Por
Tania Díaz Castro
Me dice un colega, refiriéndose a esos intelectuales que
mantienen una batalla por la libertad a través de correos
electrónicos y llamadas telefónicas entre ellos,
que por algo hay que comenzar. Miles de palabras escritas y dichas
por aquí y por allá que demuestran el ansia oculta
de democracia y cambio de nuestros intelectuales, los que han
vivido en un país que no es libre, pero que les ha ofrecido
migajas que aceptaron porque, del lobo socialista, un pelo.
Ahora
resulta que el pelo es muy poco y lo que buscan es matar al lobo
para que la caperucita, no roja por supuesto, pueda recorrer el
bosque sin miedo alguno.
Hoy
viene a mi mente algo que hace más de cuarenta años
escuché decir al general español Alberto Bayo, quien
enseñó la técnica de la guerra de guerrillas
al Movimiento 26 de julio, a pesar de tener un ojo de vidrio:
"En una batalla hay que poner a los intelectuales y a los
homosexuales al frente, para que sean los primeros en caer".
Bayo pensaba que carecían de valor. Aún recuerdo
que mucho me molestó aquella opinión.
Lamento
que la controversia electrónica de los intelectuales cubanos
me recuerde al señor Bayo. Entonces me pregunto: ¿todo
se quedará en simples emails que no publica la prensa oficialista
ni muerta, y mucho menos son leídos por un locutor de la
tele?
El
cineasta y crítico Enrique Colina, eclipsado de los medios
de comunicación, manifestó su preocupación
porque el faro de la llamada revolución pueda apagarse
del todo. Teme que perdamos la plaza "si seguimos asumiendo
un estado que controla y se ocupa de todo sin poder ocuparse de
todo ni controlarlo todo".
¿Es
que quiere el reconocido crítico cinematográfico
que Cuba deje de poseer un régimen totalitario? Llamar
las cosas por su nombre hace más diáfano cualquier
texto. No leo en ninguna parte la palabra dictadura. Ni siquiera
dicen por lo claro que nuestro sistema político no tiene
nada de democrático.
Las
ideas sobre la libertad andan en patines (calzados por expertos
patinadores intelectuales) entre las aceras y las calles rotas
de Cuba. Apuesto mi cabeza a que tanto los políticos como
sus censores están nerviosos. Veremos en qué para
todo esto. Si sólo se queda en correos electrónicos,
o de verdad se ajustan los cinturones cientos de intelectuales,
esos que cuando se sientan ante su mesa con el pan socialista
al lado, duro y mal elaborado es cuando piensan en la libertad.
El
escrito de Colina, con demasiadas palabras y su aporte
de títulos de películas prohibidas en la Isla (¡nada
menos que treinta!), nos hace pensar que al fin se han despertado
los intelectuales, que seguramente de algo les ha valido conocer
a esa modesta y valiente prensa independiente que ha dicho durante
años lo que andan diciendo ellos ahora, los que precisamente
no son llamados mercenarios, sino premios nacionales de literatura
bajo un fracasado y sangriento totalitarismo.
Cuando
la plaza de un reinado está por desmoronarse, a quienes
componen su corte no les preocupa andar sin cuidado. Y aunque
el rey en cama siga con un teléfono a su diestra, y a su
siniestra decenas de fusileros.
De
todas formas, el faro apenas se ve.
*********************
Carta de Enrique Colina a Desiderio Navarro sobre el Pavonato
2007-1-29
Hola
Desiderio, He decidido inscribirme en el debate con estas líneas
que espero remuevan un poco la memoria de esta inquietud que nos
moviliza esta vez refiriéndome a mi experiencia relacionada
con el cine. De paso, quiero expresarte mi reconocimiento por
la oportuna y valiente denuncia que has hecho y que ha servido
para sacudirnos y recordarnos nuestra responsabilidad cívica.
Te ruego acuses recibo.
