La
fiesta inicia los viernes y los sábados, a las 10 de la
noche, en el autobús que recorre la ruta 23, del Capitolio
al Vedado. Los brazos golpean en el toldo de la guagua poniéndole
ritmo al canto y al baile. Casi todos los de a bordo son homosexuales,
comunidad que a falta de espacios toma las calles de La Habana
para ejercer su derecho a la libre elección sexual.
Así
lo registra cámara en mano el documentalista independiente
Víctor Jaramillo. Los sigue por el malecón, los
liga en una cafetería, los interroga en sus casas, descubre
el otro lado del paraíso tropical que adorna las paredes
de las agencias de viajes, devela las diversas castas de la disidencia
sexual que habitan debajo de "las barbas de la revolución".
Cuatro
o tres veces al año, viajó Jaramillo a la isla,
desde 2001 a la fecha, para filmar clandestinamente. El resultado
de la pesquisa es La noche abre su flor, docurretrato -como él
lo llama- que se presentará este miércoles, a las
16 horas, en la Cineteca Nacional, en el marco del Festival Mix.
La
noche abre su flor constituye la segunda parte de una trilogía
que inició en 2001 con Amor Chacal , documental estrenado
en el Festival Mix de ese año que da cuenta de la prostitución
masculina en el sotavento veracruzano. La tercera parte tendrá
como escenario la ciudad de Cartagena, en Colombia, e iniciará
su filmación en septiembre.
Egresado
de la carrera de Comunicación en la FES Acatlán,
Jaramillo tiene un restaurante, que le sirve para costear sus
grabaciones.
El
documental es clandestino en el sentido estricto de la palabra.
Jaramillo, quien se dice de izquierda, no pidió permiso
para grabar y da como un hecho que la embajada de Cuba le cancelará
la visa, lo cual le confirmará que el esfuerzo valió
la pena.
El
Fonca le negó una beca. Puso de su bolso 100 mil pesos
para llevar a cabo el proyecto. Editó el material en su
propia computadora. La exhibición se limita a los festivales
y a reuniones de amigos. Es cine underground.
Utilizó
dos cámaras: una profesional y una semiprofesional, esta
última, por su tamaño, intimidaba menos a la gente
"y podía meterme, por ejemplo, a grabar a un baño
donde había sexo" -cuenta en entrevista el autor.
Lo
que en un principio le llamó la atención al videoasta
fue la naturalidad con que los niños de 13 o 14 años
aceptaban su homosexualidad o ejercían la prostitución.
En el material existen testimonios de niños y niñas,
como Cristal, quien a sus 14 años asegura ya haber vivido
con alguien y haber tenido al menos a cinco amigos mexicanos.
Se
recogen además testimonios de jineteros y jineteras, de
unas hermanas travestis que no han abandonado el núcleo
familiar, y de personajes como La Urona, un travesti.
Si
bien la homosexualidad en la isla había sido tratada en
el cine con la cinta Fresa y Chocolate, de Juan Carlos Tabío,
con guión de Senel Paz, Jaramillo afirma que la homosexualidad
en la isla no es tan clandestina. "El 90% de la población
cubana tiene prácticas homosexuales. Que se asuman es otra
cosa. Si no se entera la vecina, cualquier chico o chica puede
tener relaciones homosexuales. Hay zonas de la ciudad donde se
hace de manera descarada. Eso es lo padre".
Cita
el caso de los escritores Severo Sarduy o Reynaldo Arenas, quienes
fueron homosexuales.
"Es
complicada la vida cubana -agrega-. La población no tiene
libertades civiles, no puede desplazarse por toda la isla, y si
además le limitaras el ejercicio de la sexualidad, ya habría
explotado."
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