Por
Jaime Legonier
La
salubridad en Cuba se retrotrajo al siglo XIX con la importación
y endemismo actuales de enfermedades que debía a la trata
de esclavos africanos y que eliminó durante el siglo XX
para recuperarlas a partir de sus años 70 por el voluntarismo
y descontrol de los mandantes nacionales.
La desinformación y la mentira son tácticas y estrategia
sistemáticas. Cuando a Castro le han preguntado porqué
negó en l959 que pretendía instaurar un régimen
socialista él ha contestado que porque “el pueblo aún
no estaba preparado para aceptar el socialismo y había
que “prepararlo”, “cuando el pueblo estuvo listo” él se
lo dijo.
Parece que eternamente “no estamos listos” para que nos informen
lo que pasa quienes afirman ser nuestros “representantes del pueblo
en el poder”. Otra “guayaba” –comunión con ruedas de molino
- que nadie traga, porqué: ¿cómo estar en
el poder y vivir desinformado?
Pero concentrémonos sólo en parte de la manipulación
de la información sobre salud:
Cundo la epidemia de dengue de l98l el popular programa humorístico
“Detrás de la fachada” se burló de quienes se preocupaban
y allí una presentadora muy querida –Consuelo Vidal – afirmó
que el Dengue no mataba a nadie que sólo había que
beber abundante líquido y no tomar aspirinas.
Hasta muchos años después de aquel buen rato de
risas y bromas no nos enteramos que en es esa epidemia habían
muerto l58 personas, de ellos l0l niños.- información
“por carambola” , desde la OPS.
Por aquel entonces el Estado culpaba a voces a los EE.UU. de la
epidemia que afirmaba había sido introducida en Cuba mediante
la “guerra bacteriológica “
HOY para nada se habla de ello, como si nunca hubieran existido
imperialismos perversos en el mundo, o como si olvidaran que entonces
los culparon, o como si tal acusación no fuera sino una
“guayaba ” que la gente tragó entonces, pero que resulta
intragable hoy.
Durante los 90, una misteriosa polineuritis atacó a decenas
de miles de cubanos que limitó, baldó y hasta mató,
el Gobierno informó que “investigaba las causas”, vinieron
investigadores hasta de los EE.UU., jamás informaron las
causas de la epidemia.
El rumor culpó a la carencia de vitaminas en la alimentación
y a intoxicación con picadura de cigarro contaminada.
El verano del 2005 una epidemia arrebató la vida a decenas
de personas, sobre todo a niños. El Ministerio de Salud
pública rompió su silencio para emitir una “Nota
informativa” en que cometió la indecencia de mencionar
8 niños fallecidos, cifra muy por debajo de la realidad
ocultada.
Con todas sus limitaciones, las fuentes independientes - como
el Centro de Salud y Derechos Humanos que dirige el doctor Ferrer-
supieron de unas 30 muertes.
La Nota del 2005 aseguró que todo estaba bajo control y
que “estudiaban” las causas de la epidemia. La epidemia se fue
como vino y jamás informaron ni el origen ni el nombre
del virus o intoxicación masiva causante de tantas muertes.
Una
información que supuestamente escribió Castro sobre
su última operación quirúrgica, afirmó
que la salud del Comandante era “secreto de Estado”, pero a partir
de tan rotunda afirmación, menudean los partes y mensajes
según los cuales el Comandante está mejorando a
diario, “hecho un caiguaran”- un roble- y otras tonterías.
En estos regimenes la razón de Estado justifica toda sinrazón,
desde que los fiscales y jueces –simbólicos- “no vean”
que es sistemática la práctica de detenciones arbitrarias,
allanamientos de domicilio a las 2 de la madrugada y actos de
esbirrismo que –según normas de la ONU- tipifican como
tortura.
Hasta que la gente riera en l98l sobre la epidemia mientras ésta
mataba l0l niños - e ignore a cuantos enferma y mata HOY,
mientras políticos y el Ministro cubano de Salud Pública
regalan hospitales, recursos y servicios médicos a otros
países
Curioso que la O.M.S y la O.P.S. también callan sobre el
descalabro de la salubridad y del sistema de salud en Cuba
Increíble que en el mundo sigan hablando de “los logros
de l a Revolución cubana”.
Prueba de que su principal logro- además de agarrarse con
las uñas al poder y conseguir que los llamen “revolución”
y hablen de “la leyenda de Castro” y “la leyenda de la Revolución
cubana” es el empleo de la “mentira de Estado” para fabricar esas
leyendas.
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