Un abrazo,
Enrique Colina
Dirigí
para la TV Cubana el programa de cine "24 por Segundo"
durante 32 años. El programa lo concebía en el ICAIC,
se producía técnicamente en el ICRT y allí
se sometía a su aprobación para ser trasmitido cada
semana nacionalmente. Existía pues en la frontera de dos
organismos con disímiles enfoques de la cultura, la política
y la ideología, es decir, con una interpretación
distinta del precepto que presidio y rige hasta hoy la política
cultural revolucionaria: "Con la Revolución todo,
contra la Revolución nada" Afirmación que analizada
con rigor y no con la idolatría que da valor de artículo
de fe a las declaraciones descontextualizadas y les hace perder
la relatividad histórica de su significado, evidencia las
iniestra perennidad que avala y le da su carácter de dogma
al sobreentendido, sólo aparentemente ambiguo, de a quien
corresponde decidir lo que es o no revolucionario, lo que es oportuno
o no decir o discutir, la información que se puede o no
recibir, el derecho o no que se tiene para discrepar de tal o
más cual decisión, lo que corresponde o no a una
moral revolucionaria y así hasta el infinito....
Mi
participación en este debate quisiera dirigirlo a refrescar
con mi modesta experiencia la memoria histórica que subyace
en las cusas de estos lodos… Esquematizando, y sin entrar
en los aspectos contradictorios que cualquier política
sufre por la naturaleza humana imperfecta de sus hacedores y por
las coordenadas históricas en las que tiene que expresarse
y operar, ICAIC quiso decir en este país, durante muchos
años, una política cultural más abierta,
tolerante y antidogmática, que permitió una
variada oferta cultural y recreativa en su programación
cinematográfica.
Significó también una producción de cine
nacional que ha intentado testimoniar su tiempo, con mayor o menor
rigor en la profundidad conceptual y expresión artística
de sus realizadores, aunque siempre dentro del marco de las coordenadas
impuestas por una censura que ha marcado sus tabúes no
escritos a través de un código silencioso, pero
por todos conocido y, hasta ahora y con contadas excepciones,
con más resignación sufrido que combatido.
ICAIC significó, sobre todo -aunque no siempre- la resistencia
y la recuperación contra los "errores" de esa
intolerancia y ese dogmatismo, signados por la otra política
que, abierta o solapadamente, según la coyuntura y la conveniencia
táctica del momento, ha ejercido el control de los medios
de comunicación siguiendo las orientaciones directas del
aparato ideológico del Partido -que, contra la voluntad
mistificadora de ciertos burócratas que se escudan en su
invisibilidad, no es un ente abstracto y sí una asociación
humana depositaria de virtudes y defectos de hombres con nombres
y apellidos que toman decisiones correctas o equivocadas. Tendencia
que históricamente se ha manifestado agresivamente contra
la cultura y sus creadores y ha representando durante ciertos
períodos la expresión de una política oficial
concreta y poderosa contra la cual ha tenido que luchar para sobrevivir
esta otra concepción tachada de hipercrítica, floja
y blandengue, elitista, perestroikista, y, en círculos
más cerrados, reconocida como antipatriótica y contrarrevolucionaria.
Tendencia que también, y para desdicha de los inquisidores,
forma parte de esa corriente de pensamiento ético integrado
a un proceso auténticamente revolucionario que ha pretendido
no convertir en una paradoja negacionista la voluntad de ofrecer
educación y cultura a su pueblo para después negarle
participación intelectual activa en el reconocimiento y
transformación de su realidad, no sólo obedeciendo
o siguiendo orientaciones, sino opinando, coincidiendo o discrepando
como conciencia crítica de su propia condición ciudadana.
Inmerso en este contexto, simplificado por la necesidad de síntesis
de estas líneas y porque todos sabemos de lo que estamos
hablando, por Segundo" pasó por la confluencia de
todos los períodos albos, grises y negros, todos marcados
por la desconfianza sistemática a la espontaneidad de una
opinión, al lenguaje directo que llama las cosas por su
nombre, a la referencia crítica que se aparta de un diktat
oficial y que analiza un fenómeno en su complejidad ideológica.
En un afán velado por hacerlo desaparecer, el programa
cambió de horario y canal infinidad de veces.
Muchas veces tuve que discutir acaloradamente para defender su
concepción y no pocas protestar por su suspensión.
