Jorge
Felix
Editor del Semanario ¨El Veraz¨
No
se llamen a engaños leyendo el siguiente artículo.
Raul
Castro a declarado una moratoria a la represión por estos
días y muchos periodistas del gobierno cubano están
autorizados a criticar temporalmente.
Soledad Cruz siempre estuvo autorizada por el gobierno
cubano a expresarse de esta manera.
Recuerdo
aún sus articulos en la columna ¨ Por el
Ojo de la Aguja¨ a mediado de la segunda mitad
de la década del 80, en el panfleto Juventud Rebelde
(que de rebelde no tenía nada) y que
fueron un amague de Glanost a lo Castro.
Fue
el período llamado por el gobierno cubano, como
¨Proceso de rectificación de tendencias negativas¨,
para contraponer la Perestroika de Gorbachov y los artículos
críticos en contra del comunismo, que se publicaban,
en Tiempos Nuevos, Sputnik y Novedades de Moscu y que eran consumidos
por la población cubana como pan caliente.
Por este engañoso y manipulador trabajo a Soledad Cruz,
le dieron un puestecito para que se ¨sacrificara¨
en París como Embajadora de la Unesco.
Al
parecer ya no tiene ese puesto y está intentando que
la pongan en otro país a pasar el periodo especial,
en pocas palabras que Soledad, necesita ¨Fulas¨
y estan escasos.
Note
por otra parte, como Soledad Cruz para cualquier crítica,
primero pide permiso a las palabras de Castro.
Me
recuerda Soledad Cruz, a aquellos troncos de yuca, aceres
y moninas, que en las asambleas de los trabajos se
expresaban de esta manera: ¨Poque¨ como dijo
¨nuetro¨ comandante en jefe¨... y a partir
de ahi empezaban a criticar.
Era como que para poder hablar, tenian que pedirle permiso al
Comandante en Jefe... para que no se mal interpretara y evitar
la represión.
Y
por ultimo, eso de que la inmensa mayoría de la población
quiere salvar la revolución y el socialismo, es el mejor
chiste que he oido últimamente, despues de los cuentos
de Alvarez Guedes. Eso no se lo cree, ni el que le hizo
perder la virginidad.
En
pocas palabras como siempre, Soledad Cruz, juega con
la cadena pero no con el león.
El
revolucionario riesgo de la verdad
Por Soledad Cruz
No
se sirve a al Revolución cubana ocultando su taras, defectos
y problemas
Mejor sirve a la patria quien le dice la verdad. Esa es una
de las máximas martianas a las que me aferro, aunque
me ha costado caro en mi larga militancia.
No
digo que tenga la verdad absoluta, que no existe, ni sea poseedora
total de la verdad dialéctica que suele ser escurridiza,
me refiero a la vocación de decir lo que
veo, los hechos, que como dijo Lenin, son testarudos, a mi pequeña
verdad individual nutrida de las otras verdades que día
a día me trasmiten mis compatriotas. Pero sucede que
en el periódico, al que estoy vinculada desde el año
70 no puedo hacerla pública porque entre las taras estalinistas
de las cuales no ha podido librarse el socialismo cubano está
el mantenimiento de un periodismo al margen de la dinámica
de la vida, de los conflictos naturales de la convivencia social,
de ese entramado complejo que es pretender una sociedad más
justa, siendo un país pobre, bloqueado, frente a un mundo
que después de finalizada la guerra fría involuciona,
salvo en algunas zonas como América Latina, donde ha
vuelto a levantarse la bandera de la esperanza, entre otras
razones por la ejemplar resistencia de la Revolución
Cubana.
Pero
esta paradigmática revolución, a la que le debo
lo mejor de mi misma, está amenazada y puede ser reversible,
como ya alertó Fidel en su discurso de la Universidad
de La Habana en el 2005, no sólo por la agresividad cierta
del enemigo sino por los problemas internos que aunque él
mismo los habló con el mejor espíritu revolucionario,
no se debatieron en aquel momento, siguen gravitando en la vida
nacional mientras el estudio de sus causas se prolonga y los
métodos emergentes que se emplean para solucionarlos
no demuestran una comprensión cabal de en que fase está
la sociedad, ni del cambio de mentalidad imprescindible para
que el proyecto se mantenga a largo plazo.
