Por
Josefina Ortega
Cuentan que en el año de 1917, al pianista del conjunto
de Crispín Carrillo se le ocurrió enfermarse de
buenas a primeras, poniendo así en peligro la función
del cine Strand, del barrio de Cayo Hueso, en esta Villa de
San Cristóbal de La Habana.
Aquellos eran los tiempos del cine silente cuando la música
era fiel acompañante de la película de turno.
No
lo pensó dos veces papá Carrillo para encontrar
una solución. En su casa estaba la pequeña Isolina,
que estudiaba piano y ya era capaz de hacer maravillas con las
teclas.
Pero…
Isolina solo tenía 10 años, acaso ¿podría
acoplarse con la orquesta sin un ensayo? Como la necesidad a veces
obliga, no quedó más remedio que hacer la prueba
en vivo y en directo.
Los
fuertes aplusos al final de la función demostraron que
el público quedó complacido sin imaginar siquiera
cómo se había montado aquel espectáculo.
De
esta forma tan accidental nació al mundo artístico
Isolina Carrillo, destacada intérprete y compositora de
importantes páginas musicales, como la inmortal Dos Gardenias.
Isolina
Carrillo nació en La Habana, en 9 de diciembre de 1907,
cuando la música más escuchada era el danzón.
Para
su suerte vino al mundo de una pareja marcada por el arte. Ella
siempre lo agradeció. La madre dándole amor al corte
y a la aguja, desde su oficio de modista. El padre se ganaba el
salario como chofer de un tranvía, pero en sus ratos libres,
sonaba el laúd, el tres o los cueros. Primero con la orquesta
de Calixto Allende y luego, en la suya propia, donde la cría
se integró con entusiasmo.
Un
hermano de Isolina fue flautista; el otro, baterista, y ella…
dándole fondo de piano a las películas silentes
de entonces, que se pasaban en los cines de esta villa de San
Cristóbal.
Sí,
porque del cine Strand, el conjunto de Crispín Carrillo
pasó al Histeria, donde el asunto se complicó sobremanera.
Allí no se podía parar de tocar en tandas de día
y de noche, ante un dueño que no admitía el descanso,
y un público que vociferaba: “música, no estamos
en un velorio”.
No
fueron pocas las veces que Isolina se marchó con su música
a otra parte, a pesar de los ruegos paternos, pues no siempre
ella estaba para tales exigencias. Sin embargo, muchas películas
habría de acompañar la pequeña por distintos
cines de la capital. Mientras tanto, Isolina estudiaba en el Conservatorio
Municipal de La Habana con notas de sobresaliente, y como premio,
llega a dirigir la orquesta del Conservatorio.
Así
se comienza y así se continúa. Isolina tocó
la trompeta con Los trovadores del Cayo. Tocó el piano
con el Conjunto de Guyún. Cantó con el Conjunto
Vocal Siboney. Creó una orquesta gigante de danzones para
la RHC Cadena Azul, donde también atendió la dirección
musical.
Luego
conformó un cuarteto con su esposo Guillermo Arronte, con
el que viajó por toda Sudamérica.
Así
transita Isolina Carrillo por la música durante casi 30
años. Hasta ese momento no había pensado componer.
Pero de repente empezó a brotar la creación.
En
la década del 40 surgieron las primeras composiciones musicales
de Isolina Carrillo, hasta llegar a más de doscientas,
aunque solo fueran registradas cerca de ochenta, entre boleros,
montunos, guarachas y hasta canciones líricas.
Las
creaciones más conocidas de Isolina fueron, entre otras,
Miedo de ti, Soy tu destino, Canción sin amor, Viviré
para amarte, Fiesta de besos, Increíble, Sombra que besa
–con textos de Rosendo Ruiz, hijo- y la más difundida:
Dos Gardenias, registrada el 23 de abril de 1947.
Muchas
de estas piezas musicales alcanzaron gran aceptación del
público: Miedo de ti, fue galardonada como la mejor composición
de 1948, y Sombra que besa, se ha cantado por incontables voces.
Pero es precisamente Dos Gardenias la que logró el más
sensacional éxito.
Refiriéndose
a esta pieza musical, su autora confesó en una ocasión:
“Dos Gardenias con sus incontables grabaciones y versiones, es
algo más que un éxito comercial o de popularidad.
Es un pedazo de mi vida”.
Dos
Gardenias se convirtió en una especie de himno en muchos
países, especialmente en España y México,
donde alcanzó el Premio Ariel, en 1952, por mantenerse
durante dos años, en el primer lugar de preferencia.
Muchos
se preguntan ¿por qué una canción puede mantenerse
en el gusto popular durante tantos años? En el caso de
Dos Gardenias, como afirman críticos literarios, su texto
no posee alto vuelo poético. No cabe duda, entonces, que
la permanencia de esa canción, descansa en su melodía.
El
puertorriqueño Daniel Santos fue quien primero grabó
y popularizó Dos Gardenias, con la orquestación
de Pérez Prado, que agregó a la edición el
piano acústico, trabajo novedoso para la época.
Otras figuras hicieron suya la composición, Pedro Vargas
Toña la Negra y Nat King Cole.
En
el plano nacional son muy apreciadas las versiones de Dos Gardenias
de Vicentino Valdés, Elena Burke, Fernando Álvarez,
Alberto Ruiz, Roberto Sánchez y Antonio Machín,
que poco antes de morir la colocó entre los primeros lugares
en España.
Recordemos,
pues, a Isolina Carrillo, quien entregó hasta su muerte,
lo mejor de sí a la música, en esta villa de San
Cristóbal de La Habana, que se apropió de sus Dos
Gardenias.
El
21 de febrero de 1996 falleció en La Habana la destacada
pianista y compositora Isolina Carrillo |