Por
Pochuelo
Mi
primer encuentro con la isla hace ya más de dos años.
De regreso a mi país me quedé impresionado y con
muchas ganas de volver. En dicho viaje me había quedado
en casa de amigos en una de las ciudades satélites de La
Habana. De tal manera, tuve una impresión muy real de lo
que es la vida cotidiana en la capital cubana.
Afortunadamente
el año pasado se me presentó la oportunidad de visitar
Cuba de nuevo con un grupo de estudiantes universitarios. Yo esperaba
así conocer mucho más este país que me tenía
tan fascinado.
El
viaje nos llevaba desde Pinar del Río en el Oeste hasta
Baracoa en el extremo Oriente incluyendo lugares tan importantes
e interesantes como Varadero, Playa Girón, Cienfuegos,
Trinidad, Cayo Coco, Camagüey y Santiago de Cuba. Pero viajar
como turista era muy diferente a mi experiencia pasada en el seno
de una familia. Aunque el confort de los hoteles con agua y luz
todo el tiempo, aire acondicionado y hasta piscina me pareció
agradable, sentía que representaba otro mundo fuera del
alcance de los cubanos - un mundo sólo para turistas.
Es
lógico que el nivel de los precios en los hoteles para
el turismo internacional impide que sea accesible económicamente
para la mayoría de los cubanos. Pero no es la única
razón. La política del gobierno cubano hace que
prácticamente todos los hoteles para el turismo internacional
no permitan visitantes cubanos. De acuerdo con esta política,
los hoteles para nacionales tampoco aceptan turistas extranjeros,
así que existe un verdadero "apartheid" en el
turismo.
Fuera
del hotel le espera otra realidad al visitante que a veces no
es fácil soportar. Claro que los destinos principales del
turismo como playas, núcleos coloniales de ciudades, castillos
y parques naturales disponen en muchos casos de una infraestructura
turística para comer y comprar souvenirs o recuerdos. Pero
todo esto no puede esconder la situación de la gente en
Cuba que trata de ganarse la vida diáriamente. La necesidad
y la miseria que vive la población cubana desde el derrumbe
de la Unión Soviética está omnipresente y
no tiene nada que ver con descripción romántica
de la vida cotidiana en Cuba que reflejan los catálogos
de viajes.
Es
entonces entendible que el turista en la calle se vuelve una potencial
fuente de ingreso que muchos tratan de explotar con más
o menos éxito. No hay que permanecer mucho tiempo en un
lugar turístico de la isla para que se acerque una persona
que trata de empezar una conversación. El idioma no parece
presentar ningún impedimento porque de alguna manera la
gente siempre sabe hacerse entender. En muchos casos esa táctica
tiene éxito y al final el turista se ve obligado a obsequiarle
unos "fulas" - así le dicen los cubanos al Dólar
- a su solicitante.
De
la misma forma hay personas que se mantienen con la venta ilegal
de tabaco, ron cubano o cualquier otro tipo de servicio que se
ofrece muchas veces abiertamente en la calle. Para los visitantes
a los pocos días en Cuba, como nos pasó a mi y a
mis amigos, se puede volver una verdadera molestia tratar de quitarse
permanentemente a estos llamados "jineteros" o "jineteras".
Además tiene una cara triste cuando uno ve que también
se ofrecen niños y mujeres adolescentes en las ciudades
y playas. Lamentablemente parece haber mucha demanda para eso
por parte de los turistas, principalmente masculinos, del primer
mundo.
El
turismo indudablemente es hoy en día el sector más
dinámico de la economía cubana. Ningún otro
sector alcanza niveles parecidos de crecimiento. Es el turismo
que genera la mayor parte de las divisas que la economía
cubana necesita tan urgentemente para satisfacer las necesidades
básicas de su población. Pero el turismo no sólo
trae beneficios para el país caribeño. Hay un fuerte
contraste entre el turismo que los responsables en Cuba quieren
ofrecer y la realidad que ha vivido el país en estos últimos
años. La demostración de la riqueza de los visitantes
y los ingresos que unos pocos reciben del negocio con ellos están
poniendo en peligro la estabilidad y homogeneidad de la sociedad
cubana.
Mi
intención no es criticar o discutir el sistema político
en Cuba. Quiero más bien formular la pregunta si una planificación
estatal del turismo que beneficia a pocos puede llegar a ser una
opción para el futuro de ese país?
Después
de esta segunda experiencia en el país caribeño
me quedé algo desilusionado y con la duda si la fuerte
expansión del desarrollo turístico que el gobierno
cubano está promocionando para las próximas décadas,
traerá más beneficios o desventajas. Sin poder dar
una respuesta definitiva a la situación tan difícil
en la que se encuentra la isla al principio del tercer milenio,
estoy sin embargo seguro de una cosa: Cuba es un país con
abundantes bellezas naturales, grandes tesoros culturales y una
población adorable, capaz de crear fascinación y
desilusión al mismo tiempo. Necesito volver para tener
otras experiencias y añadir otra parte al rompecabezas
de la imagen que tengo de este país.
Desventaja:
Fidel Castro |