La
lectura de un artículo firmado por Katerinjuk en Rebelión
sobre la situación en las antiguas repúblicas
socialistas del este y la propia Rusia me ha desatado los demonios
de la angustia y la responsabilidad moral. Primero, porque visité
algunos de esos países y desde los años 70 ya
los niveles de inconformidad con el sistema eran tales que era
previsible lo que sucedió después o al menos que,
así, como era en aquellos lugares no podía ser
el socialismo. Pero se guardaba silencio sin tener en cuenta
que silenciar los problemas reales es la mejor forma de hacerlos
mayores. Segundo, porque a pesar de las peculiaridades cubanas,
encuentro, percibo, en nuestra sociedad disgustos similares
y no únicamente por las carencias materiales que podrían
ser comprendidas en el contexto internacional, sino por apelar
a fórmulas simples para enfrentar mecanismos complejos
de la sociedad y los individuos.
En
Cuba la mayoría de la población quiere salvar
la Revolución a toda costa. La mayoría inteligente
sabe que no puede esperar nada mejor del capitalismo y mucho
menos de los Estados Unidos o de los atorrantes de Miami. Agradecen
y respetan el liderazgo de Fidel y toleran no pocas decisiones
desacertadas por gratitud y sabiduría, pero como reza
un dicho popular, hay que vivir y si para hacerlo no te alcanza
el salario tienes que inventar lo que sea y de ese aspecto salen
muchos de los males de la sociedad, pero también de que
el estado benefactor insiste en resolverlo todo de una manera
centralizada y no permite, ni propicia mecanismos alternativos
para, según la iniciativa personal y la creatividad de
cada cual la gente se gane su vida. Parece una derrota ante
el capitalismo recurrir a esos métodos, olvidando que
hay fenómenos de la economía que no son ideológicos,
sólo que el capitalismo se ha apropiado de ellos que
ha sabido usarlos para su expansión perpetua y para transformar
a gran velocidad sus fuerzas productivas.
Elementalmente
nadie puede negarque hay que producir, hacerlo con eficiencia
y tener ganancias que sólo en el socialismo pueden tener
una distribución social más justa para intentar
igualar a las personas en el bienestar y no en la pobreza. Pero
incluso, en los países socialistas que lograron cierto
nivel de vida había una ansiedad por posibilidades que
inexplicablemente no ofrece el socialismo y están más
relacionadas con el campo espiritual y con lo individual que
se sacrifica en nombre de la masa sin tener en cuenta que esa
masa está formada por individuos.
En
el plano social las personas necesitan sentir que participan
realmente en las decisiones que se toman en como conducir la
sociedad, que son escuchadas y tenidas en cuenta; en el plano
individual las personas necesitan sentir que son dueñas
de sus vidas y estas no son propiedad del estado aun cuando
apoyen a ese estado. Los que dirigen, elegidos por esas personas,
aunque tengan las mejores intenciones, no pueden olvidar que
su razón de ser es lo que sienten, piensan y necesitan
sus electores. Pero como el socialismo se ha dado en una lucha
enconada con un sistema enemigo que quiere desaparecerlo, esos
principios primarios de la existencia humana quedan en un segundo
plano y la participación de las personas se reduce a
cumplir, apoyar lo que se decide arriba y eso, además,
les quita verdadero sentido de responsabilidad con lo que ocurre
en la sociedad.
Muchos
de los ciudadanos de las ex repúblicas socialistas que
encontré en París, en mis tiempos de Embajadora
ante la UNESCO reconocían los problemas duros de sus
sociedades, pero alegaban que estaban en París, había
sido su decisión personal, aunque trabajaran de meseras
o de albañiles en la construcción, otros que estaban
sólo de visita decían que ni soñar con
ir a Paris en el socialismo. Hay miles de terrícolas
en el capitalismo que no pueden ni soñar con ir a Paris,
pero no les está prohibido y ese es un matiz que los
políticos que quieren inclinar el mundo hacia el socialismo
tienen que tener en cuenta. Y en realidad esas medidas tienen
más que ver con un tipo de mentalidad simplificadora
que con problemas que afecten a la sociedad socialista, que
tiene que ser de libre elección y no obligatoria, porque
cuando se trata de obligatoriedad a la larga sucede lo ocurrido
en todo el este europeo.
