Nacido
en la cordillera del Rosario, Cuba, Fernando Borrego Linares ,
llamado Polo Montañez ofrece una música transparente
como los ríos de su serranía.
No
hace falta conocer la lengua española para entenderla;
sus tonalidades y ritmos alcanzan paralelos intencionales.
Comenzó
a los siete años golpeando una tumbadora en las fiestas
de la familia. Luego tomó la guitarra y unió su
voz a la del padre, que tocaba el acordeón, mientras la
madre bailaba.
De
origen carbonero, Polo aprendió en la vigilia de la noche
a enhebrar el perfume del amanecer y asistir con gozo a la apertura
del sol sobre la cresta de la montaña. Con 44 años
llega a tener 70 canciones " Escritas " solo en su memoria
pues este cantautor no poseia ninguna formación musical
académica ni conocimientos en cuanto a la escritura musical.
Polo Montañez componia mientras caminaba o montaba un tractor;
mientras nadaba, bajo la lluvia, el sol o la luna; cuando sembraba
la tierra, y hasta durmiendo " si no compongo y canto no
soy nadie " afirmaba.
¿Pero
cómo dirigió entonces su grupo musical si no tenía
conocimientos de música? Cantando. Sí, sencillamente
así, su grupo seguia el timbre de su voz, como una versión
tropical de " El flautista de Hamelin ".
Polo
vivia en un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas,
con casas de tejas rojas, blancas paredes y ventanas donde abundan
las flores. Ahí, al músico le gustaba empinar papalotes
sobre la montura de su caballo, tomar agua en su forma más
natural.
En
su pueblo le canta al barro, al hijo, a la madre, a lo que ladra
y a lo que vuela. Y no solo con su voz, también con su
cuerpo entero. El alma de su canción le brota del pecho
como una bandada de palomas. Su música no admite etiquetas.
Son melodias que pueden identificarse con las canciones del lugar
donde uno nace o habita, sin importar el país.
Polo
no era bolerista, ni un salsero, ni un cantante de música
tradicional. Polo Montañez es, a la manera de decir el
poeta: " El hombre escapado de si mismo ".
Dos
años le tomó a Polo Montañez aprender a montar
en avión y entender que es un artista con ventas respetables
en Europa. Un guajiro natural que prefirió dejar a su mujer
antes que dejar Cuba.
Las
200 mil personas que oyeron a Polo Montañez en su gira
por Colombia podrían poblar 200 veces la pequeña
aldea donde el cantor cubano vive, en una casa sencilla rodeada
de colinas. "Lo de Colombia fue una locura", decia incrédulo
este campesino de manos gruesas, sombrero blanco y sonrisa plena,
que vendió más de 20.000 discos en el país
y recibió por ello un disco de oro.
Polo
no era conocido más allá de las lomas de Pinar del
Río, pero los ecos de su música llegaron hasta La
Habana. Un asiduo de las parrandas de Montañez en la Sierra,
aún con sabor a ron en la boca, y fresco en sus oídos
el canto y la guitarra del juglar, se encontró en La Habana
con José da Silva, presidente del sello francés
Lusafrica, que andaba buscando talentos desconocidos en Cuba.
"Mi amigo le habló de mí. El señor se
vino a la loma para escucharme, y con tres canciones que le canté
me contrató por seis años".
El
encuentro ocurrió en 1999 y desencadenó varios hechos
inéditos en la vida de Polo. En Francia se publicó
su primer disco compacto, salió por primera vez de Cuba,
conoció Europa, montó en avión con horror,
y cantó ante públicos extranjeros que lo asediaban
después de los conciertos.
Todo
muy nuevo y agitado para un hombre que lleva una vida apacible
en el campo, que no puede vivir fuera de Cuba donde se siente
feliz cerca de su familia, que se rehusó a seguir a su
segunda compañera sentimental a Miami, que es incapaz de
abandonar el cigarrillo Popular sin filtro de su isla.
Se
casará con la tercera mujer de su vida, regresará
a Colombia y luego atenderá giras de promoción de
su disco Guajiro natural, en México, Costa Rica, Ecuador.
La
noticia ha recorrido el mundo. Cuba entera esta conmocionada.
Uno de sus más carismáticos músicos de los
últimos años, Polo Montañez, se ha ido para
siempre.
Su
fallecimiento en horas de la noche del martes 26 de noviembre,
a los 47 años de edad, ocurrió tras casi una semana
en la que el pueblo cubano estuvo pendiente de su gravedad tras
el accidente ocurrido cuando se dirigía en su automóvil
desde La Habana hacia Pinar del Río, provincia donde residía.
Fernando
Borrego Linares, conocido en el mundo artístico como Polo
Montañez, estuvo en estado crítico durante los últimos
días como consecuencia de un accidente de tránsito
que tuvo lugar el miércoles 20 de noviembre, y en el que
perdió la vida, pocas horas después, el hijastro
del cantautor, Mirel González García, de 25 años.
Sobrevivieron su compañera Adys García, Idalma Valdés,
Gisela María Gil y un menor no identificado en las notas
de prensa..
El
músico fue intervenido quirúrgicamente por trauma
craneal y ocular en el frontal izquierdo, en el Hospital Militar
Carlos J. Finlay, pero, a pesar de continuados esfuerzos, los
médicos no pudieron salvarle la vida.
Todos
los medios cubanos de prensa destacaron durante la semana las
horas de agonía, "en la que su pueblo siguió
minuto a minuto los avatares de su gravedad".
Día
y noche, de un extremo a otro del archipiélago, los cubanos
manifestaron su solidaridad y los más encendidos votos
por la recuperación del artista. Pero los serios traumatismos
craneales y las complicaciones derivadas de tan precaria condición
provocaron el desenlace fatal
Noticias
llegadas desde San Juan Puerto Rico, lamentan la desaparición
de Polo Montañez, de quien el puertorriqueño Gilberto
Santa Rosa acababa de grabar la canción "Un montón
de estrellas". En Miami, en entrevista exclusiva con Radio
Nederland, el también pinareño Willy Chirino (nacido
en Consolación del Sur), reconocía la calidad autoral
e interpretativa de su coterráneo Polo Montañez.
La
carrera de Polo queda trunca en el momento de más esplendor.
Con su muerte, Cuba ha perdido uno de sus más importantes
valores musicales de estos tiempos.
Polo
Montañez, que se autocalificaba como "Guajiro Natural"
- título de su primer disco - apareció de repente
en el firmamento musical cubano. Según consta en las listas
de los temas más escuchados, a mediados del 2001
Polo
encabezaba el hit parade de las emisoras cubanas, con la canción
"Un montón de estrellas", de su primer disco,
éxito con los que se echo en el bolsillo a disímiles
públicos en el mundo, sobre todo el de Colombia, donde
vendió más de 490.000 copias.
Polo
de formación autodidacta, de la noche a la mañana
consiguió el cariño de su pueblo, al punto que en
los últimos meses fue capaz de llenar plazas y estadios
de la geografía cubana. Su rápida promoción
en América Latina y Europea, llevó a Polo a la cima
del éxito internacional, por lo que sorprendió a
todos con "Guitarra mía", su segundo disco. |