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| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
¿Borrón y cuenta nueva?

La reconciliación ya empezó.

Por Carlos Payá Sardiñas
Madrid

Lo del borrón y cuenta nueva en el caso cubano suscita sentimientos encontrados, lo cual es humanamente comprensible pues el daño causado por la dictadura ha sido terrible e irreparable en muchos casos.

El camino de la reconciliación, aunque para muchos nos sea doloroso, es el único para mirar hacia delante. No es una estrategia, es una necesidad.

Los que están en contra de este ''borrón y cuenta nueva'', entonces deberían establecer un baremo: ¿y cómo se hace? ¿Se castiga a todos? ¿Dónde ponemos el listón bajo el que tienen que pasar los ``malos''?

Estoy seguro de que casi todo el mundo lo pondría en el momento o posición en la que dejó de colaborar (por acción u omisión) con el régimen o dejó de mirar hacia otro lado. Recordemos que los fusilamientos, los encarcelamientos, la chivatería y la represión en general empezaron en el mismo 1959, el año del triunfo de la revolución.

La dictadura cubana ha funcionado porque ha conseguido hacer un engranaje donde la gente era simultáneamente víctima y verdugo del que tenía al lado. Muy pocos se negaron a hacer el juego y lo pagaron caro.

Los hay que se oponen a una transición reconciliadora. Pues bien, esa transición empezó hace mucho, sobre todo en el exilio.

¿Cuántos no se han encontrado en Miami o en Madrid con el del comité que los chivateaba, el del partido o la juventud que le amargaba la vida o incluso con el carcelero que los maltrataba? ¿Y la han emprendido a palos con esa persona? Pues no. Entonces, ¿qué diferencia hay entre reconciliarse dentro o fuera?

Por eso trabajamos en inciativas, por supuesto criticables y mejorables, como el Proyecto Varela, el Diálogo Nacional Cubano y la campaña Foro Cubano.


Por Lázaro González Valdés
Expreso de conciencia
Director General de SOS Justicia


Carlos Payá Sardiñas -quien creemos es hermano de Oswaldo Payá Sardiñas- ha conseguido que El Nuevo Herald le publique sus puntos de vista sobre el “borrón y cuenta nueva”, eufemismo comúnmente dado a las intenciones de reciclar a los comunistas opresores del pueblo de Cuba. La nota de Carlos Payá aparece bajo el titular “La reconciliación ya empezó” y él basa su opinión en que por Miami o Madrid pululan impunemente chivatos de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de otros órganos represivos subalternos a este grupo.

Tiene parte de razón Carlos Payá pero confunde la reconciliación con el respeto a la decisión soberana de Estados Unidos de América y de España de concederles entrada legal en sus territorios a esos criminales. Decisión que conlleva consecuencias como redes de agentes infiltrados hasta en las altas esferas de esos gobiernos por citar una de ellas. Los casos de la Red Avispa y de Ana Belén Montes confirman nuestra afirmación. Por tanto donde Payá imagina reconciliación únicamente hay respeto de los exiliados por las decisiones de los gobiernos que les dan asilo político.

No obstante es evidente la existencia de cubanos que -como Carlos y Oswaldo Payá desde España y Cuba- quieren ponerle su otra mejilla al PCC, para que mediante seudo soluciones como el Proyecto Varela se le perdonen los crímenes a los opresores a cambio de que ellos permitan mínimas reformas (principalmente económicas) que jamás conducirán a la sociedad cubana hacia la democracia porque las mismas están enfermas de origen con el germen de la injusticia.

Es necesario aclarar que Carlos y Oswaldo Payá así como todo quien piense como ellos tienen derecho a manifestar sus ideas y proposiciones, pero también debemos señalar que nadie puede coartar el derecho de las víctimas a que le administren justicia. Por tanto recalcamos que cualquier proyecto que proponga desarrollar en Cuba un Estado basado en la impunidad de los criminales del PCC de hecho rompería el contrato contraído tácitamente con los ciudadanos y en consecuencia les devolvería a éstos su derecho a tomar la justicia por mano propia. ¡No queremos ese hipotético escenario para Cuba! Es por ello que insistimos en la necesidad de no dejar impune al opresor. No hablamos de aquellos compatriotas a quienes manipularon para levantar la mano en una asamblea de servicios o para ir a marchar a la plaza de turno o hacer guardia nocturna en los CDR.. No. Nos referimos a los funcionarios del régimen del PCC, a los asesinos, a los torturadores, a los integrantes de las Brigadas de Respuesta Rápida…

En contraposición a las iniciativas que menciona Carlos Payá en su nota existen otras como el Movimiento Cubano Unidad Democrática (MCUD) y SOS Justicia las cuales no aceptan la reconciliación con el opresor ni el reciclaje de los comunistas y consideran que la justicia debe ser el primer paso para establecer los pilares de la democracia en Cuba.