Por
supuesto que Cuba tiene un enemigo tan poderoso como para tener
una ley que acoge a todos los cubanos que lleguen a territorio
de E.U y brindarle todas las facilidades para establecerse,
lo cual no hace con el resto de los emigrantes, pero la manera
de sortear ese ataque no puede ser que los cubanos, como si
fueran párvulos, tenga que pedir un permiso de salida
de su país, amigos o familiares tengan que comprar una
carta de invitación para que puedan viajar al extranjero,
tengan que pagar un impuesto todos los meses para poder permanecer
hasta once y obligatoriamente regresar o son declarados
emigrantes y nunca más, salvo casos humanitarios, pueden
volver a vivir en su país. Eso estaba justificado con
los burgueses que se fueron, con los contrarrevolucionarios
que atentaron abiertamente contra la Revolución, pero
no con las nuevas generaciones de cubanos, nacidos y criados
en el proceso revolucionario que reconocen y- el estado también-
que se trata de emigrantes por causas económicas y no
políticas, que quieren buscar algún dinero y venir
a gastarlo con su familia en Cuba, o emplearlo en mejorar su
casa. Pero incluso 5 años después del retiro hay
que pedir permiso al antiguo centro de trabajo para tramitar
cualquier viaje personal.
De
ningún país del mundo se puede salir al exterior
si se tiene deudas, causas pendientes con la justicia o cuando
se manejan informaciones que afecten la seguridad nacional,
pero convertir un viaje en una verdadera mortificación,
en un suceso humillante que niega el derecho a pagar un pasaje,
ir y volver, me parece un problema evitable cuando en el país
circulan divisas, buena parte de los cubanos tienen familiares
o amigos en el extranjero que pueden proporcionárselas,
algunos incluso las ganan dentro del país, o pueden convertir
el peso cubano en divisa de manera legal. Se evitaría
una molestia a los ciudadanos si los trámites fueran
los comunes en cualquier lugar y quienes negaran las visas fueran
los otros países, aunque para ello haya que tener un
dispositivo especial para evitar infiltraciones del enemigo,
que estaría mucho más justificado que ese aparato
burocrático que se presta a sobornos y que incomoda a
cualquiera con la sospecha de las razones de viaje y el temor
a que la gente se quede.
En
caso de que alguien se quede entonces comienza el vía
crucis para los que se quedaron, porque los que se quedaron
tienen que volver a pagar la casa, o la parte de la casa que
su padre o su madre compraron al estado socialista en precios
muy bajos, pero fueron los precios establecidos y sufren una
multa, un impuesto como si fueran responsables de la decisión
del que se quedó. Es kafkiano, como lo es también
que si los padres mueren, los hijos tienen que volver a pagar
la casa para permanecer en ella y que la casa o el auto no se
pueden vender aunque se pudran de falta de mantenimiento porque
las personas no tienen recursos para mantenerlos y necesitan
vender para poder continuar su vida más reducidos o menos
cómodos.
Entonces surge el problema de la propiedad y no hablo de la
explotadora privada, sino de la personal, adquirida con el trabajo.
Nada es verdaderamente tuyo, tú no puedes decidir por
ti mismo si viajas, si cambias de casa, si vendes el auto y
todo eso es para evitar que los sectores enriquecidos ilegalmente
se apropien de lo mejor del patrimonio o puedan adquirir cosas
que en tiempos mejores el estado facilitó por méritos
laborales, pero a quien se está lacerando es a esos ciudadanos,
que dadas las circunstancias, intentan buscar solución
a los problemas económicos que el estado no puede resolver,
aunque se esfuerce y tenga la voluntad de hacerlo. Es otra camisa
de fuerza y una vez más se acude a la simplificación.
Porque el estado, como en cualquier parte del mundo, puede beneficiarse
si cobra impuestos por cualquier transacción de esas,
incluso se los puede poner al comprador para defender al de
menos posibilidades, porque lamentablemente los de mayores posibilidades
económicas no son los científicos que hacen vacunas,
ni los campeones olímpicos, ni los héroes del
trabajo, sino los que a pesar de todas los decretos y regulaciones
se han enriquecido ilícitamente o tienen entradas del
exterior muy grandes.