De lo sublime a lo ridículo y por las más
disímiles causas, el programa no salía al aire ya
fuera por la aparición de un desnudo o escena de sexo justificados
dramáticamente en el fragmento de un filme que servía
para ilustrar un tema más significativo; por la imagen
de un actor extranjero o la mención a algún director
que en algún lugar hubiera firmado una oscura declaración
contra la Revolución -sin que esto lo supiera, como es
lógico,elpúblico espectador; por una mala palabra
dicha en tiempo y forma, pero que "per se" contradecía
el principio de que el medio debía promover la buena educación;
por la afirmación, herética en los días de
la hermandad con los países socialistas, de que la mayoría
de los filmes exhibidos provenientes de estas cinematografías
no establecían una comunicación con el gran público;
y claro, por otras múltiples consideraciones que ahora
no recuerdo.
Ahora bien, el área más conflictual del programa
eran los comentarios sobre temas referidos al cine nacional que
abordaban aspectos controvertidos de la realidad, en contradicción
con la imagen aséptica difundida históricamente
por los medios de información. Así pues, el contenido
del programa fue muchas veces censurado y prohibida su difusión
ante mi negativa de cortar aquello que incomodaba a los pequeños
y grandes censores que aplicaban la reglamentación
de lo que se podía o no decir públicamente, siempre
con el pretexto de velar por el carácter educativo e ideológico
del medio. Vale decir, subvalorando el tan predicado alto nivel
cultural de nuestro pueblo que, según los patrones de estos
veladores de la ortodoxia revolucionaria, debía ser "orientado".
Razón que explica la deformación de darle a la población
las cosas digeridas, la interpretación confiada al
especialista, el análisis realizado por el que sabe y esta
avalado para decirle a la gente cómo tiene que pensar,
aunque demagógicamente se le invite a que se forme su propia
opinión.
El especialista, sea crítico de arte, periodista, historiador,
sociólogo, científico, artista, político
o lo que sea, es necesario como instrumento de revelación
y no en su mediación deformada como sordina de las contradicciones,
encubridor de la realidad o sustituto del necesario debate y de
la participación del que lo escucha.Así también
muchas películas cubanas estuvieron y están prohibidas
en la TV
porque no se ajustan al patrón de encartonamiento ideológico
preconizado por una visión unívoca que rechaza,
como juez y parte, el principio esencial que mantiene a una Revolución
viva y perdurable: la dialéctica, el reconocimiento de
las contradicciones y la necesidad del cambio.
Un breve recuento hecho sin mucho rigor y sólo a modo de
ejemplo arroja más de 20 filmes cubanos producidos en diferentes
décadas, sobre todo los producidos a partir de la crisis
de los '90, que nunca han sido exhibidos por la TV. Considerando
la cantidad de cines cerrados por el deterioro de sus instalaciones
y otros que pugnan por mantenerse abiertos a pesar de la mala
calidad de sus proyecciones, la falta de aire acondicionado
y el pésimo estado de sus butacas y condiciones higiénicas,
amén de la dificultad del transporte que también
ha afectado la frecuentación a los mismos, cabe preguntarse
cuántos espectadores potenciales pierde nuestra cinematografía
por esta prohibición no escrita ni reconocida oficialmente
que enajena su producción, concebida por y para su público
nacional.
La lista puede incluir otros y quizás algunos más
recientes que olvido involuntariamente. No menciono los filmes
por su calidad artística o su rigor conceptual, los hay
buenos, malos y regulares y no creo que se deba a consideraciones
estéticas la razón por la cual no son exhibidos.
