Por
Graciella Cruz-Taura
Recomendaciones Administrativas
Legalizar la educación privada y la afiliada a las iglesias.
Una sociedad abierta debe facilitar alternativas a sus ciudadanos.
Un sistema escolar que incluya únicamente centros educativos
públicos no puede evaluarse a sí mismo.
La competencia justa contribuye a contar con mejores escuelas
y mejores maestros, lo cual da como resultado estudiantes mejor
educados y maestros mejor pagados y calificados. Cualquier institución
o programa debe satisfacer los lineamientos establecidos por el
Ministerio de Educación.
Reducir la burocracia.
La responsabilidad fiscal y la eficiencia requieren que la burocracia
que actualmente administra el sistema educativo cubano sea disminuida.
Hoy en día no menos de cuatro ministerios supervisan el
sistema: el Ministerio de Educación; el Ministerio de Educación
Superior; el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente. Además, el Ministerio
de Salud Pública, el Ministerio de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y el Partido Comunista Cubano, entre otras entidades,
administran directamente iniciativas educativas importantes.
Una
única instancia en el gabinete ministerial, posiblemente
llamado Ministerio de Educación, podría fácilmente
supervisar todas las materias en una nación de 11.200.200
habitantes. Se encargará de proveer una clara visión
de los patrones necesarios para la transición eficaz de
la enseñanza primaria a la secundaria, además de
evaluar y representar las necesidades de la población en
las gestiones financieras que realice.
La descentralización y la reducción de personal
escolar no docente son necesarias para que más recursos
se dediquen al aula y no sean desperdiciados en supervisión
ideológica. El sistema cubano está saturado de personal
administrativo –consejeros, psicólogos y metodólogos-
cuya presencia se justifica como “apoyo” para el maestro
y el alumno, pero cuyas tareas consisten casi exclusivamente en
elaborar informes, ya que el gobierno ha establecido controles
sobre las preferencias ideológicas de maestros y alumnos.
Cuba necesita maestros y no puede permitirse tener burócratas
desempleados y descontentos. En este sentido se podría
ofrecer al personal despedido de las agencias de educación
desmanteladas certificados temporales para enseñar, hasta
que completen los estudios y realicen las horas de experiencia
en el aula que permita acreditarlos como maestros regulares.
Revisar los contratos y sueldos de los maestros.
La demanda de maestros calificados debe reflejarse en los sueldos
y en los términos de la contratación. Lo último
especificará las condiciones que son necesarias para recibir
la certificación de docencia. Esto animará a muchos
maestros graduados a regresar a la profesión. Podrán
hacerlo siempre que obtengan certificados temporales. Y vayan
completando los cursos –mientras prestan servicio- dentro
del período de tiempo establecido para ser reinstalados
como maestros certificados. Los salarios deben reflejar la educación
formal de postgrado, los años de experiencia y las habilidades
especiales. El servicio en áreas rurales puede requerir
bonos adicionales o facilidades de alojamiento, para motivar la
aceptación de puestos de trabajo magisterial en las regiones
geográficas menos atractivas.
Poner en vigor estándares profesionales. Los nombramientos
profesionales en Cuba actualmente dependen del perfil político,
no del título profesional ni de la experiencia docente.
Para terminar con esta práctica, debe establecerse explícitamente
un número mínimo de años de experiencia docente
que permita optar a cargos administrativos tales como el de director
o subdirector del centro docente o de un programa.
En el nombramiento y evaluación de los administradores
escolares y los maestros se deben exigir los mismos lineamientos
que son recomendados, aunque nunca puestos en práctica,
por los profesionales cubanos en publicaciones oficiales. Un paso
importante debe ser la re-certificación de todos los maestros
seguido del despido de aquellos instructores no calificados. Esto
podría hacerse dentro de un período de tiempo razonable
a partir de la disponibilidad de los cursos de entrenamiento.
Las evaluaciones del servicio que el maestro preste a la comunidad
no deben tomar en cuenta actividades partidistas oficiales.
El informe presentado por el Colegio de Pedagogos Independientes
en el año 2002 a la Comisión de Derechos Humanos
de la Organización de Naciones Unidas documentaba más
de 300 casos de maestros que habían perdido sus trabajos
de magisterio o que habían sido reasignados a puestos de
trabajo hostiles por razones ideológicas. Es necesario
que estos casos sean revisados por una comisión para determinar
si la causa del despido fue arbitraria o se debió a consideraciones
morales o profesionales. Si aquellos que fueron removidos poseen
las calificaciones requeridas y la certificacion apropiada, deben
ser reasignados a posiciones comparables con las que tenían
antes de la cesantía. Se deben autorizar certificados temporales
para quienes han estado inactivos durante varios años,
siempre que cumplan con la fecha límite establecida para
terminar los cursos requeridos.
