Por
Uberto Mario
¿Cuándo usted salió de Cuba?
¿Cuándo
fue la última vez que usted visitó una tienda en
dólares o manejó un auto con aire acondicionado
dentro de la isla?
¿En
estos años de tecnología celular, computadora o
Internet, pudo usted disfrutar de esas ventajas?
Lo
más seguro, es que me responda que NO, porque sencillamente
en nuestro país, tener un privilegio de los mencionados
anteriormente o muchos más, es simplemente un privilegio.
Pero….
hagamos un poco de historia, porque lo que se ‘archiva’ no se
olvida, y no importa si en la memoria o en papeles bien cuidados.
Desde
comenzamos a ser COLONIA RUSA, y eso fue desde 1965, los llamados
“BOLOS”, llegaron y se instalaron, porque, en definitiva iban
a ser nuestros principales ‘asesores” y “padrinos”.
De
oriente a occidente el régimen de la Habana autorizó
cientos de miles de metros cuadrados de tierra para construir
el reparto de los rusos, que después también fue
el de los bulgaros, polacos, rumanos, alemanes, y de cuanto asesor
comunista llegaba a la mayor de las Antillas.
Mientras
nacían estas bondades castristas, miles de familias cubanas
enfrentaban el miserable reto de buscar donde vivir, porque en
su país, el tema de la vivienda era y es el más
desastroso.
Cada
reparto o urbanización construidos, eran cercados perimetralmente,
para que los “hermanos europeos” vivieran tranquilos y con sus
costumbres, (ahí se incluyen la de bañarse una vez
a la semana y mantenerse con las misma ropa, también durante
los cinco días laborables).
También
nacieron las tiendas para los “extranjeros y personal autorizado”,
donde abundaban los chocolates, el buen vodka, los jamones, carne
de res, cerdo, galones de leche, enlatados de todo tipo, joyas,
ropa y zapatos, que por supuesto los millones de cubanos, los
pioneritos que “querían” ser como el Ché, no podían
disfrutar de esas tiendas, porque sencillamente eran, repito,
para nuestros asesores o ministros y funcionarios cubanos.(los
cubanos de a pie, no podíamos, ni portarnos por las cuadras
donde funcionaban estos almacenes,totalmente cerrados y sin ventanas
a la calle…qué les parece?.
Felizmente
se cayó el Muro de Berlín, y aparecieron las tiendas
por divisas y las llamadas “tiendas para diplomáticos”,porque,claro,los
miembros del Buró Político, el Consejo de Estado
y de Ministros y demás dirigentes castristas, no podían
quedarse sin probar el buen queso, los turrones, la Hatuey y el
wisky.
El
llamado periodo especial ha sido la burla más cruel a nuestro
pueblo, a ese pueblo que trabaja diariamente por 10 míseros
dólares al mes y que no puede bañarse en Varadero,
Cayo Coco, Viñales o Maria la Gorda, únicamente
si entra acompañado de Elian González, Yadira García,
Antonio Castro, Alicia Alonso, Eusebio Leal, Silvio Rodríguez,
Alberto Juantorena o cualquier otro “personal autorizado”.
En
el último quinquenio aparecieron la Internet y los celulares;
y también los entrenadores deportivos o médicos
que justifican sus divisas ganadas en el exterior, tiene derecho
a comprar un carro capitalista nuevo o de uso; es decir, quien
no sea galeno o deportista sigue con su “camello o carros de caballo”
para llegar puntual al trabajo o la escuela…..ellos son los únicos
“autorizados”, para gozar de estos privilegios.
No
existe un listado oficial de cualidades requeridas para ser "personal
autorizado". Es algo que suena ambiguo y misterioso. Aunque
todos sabemos de qué se trata.
Es
un poco más del mismo irrespeto al pueblo cubano. ¿Puede
explicar alguien de forma razonable cuáles son los requisitos
para vivir en las zonas residenciales que congeló el régimen?
¿Sabe alguien con quién se debe dormir o qué
hay que hacer para que le sea autorizada la conexión a
Internet a un cubano, la mera posesión de un teléfono
celular o el disfrute de la televisión por cable?
Sencillo
mi amigo, que después de haber trabajado como traductor
de ruso con los principales asesores soviéticos que laboraron
en Pinar del Río, desde que comencé a viajar al
exterior y toqué la libertad con mis manos y desde que
llegué a este gran país, que es Estados Unidos,
he sacado la triste conclusión, de que, en nuestra isla,
solo tienen derecho a vivir bien, los “extranjeros y personal
autorizado” y a soñar los millones de cubanos, que aun
viven esa horrible pesadilla de 48 años.
(Uberto
Mario, es graduado de Licenciatura en lengua Rusa y Literatura
en 1984, y trabajó como traductor durante un quinquenio
con los más importantes asesores soviéticos en su
natal, Pinar del Río).
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