En SOS Justicia y en el MCUD creemos que los oprimidos no tienen que reconciliarse con sus opresores ni poner la otra mejilla sino que deben ser tratados conforme al imperio de la ley. Por lo tanto opinamos que la dictadura debe ser erradicada de la misma forma que las asociaciones comunistas deben ser ilegalizadas en Cuba por haber cometido múltiples crímenes de lesa humanidad. También consideramos que la única estrategia capaz de devolverle las libertades básicas a los cubanos debe fundarse en la unidad de acción de quienes quieran aplicar los métodos de lucha confirmados por la ciencia de la Historia (lucha armada y/o desobediencia civil) pues no creemos en sofismas como “transitar de la ley a la ley” en contexto como el cubano donde impera la ley del embudo impuesta por los comunistas.

Carlos Payá, su hermano, el Movimiento Cristiano Liberación y otros disidentes pueden sentarse a dialogar con el PCC cuando ellos quieran pero deben saber que hay cubanos opuestos a ese procedimiento porque lo consideramos inmoral, humillante e inútil. La única negociación posible con los opresores es la que trate la entrega del poder usurpado por esos criminales para luego proceder a la administración de justicia. Vale destacar que el PCC no desea dialogar con su pueblo y por tanto tampoco con disidentes como Carlos y Oswaldo Payá.

¡Hay más víctimas del comunismo que firmantes de proyectos como los que promueven Carlos y Oswaldo Payá, por lo que ni estos compatriotas ni nadie puede hablar en nombre del pueblo cubano oprimido hasta que el pueblo mediante elecciones auténticas se exprese libremente y elija a sus representantes!

Nota del editor: Sin duda alguna, debe de haber justicia, no venganzas.

Justicia si y con plenas garantías judiciales y con poderes judiciales independientes al Estado.

La Cuba liberada no se puede comportar jamás como la aberración que triunfó en el 1959.

Lo primero que hay que hacer, es eliminar incondicionalmente la pena de muerte del código penal, esto de por si ya sería, la primera garantía de la justicia correcta. Demostraria con esto honestamente, en principio, que el nuevo gobierno no actuará igual al nefasto gobierno Castrista.

Pero definitivamente esa Cuba liberada, no puede aceptar el borrón y cuenta nueva, este proceso que debe darse en algún momento después de la liberación, cuando ya exista un sólido y verdadero Estado de Derecho, debe de realizarse por el bien de nuestro país, para que nunca más se repita.

Y este proceso no puede convertirse en circos romanos, no se puede basar en oportunismo ni revanchismos, no se pueden basar en falsas acusaciones como en el año 1959, que costó tantas victimas al pueblo cubano. El Estado de Derecho debe garantizar leyes penales que castiguen severamente la falsa acusación, difamación y el perjurio.

Tiene que tener la participación de Organismos Internacionales, así como de la prensa independiente, nacional e internacional, que velen por la aplicación correcta del Estado de Derecho y las garantías judiciales internacionalmente aceptadas y apoyadas.

Por el bien futuro de nuestro país no puede existir impunidad. Nadie puede alardear del mal que hizo y que no pase nada.

En Cuba se sabe quienes son los malos, quienes dieron las ordenes, quienes fueron los fiscales que pidieron la pena de muerte, quienes, recibiendo ordenes de arriba, hicieron sufrir a muchas personas largas condenas de carcel, quienes participaron en los atropellos a la población, quienes formaron parte como Dirigentes en la destrucción del patrimonio nacional, quienes robaron, se lucraron con el dolor y la pobresa del pueblo cubano, quienes formaron parte de la nómina del MININT, los crimenes que hicieron, quienes eran chivatos o informantes. Todo eso se sabrá.

Pero incluso no todos dentro de ese organismo actuaron criminalmente.

Muchos casos de personas que estaban siendo investigadas y que fueron avisados secretamente por miembros del Ministerio del Interior, a riezgo de su propia vida y libertad... de lo que se tramaba en contra de ellas.

Hubo casos, dentro de ese organismo que actuaron con dignidad y justicia, pero desafortunadamente no fue la regla general.

Muchos que ocupaban cargos en los CDR, que limpiaron el expediente de una persona marcada por el gobierno en la cuadra, cuando se le iba a investigar, para salir del país por motivos de trabajo, para entonces poder irse y desertar.

Y aquí esta el por qué planteo que la Cuba liberada, no se puede comportar como la involucion que triunfo en el 1959, donde fueron juzgados y encarcelados como Batistianos… personas inocentes, por solo trabajar para el gobierno de aquel entonces.