Si
los burócratas que deciden esas medidas, que carecen
de base socialista, porque vulneran derechos elementales reconocidos
desde el famoso manifiesto comunista, se platearan soluciones
de fondo a los muy complejos problemas de la sociedad cubana,
diseñarían fórmulas más apegadas
a la situación actual que no es la de los años
80, por tanto realistas y como realistas revolucionarias, y
digo burócratas porque estoy convencida que si Fidel
y Raúl conocieran esas medidas y como se aplican, estoy
segura que no podrían dar su apoyo y por eso la gente
que cree lo mismo, dicen deja que ellos se enteren, pero el
socialismo no puede depender de dos, tres personas, cuatro o
diez que tengan la lucidez de entender que muchas medidas de
esas son interpretadas como modos de molestar y fastidiar todavía
más el difícil cotidiano.
Y no lo digo por cobardía para eximir a Fidel y Raúlde
responsabilidades sino porque como ciudadana de este país
he escuchado a Fidel decir que el socialismo es una agrupación
de voluntarios cuando el éxodo de Mariel y a Raúl
que los frijoles son tan importantes como los cañones
en plena crisis de los 90, para citar sólo dos ejemplos
de realismo político. Por eso no puedo imaginar que comulguen
con esa lista de medidas vejatorias que incluyen las regulaciones
en las relaciones con los extranjeros.
Nunca
he leído en el periódico Granma que no se puede
llevar en el auto a extranjeros, ni se pueden hospedar a los
amigos que nacieron en otros lares en la casa. Pero si llevas
a extranjeros en tu carro puedes tener una multa de 1 500 pesos
y si se quedan en tu casa por el estilo, salvo que pidas una
autorización que no siempre es concedida. Es una forma
de evitar el tráfico de drogas, las prostitución,
de hacer que la divisa llegue directa a manos del estado que
la emplea en garantizar la salud y la educación, una
cuota mínima de alimentos subvencionada y miles de ventajas
más, nadie lo duda, pero ni todos los ciudadanos son
iguales, ni todos hacen negocios turbios y es muy lamentable
que quien te brinda hospitalidad en su país no pueda
ser reciprocado. Ninguna de esa medida es gratuita, todas intentan
controlar situaciones que se han creado a causa de las circunstancias,
pero no pueden ser facilistas, igualatorias, sin tener en cuanta
que no se puede tratar a las personas decentes como a los delincuentes.
La
lucha contra la prostitución está llevando a frustrar
las relaciones verdaderas entre nacionales y extranjeros. Como
en cualquier parte del mundo aquí se enamoran las gentes
de cualquier parte y se hacen amigos también. Pero ninguna
mujer, ni hombre puede hospedarse en un hotel con su pareja
si no es del país, aunque sean mayores de edad y absolutos
responsables de sus actuaciones. Se alega que es para evitar
la desigualdadde los que pueden y los que no pueden. Pero las
desigualdades siempre han existido y ahora se han hecho más
evidentes y lo peor es que al final acceden a esos presuntos
privilegios gentes que logran sobornar o simplemente se van
a casas particulares que ni siquiera pagan impuestos. Porque
no se puede pretender controlar la existencia de las personas
minuto a minuto yla mayoría de esas medidas contribuyen
más a delinquir que a lograr los propósitos con
las que se imponen.Esas presiones, que tienen un fondo de torpeza,
que ya probaron su ineficacia en todo el antiguo campo socialista,
ocasionan grandes disgustos en la población, aunque por
gratitud o temor no se cuestionen a escala masiva, y van creando
un caldo de cultivo nada favorable.
Igual
sucede con el empecinamiento en mantener la propiedad estatal
como única variante en aspectos que otras alternativas
han mostrado mejores resultados, tales como la gastronomía
y la agricultura y no se trata de incentivar la propiedad privada,
sino la colectiva posible en estos tiempos, ensayada tímidamente
y que a la larga es la verdadera fórmula socialista como
ya han señalado otros. Incluso, hay un aspecto de la
propiedad cooperativa que puede ser salvadora ante cualquier
jugarreta futura de los enemigos y que podría evitar
que ante cualquier circunstancia adversa que funcionarios inescrupulosos
de hoy se apropien de los bienes que legítimamente pertenecen
al pueblo, como ocurrió cuando la caída del socialismo
en Europa del este. Y está descripta en el Estado y la
revolución de Lenin, refiriéndose a la democracia
socialista que nunca llegó.
