Por
Benoît Hervieu
Reporters Sans Frontières
En
ausencia de Fidel Castro, que continúa hospitalizado, su
hermano menor Raúl ha presidido, el 26 de julio, las ceremonias
del 54 aniversario del asalto al cuartel de Moncada, un episodio
considerado como el primer acto de la Revolución que, seis
años más tarde, iba a derrocar la dictadura de Fulgencio
Batista.
El
acontecimiento ha coincidido con el primer año de presidencia
de Raúl Castro, quien sucedió oficialmente a su
hermano al frente del Estado el 31 de julio de 2006. Desde aquella
fecha, la situación de los derechos humanos, y de la libertad
de prensa en la isla, no ha experimentado ninguna mejoría.
Reporteros sin Fronteras recuerda que, desde la entrada en funciones
de Raúl Castro, han encarcelado a tres periodistas cubanos
y otros cuarenta han sufrido registros abusivos, citaciones de
la policía política, agresiones o amenazas.
"Con
la Revolución cubana una dictadura sucedió a otra.
Desgraciadamente, el primer año de presidencia de Raúl
Castro no ha supuesto ninguna ruptura. Aunque el método
represivo ha evolucionado ligeramente, pasando de grandes oleadas
de detenciones y procesos estalinistas a una brutalidad ordinaria
contra los disidentes, Cuba sigue siendo la segunda cárcel
del mundo para los periodistas. Los tímidos intentos de
apertura de Raúl Castro no se han visto traducidos en actos.
Cuando, patrocinado por España, se está volviendo
a establecer un diálogo con las autoridades de La Habana,
la diplomacia internacional tiene que plantear claramente la cuestión
de la libertad de expresión en la isla. No se avanzará
nada si se mantienen los tabúes", ha declarado Reporteros
sin Fronteras.
.
El 13 de abril de 2007, Oscar Sánchez Madan, corresponsal
del sitio Cubanet en la provincia de Matanzas, al este de La Habana,
fue condenado a una pena de cuatro años de cárcel.
Al periodista le juzgaron a puerta cerrada inmediatamente después
de detenerle, en ausencia de los miembros de su familia y sin
posibilidad de que le defendiera un abogado. Raymundo Perdigón
Brito, cofundador de la agencia independiente Yayabo Press, detenido
el 29 de noviembre de 2006, fue condenado a cuatro años
de reclusión. A Ramón Velázquez Toranso,
de la agencia Libertad, detenido el 23 de enero de 2007, le han
caído tres años de cárcel. Llevó a
cabo una huelga de hambre en febrero pasado.
El
13 de abril de 2007, Oscar Sánchez Madan, corresponsal
del sitio Cubanet en la provincia de Matanzas, al este de La Habana,
fue condenado a una pena de cuatro años de cárcel.
Al periodista le juzgaron a puerta cerrada inmediatamente después
de detenerle, en ausencia de los miembros de su familia y sin
posibilidad de que le defendiera un abogado. Raymundo Perdigón
Brito, cofundador de la agencia independiente Yayabo Press, detenido
el 29 de noviembre de 2006, fue condenado a cuatro años
de reclusión. A Ramón Velázquez Toranso,
de la agencia Libertad, detenido el 23 de enero de 2007, le han
caído tres años de cárcel. Llevó a
cabo una huelga de hambre en febrero pasado.
A
los tres les han condenado por "peligrosidad social predelictiva",
una disposición del código penal cubano, en virtud
de la cual se puede detener y encarcelar a una persona en nombre
de la "amenaza potencial" que pudiera representar. Este
procedimiento es un recurso habitual en la represión contra
los disidentes. Un cuarto periodista, Armando Betancourt Reina,
director del periódico clandestino El Camagüeyano,
encarcelado sin juicio el 23 de mayo de 2006 y condenado un año
más tarde a quince meses de cárcel por "desorden
público", debería salir en libertad el próximo
mes de agosto, habida cuenta del tiempo que lleva ya cumplido.
Según
la Comisión Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación
Nacional (ilegal aunque tolerada), en las prisiones de la isla
se encuentran actualmente 246 presos de opinión, entre
los que se cuentan los veinticinco periodistas disidentes. Veinte
de ellos - entre los que se encuentra el corresponsal de Reporteros
sin Fronteras, Ricardo González Alfonso, fundador de la
revista De Cuba - fueron detenidos en la "primavera negra"
de marzo de 2003, y condenados a penas que van de catorce a veintisiete
años de reclusión. Continúan padeciendo los
malos tratos de sus guardianes y viviendo en condiciones insalubres,
mientras su salud se ha degradado netamente.
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