Expedientes de los estudiantes.
Los
expedientes de los estudiantes deben evaluar y documentar el rendimiento
académico del alumno y su progreso intelectual. La información
sobre los exámenes cognoscitivos y psicológicos
estará limitada por criterios específicos y tendrá
el objeto de ayudar a los educadores en tareas de consultoría,
ubicación y establecimiento de metas individuales para
los estudiantes. Los expedientes no incluirán ningún
tipo de filiación política sobre el estudiante o
su familia ni su participación o su falta de participación
en actividades extracurriculares partidistas. Actualmente, el
historial familiar de activismo revolucionario (membresía
en el partido o grupos de apoyo) o su ausencia (hijos de prisioneros
políticos) así como declaraciones “contrarrevolucionarias”
hechas por los estudiantes o su participación en organizaciones
juveniles tales como los Pioneros o la Juventud Comunista forman
parte del expediente académico del alumno.
Recomendaciones Comunitarias.
Participación de los padres. La recuperación
del papel fundamental de la familia en la educación de
los hijos debe ser la meta de una sociedad abierta.
Resulta necesario rescatar la autoridad de los padres sobre el
tipo de educación que desean para sus hijos. El nuevo sistema
debe ofrecer a los padres la libertad de escoger entre escuelas
laicas o de corte religioso, asimismo debe asegurarles la opción
de tomar o rechazar tanto el entrenamiento militar de sus hijos
como las condiciones de alojamiento. La crisis de valores de la
juventud cubana es exacerbada por la política comunista,
la cual propugna, a pesar de la propaganda enérgica que
sugiere lo contrario, la ruptura entre el niño y la familia.
En la mente de los cubanos la promiscuidad en los adolescentes
está directamente asociada con la práctica de enviar
a los estudiantes de secundaria a “la escuela al campo”
(entrenamiento agrícola obligatorio). Los padres necesitan
estar involucrados en las decisiones escolares, especialmente
en las que se refieren a los acuerdos de estudio-trabajo. La inscripción
en cualquier instancia oficial no debe predisponer la relación
entre la comunidad y la escuela.
Servicios sociales. Además de los programas
que el Ministerio de Salud Pública prestará a la
población en el área de salud mental, las escuelas
locales deben proporcionar servicios de consultoría y apoyo
para estudiantes y padres y también para maestros. Si bien
las escuelas cubanas ofrecen programas de educación familiar,
éstos se limitan a desarrollar componentes ideológicos,
son programas que refuerzan la imagen paternalista de la Revolución.
En una sociedad libre, el trabajador debe forjarse su propio destino.
Todo cambio, aun cuando se perciba como portador de mejoras, genera
ansiedad. Y esto es particularmente agudo cuando se trata de la
transición de un sistema totalitario paternalista a una
sociedad abierta, donde la persona debe afrontar los riesgos de
la toma de decisiones. Las consecuencias del éxito o del
fracaso se revierten sobre el individuo. Los padres y los estudiantes
deben tomar las decisiones sobre la carrera profesional sopesando
las posibles consecuencias. Las decisiones no incluyen sólo
metas de mejora individual sino también metas que generan
bienestar en la comunidad y el país. Como consecuencia
de la propaganda comunista, existe confusión entre los
conceptos de gobierno y patria. Bajo el comunismo, se ha enseñado
a los cubanos a amar la patria a través de un amor incondicional
al gobierno. Los ciudadanos necesitan diferenciar y discutir,
en un ambiente que tolere los diferentes puntos de vista, ideas
que cuestionan o desafían las de la autoridad oficial.
Necesitan hacer consciente que la propaganda puede promover odio
y cólera contra quienes piensan de forma diferente, bien
se encuentren dentro de la familia o permanezcan en el extranjero.
Los cubanos deben entender que la educación, en su sentido
más pleno, significa liberación y no persecución.
Campaña a través de los medios de comunicación.
Una
campaña nacional a través de los medios de comunicación
promoverá, con el objeto de satisfacer las necesidades
de carreras y empleo en la economía cubana en desarrollo,
(a) el valor de una ciudadanía educada y (b) las oportunidades
educativas para las poblaciones escolares y las adultas. La campaña
de servicio público deberá hacer énfasis
en que un ciudadano informado conoce sus derechos, reconoce las
diferencias y los riesgos antes de decidir y respeta posiciones
que contradicen sus convicciones. Dado que la transición
desplaza a muchos en el mercado de trabajo, la información
sobre nuevas carreras, centros de entrenamiento y becas, así
como oportunidades de empleo, deben también ser parte de
la campaña publicitaria de servicio.
