Por
Orlando Rivero
La
Iglesia Católica es una de las instituciones que goza del
privilegio de ser siempre actual a los fines de la especulación,
la intriga y el ataque, en especial si se trata de aquellos que,
con todo derecho, no pertenecen a la grey y que, con más
derecho aún, se permiten hablar y escribir sobre lo que
ignoran, en especial si no están obligados a probar lo
que dicen.
Me refiero al texto publicado días atrás en la sección
'Se dice que…', de Encuentro en la Red, bajo el título
de Preocupación en la Iglesia cubana por nuevos obispos
'sin compromiso' con la situación política. La tendencia
de hablar y escribir sin pruebas y sin seriedad acerca de la Iglesia
—o en su contra— es compartida por medios de prensa, interesados
—al parecer— en crear un estado de opinión sobre de la
disociación entre los fieles y la jerarquía, y las
discrepancias y acomodamientos políticos dentro de la propia
jerarquía.
En el artículo de marras se critica a la Iglesia Católica
de Cuba por su falta de compromiso con los cambios políticos
y, más recientemente, por su tendencia a retraerse al espacio
de los templos y las diócesis y no respaldar a los laicos
en su posición anticastrista o, simplemente, a favor del
cambio político.
Francamente, si no fuera porque el calendario indica que estamos
en 2007, algunas de las noticias y comentarios denotan un persistente
y arcaico viso de liberalismo anticlerical decimonónico
o, quizás, de cierto radicalismo antirreligioso de los
tiempos de la II República española que no se corresponde
con la realidad de la Iglesia Católica a la que se está
criticando. ¡Ese mismo anticlericalismo pedía, desde
finales del siglo XVIII, que la Iglesia y la religión se
replegaran a los templos y a la vida privada, y que renunciaran
al espacio público!
Iglesia, secularidad y política
En España, la Iglesia y el tema religioso de corte católico
está bajo intensa presión por parte los medios,
al calor de las políticas seguidas por el actual gobierno
socialista. De modo similar, el debate acerca del papel de la
religión en la vida política, y el tradicional temor
a la Iglesia católica, sigue figurando prominentemente
en la sociedad norteamericana.
Conflictos
constantes existen en toda América Latina entre las fuerzas
políticas que quieren utilizar a la Iglesia y las que quieren
excluirla, según sus intereses, como en Venezuela, Bolivia,
Chile, Colombia o México. Durante largo tiempo, muchos
entendieron que catolicismo, reacción, derechismo y dictadura
eran sinónimos. Para otros, la Iglesia ha sido la transformación
espiritual y vital que les ha lanzado al servicio de su familia,
de su comunidad y del mundo.
Dentro de la Iglesia cubana existen personas a favor y en contra
del régimen, al igual que hay indiferentes e indecisos.
A todos tiene la Iglesia que dar un espacio. Se olvida —o no "se
dice"— que la Iglesia ha sido la única institución
no estatal que ha militado con firmeza y abiertamente en contra
de muchas políticas del gobierno cubano. Ha sido la Iglesia
quien ha dado y creado espacios efectivos para el pensamiento
político, económico, filosófico, moral, estético,
y ha fomentado la creación de medios de prensa no gubernamentales,
bibliotecas, y centros de investigación.
En La Habana por ejemplo, la Iglesia ha creado la casa laical
con una biblioteca de ciencias sociales y teológicas abierta
al público. Allí se imparten ciclos de cines, de
conferencias, de formación cívica y religiosa. El
colegio de la Inmaculada Concepción es un centro de formación
filosófica y eclesial para religiosos y laicos, como también
lo es el Aula de Humanidades Fray Bartolomé de las Casas
en San Juan de Letrán en El Vedado.
Adicionalmente, se publican las revistas Palabra Nueva, Vivarium,
y hasta la más sencilla hojita dominical Vida Cristiana.
La diócesis mantiene una Pastoral Penitenciaria para atender
y apoyar a los presos y a sus familias. Existe, con el apoyo de
la Iglesia, un pequeño movimiento obrero católico,
una organización católica universitaria, algunas
agrupaciones pequeñas de profesionales (médicos,
pedagogos, periodistas, etc.). En la iglesia de Santa Rita, en
Miramar, asisten a misa las Damas de Blanco, piden por los presos
políticos, y desde allí salen a hacer sus caminatas.
En cualquier iglesia habanera lo mismo se ofrecen misas por muertos
tan disímiles como Arnaldo Ochoa, Tony de la Guardia y
Celia Sánchez, que Fulgencio Batista, Ramón Grau
San Martín y Carlos Prío.
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