Sobran los referentes de filmes extranjeros de pésima calidad
exhibidos por la TV.Sin embargo, hay películas prohibidas
que merecen una consideración aparte y justifican por qué
considero que el debate abierto con esta aparición del
fantasma del "pavonato" y de su otro ejecutor, al que
se le reconocía entre los "parametrados" como
"Torquesada" (y que, según he sabido, ha estado
fungiendo como secretario del núcleo del PCC y asesor en
el área para la programación televisiva desde hace
varios años, A1 sorpresa que una persona vinculada a tan
graves errores reconocidos por el Partido como los cometidos durante
ese período pudiera ocupar un cargo
de tanta responsabilidad en el medio de comunicación más
importante de este país y en un área que decide
y vela sobre el contenido de su programación!)... Repito,
pues, con este paréntesis bien asimilado, por qué
considero que este debate debe abrirse a una reflexión
más profunda sobre las raíces ideológicas
que alimentan esta tendencia latente y manifiesta como una constante
en la experiencia histórica de todos los regímenes
socialistas del siglo XX, que ha marcado, una y otra vez, con
sus deformaciones y desviaciones sectarias y represivas, la expresión
sana del profundo humanismo al que aspiran todos los que sustentamos
esta convicción.
Un verticalismo ideológico autoritario abierto o apañado
sólo genera apatía, simulación o rechazo,
y creo que como avestruces no sacaremos ningún provecho
de esta coyuntura si esto no se discute.Para empezar quisiera
particularizar el filme que marcó un sisma en =las relaciones
entre los cineastas cubanos, el ICAIC y la dirección política
de nuestro país. "Alicia en el pueblo de maravillas",
realizada por Daniel Díaz Torres, director que junto con
Rolando Díaz y Fernando Pérez trabajó durante
años en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, bajo la dirección
de Santiago Álvarez. Allí, entre los años
1977 y l979, en esos períodos de apertura crítica
contra lo mal hecho que de manera regular marca los ciclos de
rectificación oficial de políticas también
oficiales, se realizaron innumerables noticieros monotemáticos
críticos sobre la actualidad nacional, en los que se recogían
manifestaciones de desorganización institucional, descuidos,
irresponsabilidades, despilfarros económicos, corrupción,
etc...hasta que vino de nuevo la orden de parar este tipo de crítica
marcada por una ironía cada vez más amarga por la
persistencia y dimensión de los problemas, cuyas consecuencias
económicas, sociales y políticas explotaron en el
80 con el éxodo del Mariel. Vistos ahora, estos noticieros
golpean por su actualidad, la recurrencia de muchos de sus temas
aún persiste a pesar de que han pasado ya 30 años
de su señalamiento y que fueron y son el producto más
de disfuncionalidades sistémicas que de la ineficiencia
individual de administradores inconscientes.
En
las aguas infestadas de este pozo turbio, mantenidas en la década
del '80, antes y después de la política de rectificación
de errores y tendencias negativas, en el absurdo, en lo irracional
de las manifestaciones aberradas que se pretendía cambiar
con inculpaciones a funcionarios supuestamente responsables individuales
de esos errores, manifestaciones que no erradicadas en su médula
causal contribuyeron a acentuar y a preparar el camino de carencias
que culminaron con la terrible década del Período
Especial, heroica por la resistencia y la nobleza de este pueblo,
pero también trágica para la vida muchos. En esta
fuente bebieron los realizadores del filme para volver a advertir,
amonestar, criticar lo que debía someterse a un debate
impostergable.Recordar que ya por la época existía
una Asociación de Hmnos.Saíz con una generación
de jóvenes cineastas que en su mayoría emigró
del país en la década del '90 ante la frustración
de insertar sus documentales en un debate público que cuestionara
lo que achacaban como carencias en el cine oficial y que, una
vez que intentaron asimilarse a las estructuras creadas, chocaron
con la censura procedente de la misma fuente que los había
alentado para enfrentar la supuesta pasividad de los directores
más viejos del ICAIC, aparentemente ya domesticados y amaestrados.
Otra historia de manipulación de esta tendencia que terminó
torcida para su hacedor pero no modificó la pérdida
de esa generación...La consecuencia de la aparición
de Alicia... , su prohibición y consecuente denominación
contrarrevolucionaria y quinta columnista, generó el más
explosivo conflicto cultural que hubiera tenido que enfrentar
el proceso revolucionario,interior e internacionalmente, en el
momento de su más alta vulnerabilidad económica
y política, si no hubiera primado por encima de la pasión
soberbia la actitud discreta, decidida y consecuente de cineastas
cubanos que nos opusimos, sin dirigentes que nos guiaran y sí
movidos por nuestras convicciones éticas, a lo que ya era
una medida del Consejo de Estado que llevó a la decisión
de desmantelar el ICAIC y convertirlo en dependencia del ICRT
y, por carácter transitivo, en apéndice del aparato
ideológico del Partido, entonces dirigido por el tristemente
célebre, Carlos Aldana, hoy anatemizado, pero ayer comisario
arrogante y ambicioso que nos trataba como enemigos de la Revolución.