Pero desafortunadamente los CDR, al igual que el Ministerio del Interior, no serán recordados, por las buenas acciones, sino por la chivateria, la persecucion de la población y son responsables máximos de subyugar al pueblo cubano.

Naturalmente se debe investigar con presunción de inocencia a todos por igual, desde el Chivato de esquina, hasta los altos dirigentes del país, incluso hasta los que ocuparon altos puestos y que supuestamente formaron parte conciente de la destrucción que es Cuba. La culpabilidad de antemano, no puede darse por sentada.

No estamos hablando de criminalizar a personas que pudieron ser de la juventud, del Partido, de las Fuerzas Armadas o cualquier Ministerio, porque sabemos que el único patrón y dueño de todos los puestos de trabajo que hay en Cuba, es el gobierno cubano y como tal a la población, no le quedó mas remedio que trabajar en esos organismos.

No, muchas personas que trabajaban en esos organismos o militaban en esas organizaciones, que nunca se prestaron para hacerle mal a nadie, que tuvieron la decensia elemental para no desgraciarle la vida a ninguna persona.

Y es necesario tener claridad en esto.

Hablamos de personas, que dentro de cualquier Ministerio del país actuaron a conciencia del mal que estaban haciendo y jugaron un papel activo y son responsables en subyugar al pueblo cubano.

A esto que dice el señor Carlos Paya: La dictadura cubana ha funcionado porque ha conseguido hacer un engranaje donde la gente era simultáneamente víctima y verdugo del que tenía al lado. Muy pocos se negaron a hacer el juego y lo pagaron caro.

Esto es una gran falsedad, esto es tratar de repartir culpabilidad y es tratar de confundir, para no juzgar a los verdaderos culpables.

Fueron muchos los que se prestaron para hacer el juego, de chantajear, reprimir, chivatear, de hacerle mal al prójimo, pero no la inmensa mayoría del pueblo cubano.

Con solo poner un ejemplo, el hecho que usted vea a un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución, que ya sabemos de sobra como se realizan y el chantaje llevado a cabo para que las personas participen, no obstante suponiendo, que no es asi, que asisten por convinción... ese millón de Cubanos, no representan el sentir de todo un pueblo y mucho menos su forma de pensar y actuar.

Por otra parte, las turbas, no son pueblo y eso hasta el difunto comunista y marxista Vladimir Ilish Lenin lo expresó en muchas de sus obras, cuando dijo: Esas personas no son pueblos, son turbas, lo peor de la sociedad.

Osea hay que tener bien en claro, quién es turba y quién es pueblo.

Muchos por miedo no hicieron nada, pero eso no los convierte ni en victimarios ni culpables de chivaterias, atropellos o abusos al prójimo.

A pesar del miedo, la inmensa mayoría se negó a participar en los mítines de repudio y las golpizas cuando el Mariel, la inmensa mayoría se negaron a participar en los atropellos de las Brigadas de Respuesta Rápida.

Que no hicieron nada por evitarlo, por miedo, por represión? Es verdad, pero esto no los hace criminales, sino sufridas victimas también de la mal llamada revolución..

Voy mas allá y voy a poner varios ejemplos, también hay que investigar con presunción de inocencia, a esos precisamente, que en Miami o cualquier parte del mundo, fueron victimarios, los que se encuentran en el exilio desde el mismo 1959 y los que llegaron mucho despues... hasta la actualidad, que supuestamente dieron ordenes de fusilamientos, los que formaron parte conciente de las turbas que reprimieron cuando el Mariel, los que formaron parte de los grupos de acción rápida, los que fueron miembros criminales y victimarios del Ministerio del Interior, así como de las fuerzas represivas y del poder estatal, todo aquel que ayudó a subyugar al pueblo cubano.

En una Cuba liberada y democrática, si se demuestra que son realmente culpables, deben ser extraditados y juzgados también con plenas garantías judiciales.

¿Cuántos pueden ser juzgados realmente en una Cuba liberada por estos crímenes, donde quiera que se encuentren?

¿Cuántos estarían obligados a pagar indemnización con sus bienes presentes y futuros?

¿Cuántos cumplirían cárcel si realmente se demuestra que son culpables?

¿Cuántas familias de estos victimarios ya fallecidos, tendrán que indemnizar a las victimas y sus familiares... con sus bienes presentes y futuros?

¿A cuantas familias cercanas al Poder Castrista se le deben confiscar todos los bienes y todas las cuentas en el extranjero, para resarcir a las victimas y al patrimonio nacional?

Una simple cuenta de bodeguero nos dice que, 600 mil cubanos cercanos al poder gozan y gozaron de todo el país, mientras la inmensa mayoria vive como cerdos.

Suponiendo que esta cifra llegue al millón… vale la pena no hacer borrón y cuenta nueva por el bien y el futuro de la inmensa mayoría del pueblo cubano.


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