Apoyo a las organizaciones no-gubernamentales.
El apoyo a la red ya existente de organizaciones no-gubernamentales
(ONG), particularmente la creciente red de bibliotecas independientes,
se traduce en un apoyo inmediato a la reforma educativa. Las ONG
han lideralizado el movimiento en favor del pensamiento alternativo
en Cuba, un pilar de la reforma educativa. Las Bibliotecas Independientes
proporcionan un acceso único a la literatura censurada,
incluso a la literatura infatil que ha sido prohibida.
Mucho antes de que las bibliotecas y los periodistas independientes
emergieran en los años noventa, especialmente durante las
dos primeras décadas de la Revolución, el acceso
a obras censuradas era posible a través de las iglesias,
aunque éstas estuvieran limitadas en sus funciones. Si
bien es cierto que únicamente algunos cubanos permitieron
que sus hijos continuaran asistiendo al catecismo o a los seminarios
protestantes, hay una clara evidencia de que estas instituciones
proporcionaron la única alternativa que ofrecía
algo distinto a la literatura oficial y a la prensa disponible.
Oswaldo Payá, del ya mencionado Proyecto Varela, y Dagoberto
Valdés, el editor de Vitral, son ejemplos de jóvenes
cubanos que pudieron involucrarse con diferentes formas de pensamiento
a través de los limitados servicios sociales católicos.
Esto explica por qué hoy en día, a pesar de las
continuas restricciones, el crecimiento de la sociedad civil está
unido con frecuencia al pujante trabajo social patrocinado por
instituciones religiosas de diversas denominaciones. De este modo,
las organizaciones de la fe seguirán disfrutando de una
posición ventajosa para proveer servicios sociales y educativos
a la población.
El Ministerio de Educación mantiene varios acuerdos educativos
con diversas ONG internacionales. La primera de ellas que estableció
un programa educativo en Cuba fue el Comité Católico
para Alimentación y Desarrollo, patrocinado por el Fondo
Internacional para la Niñez de Naciones Unidas (UNICEF)
en 1983; su fin era contribuir en los programas de educación
especial dedicados a ciegos y sordos El
Congreso Internacional Pedagogía’03 fue patrocinado
por UNICEF y el gobierno de la isla. En junio de 2003, Cuba financió
el Congreso Cultura y Desarrollo junto con UNESCO, UNICEF, SELA,
Unión Latinoamericana y el Convenio Andrés Bello.
Algunos acuerdos han permitido que el gobierno continúe
promoviendo la educación de estudiantes del tercer mundo
dentro del país, particularmente estudiantes de África.
80 Como parte del sistema de Naciones Unidas, Cuba se beneficia
de programas de ayuda patrocinados por UNESCO, UNICEF y la Organización
de Estados Iberoamericanos (OEI), entre otros. Es esencial que
la suscripción en estos programas siga vigente en el futuro.
Recomendacione
Curriculares
Liberar los contenidos de ideología marxista. A excepción
de algunos cursos universitarios, cualquier otro curso -desde
el nivel preescolar al superior- no necesita ser vinculado al
pensamiento marxista-leninista. Todas las materias hoy en día
se encuentran sometidas a una línea única de pensamiento
con la intención de no exponer al estudiante a ninguna
otra perspectiva.
Es necesario reemplazar los textos existentes con otros nuevos,
incluso el material de iniciación en la lectura. El proceso,
para la mayoría de las materias, podría hacerse
más expedito a través de arreglos con casas editoras
de España y Latinoamérica. Los educadores de la
isla necesitan enfocar su atención en los estudios cubanos,
especialmente en las humanidades y las ciencias sociales, áreas
donde se hace necesaria la introdución de nuevos textos.
Afortunadamente, Cuba tiene suficientes maestros calificados a
los que se les puede encargar la innovación de los libros
de texto. Muchos de ellos estarán todavía activos
en las escuelas, algunos seguramente estén retirados. Los
educadores que han hayan sido despedidos por razones ideológicas
posiblemente estarán dispuestos a participar en el proceso
editorial.
Educación cívica. La educación
en el respeto a los derechos individuales, la tolerancia, el conocimiento
de las libertades civiles y los principios democráticos
necesitan ser integrados en los currícula educativos de
todos los niveles.
Los escritos de José Martí pueden ser útiles
en este esfuerzo, aunque también ellos deben ser restituidos
a su contexto original.
Entrenamiento de maestros. Los maestros cubanos
necesitan entrenamiento profesional que los capacite en la enseñanza
de los nuevos programas de estudio. Estos cursos podrían
tomarse en cuenta para la certificación de los docentes,
en caso de que se decida adoptar esta política.
