Por
Oswaldo Yañez.
Ciudad
de La Habana.
Este
estado hace que Raúl sea un títere sin cabeza pues
debe controlar a Ramiro, a los talibanes y a los militares de
su camarilla, no pasará mucho tiempo hasta que en una reunión
alguien amartille su pistola, la paciencia no es una virtud de
los castristas y la tensión es insostenible.
Los
dogmáticos son los talibanes más extremistas que
están representados por Felipe Pérez, alias el torpe.
Los
pragmáticos son los pertenecientes a la camarilla del hermanísimo,
a la cabeza se encuentra el yernísimo, Luis Alberto Rodríguez
López Callejas, cuyo alias me reservo.
El
único punto que comparten ambas facciones es su pretensión
de perpetuar el sistema revolucionario y en la forma es donde
se encuentran los grandes diferendos que provocan el enfrentamiento.
Los
dogmáticos son partidarios de seguir apoyando al Gorila
Rojo, de que Ramiro suceda a Raúl para más tarde
acceder uno de ellos a la jefatura y de una intensa purga con
una depuración interna de los que no acepten el sistema,
para ellos se prevé bien la carcel, bien el exilio.
Los
pragmáticos son partidarios de una apertura tipo vietnamita
y de que un militar suceda a Raúl, con excepción
de Ramiro Valdés, una continuidad en el sistema represivo
pero sin acciones espectaculares, a su parecer, el control existente
hasta ahora es el pertinente.
Ninguno
de ellos contempla el bienestar del pueblo como una necesidad,
los dogmáticos serán los más renuentes a
descentralizar el control de la economía y los pragmáticos
serían partidarios de unas reformas puntuales en los contratos
internacionales y en las cooperativas y empresas mixtas de producción
para mejorar la economía interna.
La
lucha y la discusión es que los dogmáticos acusan
a los pragmáticos de que los tibios cambios que se producirían
acabarían conduciendo al régimen revolucionario
a una sociedad capitalista que traicionaría las enseñanzas
de Fidel y sus principios, con lo que se precipitaría la
caída del régimen revolucionario.
Ambos
grupos están abocados bien a llegar a un acuerdo o a la
guerra, por supuesto todos pretenden poder seguir disfrutando
de las prebendas del sistema y no creen posible la caída
del mismo.
Para
mantener ocupados, tanto a la opinión pública mundial
como a la población y el ejército de ambos países,
los talibanes y Ramirito ultiman con el Gorila Rojo un enfrentamiento
armado que sería justificado como una intromisión
imperialista en las fronteras venezolanas con el propósito
de derrocar al régimen bolivariano.
En
estos momentos se contemplan dos posibles escenarios, uno al este
con la Guyana y otro al oeste con Colombia, los dos son posibles
pero debido a las maniobras de las FARC colombianas y a los problemas
fronterizos, protestados por los venezolanos por una cuestión
tributaria, yo me decanto por esta última posibilidad en
la que los bolivarianos tienen garantizado, a través de
los cubanos, el apoyo de los grupos terroristas colombianos. De
ahí las declaraciones de Chavez de que Cuba y Venezuela
son un mismo país, por ahí le entra el agua la coco,
el quiere una Federación Bolivariana de Paises; de esta
manera justificaría que las tropas cubanas lo apoyaran
en su guerra.
En
este panorama, el hermanísimo parece intentar contentar
a los pragmáticos y a los dogmáticos, es algo que
está avocado al fracaso, ambas partes son insaciables por
lo que continuarán los enfrentamientos.
El
detonante de este barril de pólvora será la muerte
del Uno, tras la cual, el pandemonium se desatará sin duda.
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