Por
Oswaldo Yañez..
Desde la Habana
En verdad que no deja de asombrarme la desfachatez del primer
círculo de Castro, venga publicar reflexiones supuestamente
realizadas por el comandante en jefe mientras reubican a casi
todos los miembros de su equipo de seguridad y en medio de todo,
la mayor de las perlas, una nueva marca de condón cubano,
Vigor de nombre...le ronca...
Miren
que si la historia recuerda como último logro del comandante
revolucionario el condón vigor, al tema le van a salir
chistes hasta en China, compañeros se cubrieron de gloria.
Parece
ser que el estado del enfermo ha tenido un nuevo sobresalto, traslados
fallidos, movimientos urgentes, reubicación de tropas y
mandos, podrían indicar un desenlace final inminente.
Pero
la inteligencia cubana es en extremo artera y todo lo anterior
podría ser una maniobra para reevaluar las actitudes y
acciones que se producirían a la muerte del Uno, yo por
supuesto no me fío en absoluto de ellos por lo que hasta
que no lo vea en la caja y que no respira no diré que falleció.
Son muy capaces de tenerlo conectado y o congelado para dar a
conocer la noticia cuando más convenga.
En
cuanto a los boxeadores, señores un poquito de memoria,
los castristas en estos casos usan el manual de la antigua KGB
y quedó claro que, en cuanto desaparecieron, la familia
de ambos recibió las amenazas pertinentes, perdida de la
vivienda, del trabajo y la posterior carcel por peligrosidad social
para todos ellos. Ante esta coyuntura fueron los propios familiares
los que les rogaron que reconsideraran la situación.
Para
dar buena fe de ello estoy seguro que las personas que supuestamente
les acompañaban podrían narrarlo pues es sumamente
improbable que tras llamar a la familia y con un par de caipirinhas
de más fueran capaces de callarse lo que les ocurría
a sus familiares en la Isla.
En
cuanto a su localización, bueno parece que no fueron muy
discretos, pero lo cierto es que creo que se reclamó algún
favor para mantenerlos bajo control y en todo caso la decisión
que tomaron no pudo ser libre bajo ningún concepto puesto
que las amenazas que recibieron sus familias y las que les recetaron
los cuerpos de seguridad brasileños y los agentes cubanos
hacen que quede constancia que los derechos fundamentales de ambos
fueron vulnerados en extremo.
Los
cuerpos de seguridad e inteligencia brasileños y sus gobernantes
deberían reflexionar sobre el grave precedente que han
sentado en sus actuaciones, acaso no pensaron en sus propios compatriotas
en el extranjero o simplemente pensaron que los cubanos no tienen
ningún derecho estén donde estén, un asunto
a repensar con la cabeza fría y sin haber tomado.
Volviendo
al tema fúnebre les avisaré de que hay gente muy,
pero que muy, nerviosa ante los acontecimientos que se avecinan
y que el Consejo de Relatores debería estar muy pendiente
de los encarcelados.
La
disidencia debe saber que corren peligro pues pueden surgir elementos
incontrolados del aparato represivo que aproveche la coyuntura
para cometer desmanes insospechados.
En
este punto hay que invitar, de nuevo, a los militares que aman
a su patria a que impidan cualquier atropello que se quiera cometer
contra el pueblo en general y contra los disidentes en particular.
Muchos
leen con preocupación que se producen encausamientos, detenciones
y condenas por crímenes de lesa humanidad en disímiles
países, independientemente de que estén o no en
el país.
Lo
lógico y normal sería que los militares cubanos,
incluso los que tienen las manos manchadas de sangre, propugnaran
una estrategia de salida al castrismo pues todos saben que tarde
o temprano el fin del régimen llegará.
No
sería mejor que se reunieran con la disidencia para idear
una salida digna a su situación, una junta de salvación
nacional podría proponer una ley de punto final para evitar
que el miedo a las represalias contra los actos cometidos impida
que Cuba abrace el verdadero sueño de Martí y no
la pesadilla que vivimos a diario.
Piensen
que ante la disyuntiva de seguir viviendo en la opresión
frente a la posibilidad de la libertad, el pueblo cubano va a
elegir la libertad, tenemos demasiada sed de ella para rechazarla.
En un referendo el pueblo abrazaría a la reconciliación,
aunque muchos tuviéramos que hacerlo con la nariz tapada
ante el hedor que nos produce.
Los
crímenes no quedarían sin castigo, a los que tuvieran
las manos manchadas de sangre no les quedaría otra alternativa
que seguir viviendo en la isla pues fuera podrían ser encausados
por sus actos. Los comecandelas que escriben las reflexiones proponían
unos trabajos adecuados y dignos a los boxeadores que quisieron
desertar, aunque yo se que es mentira, les propongo para ellos
lo mismo, es decir, una trabajo acorde con el fin de paliar el
daño realizado, se les integraría en el cuerpo de
trabajadores sociales para que pudieran purgar sus actos. Es solo
una idea a una salida posible pero quedando claro que la impunidad
no es posible, esta posibilidad es ciertamente mejor que la carcel,
donde a buen seguro encontrarían gente que querría
arreglar cuentas con ellos.
La
carcel me lleva a reprochar a los autores de las reflexiones que
hablen de tortura psicológica, hablan de tortura de los
cinco, no se como se atreven pues todos los cubanos sin excepción
estamos desde el nacimiento abocados a vivir en carne propia la
tortura de saber que si osas disentir vas a acabar en la carcel,
si vulneras alguna absurda normativa o ley, acabas en la carcel.
La
mayor tortura que existe en Cuba es la existencia del sistema
revolucionario y estoy seguro que cualquier preso cubano desearía
estar en un penal estadounidense antes que en cualquiera de los
disímiles infiernos, que llaman cárceles, en su
propia patria.
Compatriotas,
es momento de estar preparados para vivir acontecimientos transcendentales
de nuestra propia historia y ante los ojos del mundo debemos demostrar
que la violencia solo la emplean los revolucionarios para mantenerse
en el poder.
Va
a llegar el momento de manifestar nuestro descontento con el sistema
y debemos hacerlo con firmeza pero pacíficamente, vamos
a demostrarles a los castristas y al mundo entero que deseamos
vivir en democracia, paz, libertad y prosperidad.
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