentado en su contra,
se expuso que Vidal Pérez vive con lujos y riquezas, sus
amistades son elementos antisociales, ha incurrido en escándalos
y desórdenes públicos, y llega a su casa a altas
horas de la noche.
Sin
embargo, en verificación realizada con el presidente del
comité de defensa de la revolución (CDR) y otros
factores de su localidad, aseguran que la Sra. Pérez es
una persona honrada y respetuosa con los vecinos, la familia vive
de modo humilde por los escasos recursos conque cuentan, la casa
está inhabitable por el marcado deterioro, y los únicos
bienes que posee son un bombillo, tres sillas de hierro y una
cama inventada, no tienen siquiera refrigerador o televisor.
Otras
veinte y seis mujeres fueron procesadas ese día en el tribunal
de Playa, diez y ocho resultaron sancionadas a privación
de libertad y a varias de las restantes las condenaron a prisión
domiciliaria.
Yosdalia
Ramírez fue una de las pocas absueltas. Los del Lacra la
arrestaron a la salida del Castillo de Farnet, en la Habana Vieja,
donde había estado tomándose un refresco. La recluyeron
en Villa Delicia por dos semanas sin tomar en consideración
su niña pequeña de meses y que está casada
desde hace un año con Jonathan, ciudadano inglés
que, como es lógico, le da los dólares para que
pueda acceder a los lugares de consumo en moneda convertible.
El
miedo domina la vida de gran cantidad de mujeres en la Capital
Habanera y otras provincias del país, incluso algunas se
cohíben de salir de sus hogares para no ser arrestadas
sin motivos. Mientras, se rumora que obreros de la construcción
tienen la tarea de trabajar arduamente para entregar, a lo máximo
en tres meses, una nueva prisión en el poblado de Calderón,
carretera de Alquizar, con capacidad para miles de encauzadas
por peligrosidad.
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