Acompañada
de una mesura que impidió una manipulación exterior,
los cineastas evitamos la consumación de este entuerto
a puertas cerradas. Luego se produjo la reivindicación
política del filme y de su realizador, se exhibió
en un festival de cine y se cerró el capítulo. Antes
de la prohibición, el filme sólo se había
proyectado públicamente durante 4 días en unos pocos
cines de la capital, con la movilización hecha a través
de los municipios del PCC de sus militantes para que fueran al
cine y reaccionaran ante aquellos espectadores que manifestaran
su aprobación al filme. Inspirada en hechos reales, documentados
hasta la saciedad en los noticieros semanales ICAIC de los setenta
y en su segunda ronda de los ochenta y sin que su hipérbole
satírica sobrepasara el absurdo de la cotidianidad social
vivida por el cubano de la calle, la experiencia de Alicia...
puso en entredicho la infalibilidad de un juicio único
que decide lo que es o no revolucionario. . "Con la Revolución
todo, contra la Revolución nada" surgió como
un compromiso salomónico proclamado en circunstancias históricas
diferentes, cuando la Revolución no se había consolidado
y era objeto de invasiones y sabotajes que amenazaban con frustrar
el intento de crear un estado de justicia social, cuando se hacía
necesario mantener la unión y la participación creadora
de los intelectuales en un marco de confianza en la vanguardia
política que había creado un espacio cultural multiforme,
cuando todavía era un sueño el proyecto revolucionario
y la trasformación no se había consumado en el plano
de la realidad.
Bueno, ¿y ahora? Ahora ha pasado casi medio siglo y ahí
se pueden apreciar las cicatrices no cerradas de los errores cometidos
por los que han interpretado este artículo de fe ejerciendo
una intolerancia y una represión contra los que también
se escudan en esta divisa protéica para tener el derecho
a expresar su interpretación de cómo es su Revolución,
la que tienen en el corazón, en el pensamiento y lo que
queda de valioso y recuperable en lo construido, que no lo que
necesita moverse y cambiar para entrar en esta época de
cambios, en este socialismo del siglo XXI tan pregonado y necesario
que supone sacudirnos los criterios estrechos, polvorientos y
sectarios que pretenden tener la verdad agarrada por los cuernos.
Luego vino "Fresa y Chocolate" más guarnecida
por la sombrilla del error político que se había
cometido con Alicia..., con el aval de la personalidad artística
de Titón y con el apoyo inteligente de Alfredo Guevara
para maniobrar en un mar agitado por los espasmos del Período
Especial. Fresa..., codirigida por el también reconocido
cineasta Juan Carlos Tabío, tuvo su trayectoria internacional
exitosa, refrendando favorablemente para prestigio político
de la Revolución su capacidad para mantener abiertos los
canales de cuestionamientos críticos a pesar de las circunstancias
difíciles en que vivía el país. En Cuba,
la acogida del público nacional que pudo verla demostró
que compartía su mensaje de tolerancia y de solidaridad
humana ajeno al revanchismo de aquellos que replegados tuvieron
que soportarla. Sin embargo, Fresa... sólo se exhibió
en los cines y nunca se ha mostrado por la televisión.