Si
legalmente cada pedazo de tierra del país pertenece a
un consejo cooperativo, cada fábrica, cada instalación
deportiva, cada teatro, nadie podrá venir un día
a apropiarse de ellos porque sus dueños colectivos tendrán
los medios para defenderla, y eso es propiedad socialista al
duro, que se puede tocar con las manos frente a una propiedad
estatal que nunca los ciudadanos han sentido suya verdaderamente,
entre otras cosas porque las ancestrales costumbres no se cambian
por decreto, ni las tendencias naturales de la especie a que
pertenecemos.
Después
de las amargas experiencias del socialismo en Europa del este,
los comunistas deberíamos entender aquella máxima
de Ghandi: si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti
mismo, para no pedirle a nadie que haga lo que no seamos capaces
de hacer y también que sí, es cierto, como han
dicho algunos ideólogos enemigos la lógica del
capitalismo está más cerca del atavismo biológico
de los seres humanos. Cuesta menos esfuerzos mentales sumarse
a la ley del más fuerte, como hace la manada de los monos,
y el capitalismo ha sabido convertir las miserias humanas en
categorías para el funcionamiento económico. Ser
socialista, pensar como socialista, sentir como socialista requiere
de un esfuerzo espiritual e intelectualmayor porque implica
pensar también en los otros y dominar al animal que somos.
Para conseguir dejar atrás la prehistoria, si queremos
que haya socialismo del Siglo XXI, tendremos que evitar los
mismos errores que ya demostraron en el siglo XX su fracaso.
La
paradigmática Cuba tiene que despojarse de todas las
fórmulas y métodos tomados a préstamo de
quienes se suponían de mayor experiencia y desaparecieron
por su aferramiento. También tiene que impedir que su
agenda interna la ponga Estados Unidos con sus provocaciones
y mucho menos los desnaturalizados de Miami. Y en eso Fidel
y Raúl si tienen gran responsabilidad como garantes de
los cambios socialistas que deben producirse antes de que desaparezcan
como líderes vivos. A pesar de la corrupción y
otros males, existen millones de revolucionarios cubanos dispuestos
a participar en las transformaciones necesarias, sabedores de
que no hay nada que dañe más a las mejores ideas
que el estancamiento y esas medidas y métodos a los que
me he referido muy discretamente, que sofocan y agobian a las
personas no pueden generar el espíritu indispensable
para que el empeño socialista se sienta como tal.
La
Soledad de Soledad Cruz
Por
Iliana Curra
Apenas
la recordaba, pero acabo de leer su columna, “El
revolucionario riesgo de la verdad”, donde reconoce:
“sucede que en el periódico, al que estoy vinculada
desde el año 70 no puedo hacerla pública porque
entre las taras estalinistas de las cuales no ha podido librarse
el socialismo cubano está el mantenimiento de un periodismo
al margen de la dinámica de la vida”. Y aquí
resume la total carencia de libertad de expresión en
un sistema que siempre ha defendido por ser una acérrima
comunista pero que, al parecer, está entendiendo que
será imposible mantener a fuerza de la misma represión
de siempre.
Soledad
Cruz ya no es embajadora ante la UNESCO, tampoco es la estrella
que pudo ser en un tiempo donde, por cierto, todo estaba igual…
o parecido, y no exigió cambios. Quizás alguna
que otra pequeña polémica para llamar la atención,
pero firme en sus posiciones castro-comunistas de siempre, incluyendo
sus íntimas relaciones con ciertos personajes siniestros
del régimen que la ayudaron a elevarse por encima de
la media.
Ahora
Soledad está sola. Se hunde en su propio nombre. O quizás
está tendiendo una de sus trampas castristas para aparentar
una dinámica típica de los que razonan. Pudiera
ser también que se ha dado cuenta que el sistema no da
más y el barco llamado revolución naufraga en
profundas aguas. No sé, únicamente ella lo sabe.
Soledad
Cruz habla de “problemas internos”, de “niveles
de inconformidad” y que “la mayoría de la
población quiere salvar la revolución”.
Hace un análisis a lo comunista, sin salirse de la raya
que pudiera llevarla al paredón moral de los que se atreven
a opinar libremente. Y para eso se escuda diciendo que “la
mayoría inteligente sabe que no puede esperar nada mejor
del capitalismo y mucho menos de los Estados Unidos”,
y para reafirmar su fundamentalismo dice “o de los atorrantes
de Miami”, sin tener en cuenta, incluso, que algunos de
esos atorrantes la han tomado como alguien digna y capaz de
pedir cambios en un sistema que los hace iguales, aunque ellos
estén de este lado, pues desde aquí utilizan la
libertad de este país para defender la tiranía
y realizar sutiles campañas de descrédito contra
la nación que le abrió las puertas. Son lobos
de la misma camada.