Siguiendo el ejemplo de los proyectos de rehabilitación
más exitosos en Europa del Este, los cursos de entrenamiento
para maestros deben ser impartidos por cubanos. Aquellos docentes
que han continuado distinguiéndose en el aula pueden recibir
los niveles iniciales de capacitación en Cuba o en el extranjero.
De esta manera, se podrán convertir a su vez en preparadores
de miles de maestros cubanos. La selección de estos entrenadores
puede constituir una excelente oportunidad para que un nuevo Ministerio
de Educación dé señales de compromiso con
el cambio. Desechando los requisitos ideológicos del pasado,
puede seleccionar entre los maestros activos mejor calificados
del país e incluir a los que habían sido despedidos
anteriormente.
Educación en computación y programas de
aprendizaje a distancia. En el nuevo orden global es
sumamente importante que la población tenga acceso libre,
a través de computadoras en las escuelas y las bibliotecas,
al mundo del conocimiento que le ha sido prohibido. Las escuelas
y bibliotecas cubanas necesitan crear colecciones de libros. El
acceso a través de la red electrónica a bases de
datos y colecciones virtuales proporcionará una manera
eficaz y asequible de hacerlo.
Quienes deseen seguir un entrenamiento especial y exploren posibilidades
para escoger carrera, pueden inscribirse en cursos de educación
a distancia en instituciones autorizadas. El aprendizaje a distancia
puede ser la mejor alternativa para aquellos maestros que se encuentran
áreas rurales o que tienen dificultad para combinar su
trabajo con un curso tradicional en el aula.
Los maestros pueden registrarse en cursos que los califiquen para
obtener certificados de docencia permanentes y que los preparen
en los nuevos currícula.
Promover intercambios internacionales y programas de estudio en
el extranjero para estudiantes universitarios cubanos y para maestros
en todos los niveles académicos. Durante el “Período
Especial”, desaparecieron las oportunidades de estudiar
en países del bloque soviético, lo que aumentó
el aislamiento del país. Los cubanos necesitan tener contacto
con otros sistemas educativos, esto facilitará la conjugación
de alternativas necesarias en la reforma de la educación.
Además de los acuerdos educativos con muchas ONG internacionales
y organizaciones relacionadas con las Naciones Unidas, Cuba mantiene
relaciones con instituciones académicas de todo el mundo.
Se debe insistir en este tipo de acuerdos para proporcionar a
los maestros cubanos programas de entrenamiento en metodologías
y nuevas tecnologías. Podría adoptarse la política
de proporcionar a los maestros cubanos la oportunidad de enseñar
un semestre o un año en el extranjero mientras realizan
un curso de estudios
Recomendaciones ejecutivas
La educación como elemento integrante de toda reconstrucción
nacional. Los programas de rehabilitación del sistema escolar
deben ser incorporados en los planes de Reconstrucción
Nacional. Ambos planes deben llevarse a cabo de forma simultánea.
La reforma educativa de largo plazo será exitosa si consigue
aliviar la actual situación social, moral y cultural de
la isla; esa será una señal de que la reconstrucción
es exitosa. En el corto plazo, sin embargo, el sistema educativo
necesita enseñar a los cubanos cómo reactivar la
economía nacional, proporcionándoles las herramientas
necesarias para alcanzar nuevos trabajos y empresas con una mayor
productividad.
Si bien es cierto que cualquier gobierno comprometido a reformarse
debe ser generoso en su presupuesto destinado a la educación,
será difícil para un país fuertemente endeudado
como Cuba asignar suficientes fondos que lleven adelante los cambios
que su sistema educativo necesita. Pero si el gobierno reflexiona
sobre lo que está en juego y lo transmite a la población,
no caben dudas de que se alcanzarán los fondos. Más
aún, todas las propuestas de desarrollo económico
deben incluir un componente educativo, y los costos de este componente
deben ser parte del presupuesto del proyecto. De esta manera,
mientras Cuba recibe la muy necesaria ayuda internacional, los
fondos para la educación estarán garantizados bajo
la figura de un porcentaje sobre cada préstamo o donación.
Comisión de Supervisores. Reformas de la magnitud de las
que se han recomendado más arriba necesitan un seguimiento
y una evaluación mayores de los que pueden proporcionar
los administradores escolares. El Ministro de Educación
debe establecer un Consejo Independiente de Supervisores para
asegurar la adecuación, ritmo, eficiencia y efectividad
de todas las reformas emprendidas. La membresía del Consejo
debe ser limitada, pero variada. El sector empresarial y la industria
necesitan estar representadas, así como también
especialistas de diferentes niveles y áreas afines.
|