Cabe
extrañarse si no sería porque denuncia directamente
la problemática del período de "parametración"homofóbica
y algunos de sus ejecutores todavía hoy se mantienen con
un poder de decisión en la programación de este
medio, que pertenece al pueblo y no a ninguna tendencia reaccionaria
que envilece los valores humanistas que han sido y son inspiradores
de esta Revolución, al menos, como yo la entiendo. Aquí
también podría detenerme en lo acontecido con "Guantanamera",
última obra de Tomás Gutiérrez Alea, codirigida
con Juan Carlos Tabío, que fue tildada de contrarrevolucionaria
por el rencor y la desconfianza de intrigantes especializados
en sembrar discordias con el sector artístico al más
alto nivel y sólo reivindicada por la postura de intelectuales
que salieron en defensa de la memoria de Titón, el mejor
y más alto exponente del cine revolucionario cubano. He
hecho este recuento, sin dudas plagado de insuficiencias y quizásde
inquietudes mal expresadas y a riesgo de parecer incendiario para
unos y contemporizador para otros, porque siento que el
objeto último de este debate es volcar el análisis
del pasado en la retorta del presente donde se está cocinando
el futuro de nuestro país.
Habrá una reunión que necesita romper el aislamiento
público de este debate. Es inaceptable que el comunicado
publicado en Granma por el Secretariado de la UNEAC resulte tan
parco y burocrático utilizando la misma jerga politiquera
que nos habla de anexionistas que pretenden apropiarse de este
debate y excluyen la referencia a las causas del mismo haciendo
como siempre el escamoteo de la esencia del problema, lo mismo
que alguien mencionó jocosamente como "...y yo me
cago en la tuya!". Creo que estos emilios, firmados son ya
una clara señal política de que se impone una apertura
que vaya más allá de constatar y ratificar lo que
todos sabemos que ha sido un insulto y una agresión a nuestra
cultura.
El ciudadano necesita saber y hay muchas cosas que impiden a los
ciudadanos enterarse de lo que se cocina a sus espaldas y que
repercute sin embargo en sus vidas. El "síndrome del
misterio" que se cuestionaba en un Congreso de Periodistas
hace 20 años, ¿seguirá activado? Sin repercusión
pública la rectificación también seria inconsecuente
e hipócrita. Es el Partido quien controla la política
informativa y la programación de la TV nacional, el que
controla su órgano oficial, el periódico Granma
y también fiscaliza a través de su aparato ideológico
todo el resto de las publicaciones y emisoras de este país,
es a través de algunos de sus altos funcionarios que se
han cometido dislates históricos y no basta con una sucinta
nota que siempre encuentra un chivo expiatorio.
Existe la inveterada y mal sana costumbre del que bota el sofá
en la práctica de muchas rectificaciones que se han producido
a lo largo de nuestra historia. No se trata, insisto, en pedirle
cuentas humillantes o justificativas a nadie, pero una institución
que ejerce un poder político en nombre de lo que para nosotros
ha sido un ideal y ha configurado el sentido y la elección
política de nuestras cortas vidas, debe asumir con transparencia
la permanencia en sus filas de esta tendencia que se permite en
un momento como el actual encender una chispa provocadora cuya
única virtud ha sido la de avivar una toma de conciencia
de que hay que combatirla en la esencia que le da vida. De esa
transparencia hacia este y otros temas depende el futuro de la
confianza. Del horizonte de apertura de esa información
histórica y presente depende el legado asimilable de lo
que vamos a incorporar como experiencia enriquecedora al futuro
de nuestro pueblo que tiene ese derecho inalienable por encima
de cualquier coyunturalidad. Por ello, propongo que ese debate
sea trasmitido por la TV y, si no es en vivo, que sea editado
bajo la supervisión de tres miembros, sin representación
oficial ni cargos públicos, y que sean elegidos por votación
en esa reunión.
Creo
que también deberían publicarse estos emilios y
quien quiera cuestionarlos que también responda por escrito.
Sería un signo no de debilidad sino de confianza en una
verdadera rectificación y que daría un vigor inusitado
a una batalla de ideas hacia adentro y sobre los problemas que
se omiten en la TV. Mesas redondas o cuadradas o rectangulares
verdaderamente polémicas que miraran hacia dentro con el
mismo rigor crítico con el que se analizan los problemas
del mundo imperfecto y torcido fuera Cuba: con puntos de vista
discrepantes y discusiones animadas por la voluntad de llamar
las cosas por su nombre, frente a dirigentes
que respondan públicamente ante periodistas que
les hagan preguntas incómodas sobre esos temas acuciantes
cuya solución no sólo depende del bloqueo imperialista
ni de la buena fe sino de decisiones acertadas que demuestren
su eficiencia no sólo en el plano ideológico sino
en la solución práctica de los problemas y en el
mejoramiento del nivel, la calidad de vida y en el reconocimiento
del derecho ciudadano inalienable de exigir cuentas de sus representantes.
No soy inocente y comprendo que si hay voluntad de cambios estos
resultaran de un progresivo, delicado y complicado reajuste en
la correlación de fuerzas internas, dentro y fuera del
Partido, que necesitará obligatoriamente de una
contribución honesta y valiente de sus intelectuales. Y
no hablo sólo de los artistas, pero el deshielo tiene que
empezar por algo y considero esta situación adecuada, aunque
algunos puedan considerarla peligrosa y explosiva porque las válvulas
están cargadas, como resulta obvio, y bajo una presión
acumulada de años.
También
propongo que se pongan nuestros filmes por la TV Nacional y si
quienes los prohíben estiman que no son apropiados políticamente
que lo digan públicamente. Si esto se sigue postergando,
si se sigue considerando que la luz que irradiamos continuará
brillando eternamente sólo por el humanismo de nuestros
médicos o por el resplandor de nuestra educación,
de lo que me enorgullezco y sé muy bien que no es poco,
pero se soslayan contradicciones que socavan el sentido democrático
del sistema, su eficiencia económica, que exige a gritos
reformas y cambios internos, porque la esperanza en el futuro
no es un barril sin fondo y para sostener y preservar todo el
andamiaje de justicia social hacen falta recursos y para que la
gente produzca y cree riquezas hay que estimularla materialmente
y abrirle las puertas a su creatividad e iniciativa, si seguimos
asumiendo un estado que controla y se ocupa de todo sin poder
ocuparse de todo ni controlarlo todo, si no enfrentamos las deformaciones
por todos reconocidas yendo a la médula de los problemas,
y ese es el tema esencial que está en el tintero de estas
inquietudes, creo sinceramente que el faro y guía,
más tarde o más temprano, se apagará y sólo
quedaremos como referente histórico de hidalguía,
resistencia y dignidad, pero perderemos la plaza.
Enrique Colina
A
continuación una lista de las películas no exhibidas
por la TV Nacional en Cuba
-
ALICIA EN EL PUEBLO DE MARAVILLAS,
- ADORABLES
MENTIRAS,
- FRESA
Y CHOCOLATE,
- EL
ELEFANTE Y LA BICICLETA,
- MADAGASCAR,
- LA
VIDA ES SILBAR,
-
SUITE HABANA,
- PON
TU PENSAMIENTO EN MI, AMOR VERTICAL,
-
LA OLA NADA, T
- RES
VECES DOS,
- VIDEO
DE FAMILIA,
- HACERSE
EL SUECO,
-
PERFECTO AMOR EQUIVOCADO,
- GUANTANAMERA,
- LISTA
DE ESPERA,
- DIARIO
DE MAURICIO,
- AUNQUE
ESTES LEJOS,
- ENTRE
CICLONES,
- MARIA
ANTONIA,
-
PAPELES SECUNDARIOS,
- LEJANIA,
- TECHO
DE VIDRIO,
- UN
DIA DE NOVIEMBRE,
- HASTA
CIERTO PUNTO,
-
LA VIDA EN ROSA,
- BARRIO
CUBA
- MIEL
PARA OCHUN,
- LAS
NOCHES DE CONSTANTINOPLA.
Cabría hacer una lista de documentales hechos por jóvenes
cineastas que también sufren esta censura no escrita. Sería
triste que sus esfuerzos e inquietudes, y hablo de algunos filmes
verdaderamente significativos, quedaran relegados al consuelo
de presentarlos una sola vez en una Muestra anual - esfuerzo meritorio
que debería omitir cualquier tipo de censura-, para luego
circular en discos o cassettes de mano a mano o por este espacio
virtual compensatorio, pero restringido e insuficiente.
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