También
ahora Soledad habla de permisos de salida, compras de cartas
de invitación para viajar al extranjero y del regreso
obligado a los once meses, como métodos de presión
a los cubanos, mientras justifica esos mismos métodos
contra los “burgueses” y los “contrarrevolucionarios”
para entrar en el tema que algunos voceros del régimen
castrista han tomado como bandera para exigir en los Estados
Unidos lo que en Cuba no fueron capaces. Y es cuando llega al
tema de “las nuevas generaciones” y de los “emigrantes
económicos”, quienes salen a “buscar algún
dinero” y luego regresan a Cuba “a gastarlo con
su familia”, negocio redondo para una tiranía que
no permite la libre empresa a los cubanos, pero sí que
vengan al “imperio” a buscar el dinero “maldito”
llamado dólar.
¿Acaso
a Soledad no le han permitido viajar últimamente por
alguna vaga sospecha de sus camaradas? ¿Quizás
todo esto sea por resentimientos personales?
Pero
Soledad sigue hablando de leyes irracionales en Cuba, de propiedades
compradas que tienen que volver a pagarse si los dueños
se quedaron, que así mismo pasa con los autos, de que
nada es verdaderamente tuyo, y de todo el caos que se llama
comunismo, pero que ella solamente ve la parte que le interesa
y que puede darse el lujo de escribir en un panfleto de manera
casi clandestina, obviando los verdaderos horrores de ese sistema,
como fueron los fusilamientos masivos, los encarcelamientos
a cientos de miles de cubanos, los crímenes en alta mar,
el adoctrinamiento en las escuelas, y el apartheid contra los
nativos que existe en la isla. Pero claro, el asunto es que
Soledad es parte de ese aparato demoledor que ella llama “socialismo”,
pero que su nombre exacto es: tiranía.
El
aparente resentimiento contra el no poder “llevar en el
auto a extranjeros”, así como recibir “una
multa de 1,500 pesos” por hacerlo, ni que “se pueden
hospedar a los amigos que nacieron en otros lares en la casa”,
me da la impresión de que sus amiguitos extranjeros,
los cuales conoció en su etapa de embajadora en Europa,
ahora son víctimas del mismo sistema que siempre ha defendido,
y para eso recalca: “no todos los ciudadanos son iguales,
ni todos hacen negocios turbios y es muy lamentable que quien
te brinda hospitalidad en su país no pueda ser reciprocado”.
Está claro que le pisaron el callo. No hay mucho que
comentar al respecto.
Y
pasa a un punto crítico cuando dice que: “la lucha
contra la prostitución está llevando a frustrar
las relaciones verdaderas entre nacionales y extranjeros”.
Como en cualquier parte del mundo, aquí se enamoran las
gentes de cualquier parte y se hacen amigos también”.
Pero no reconoce la galopante prostitución, ahora conocida
como “jineterismo”, en un sistema que se implantó
para acabarla supuestamente, para barrer con los barrios de
prostitutas, mientras que ahora están dispersas por toda
la isla, muchas de ellas tratando de escapar del paraíso
que tanto ha defendido esta periodista.
En
fin, Soledad toca varios puntos neurálgicos de la destruida
sociedad cubana, pero sin llegar al fondo del por qué,
siempre dejando muy clara su posición “revolucionaria”
para que no le cueste un viajecito a Villa Marista y luego otro
a una prisión conocida como “Manto Negro”,
donde pudiera ver desde cerca la realidad de una Cuba que ella
desconoce, porque siempre ha vivido en las alturas de la tiranía
y al margen de la verdad.
Sus
comparaciones con los antiguos países socialistas de
Europa del Este y sus economías caducas, así como
su eterna culpa a Estados Unidos y “los desnaturalizados
de Miami” la llevan siempre al callejón sin salida
de aquellos que dicen criticar, pero no critican. Pasa un paño
húmedo a un suelo enfangado y sucio intentando limpiarlo,
pero ese suelo habría que levantarlo para poner losas
nuevas.
Hoy
Soledad parece que está sola, o intenta engañar
a una opinión pública que lee con curiosidad un
escrito lleno de doble moral y sutilezas porque, a estas alturas
de la vida, a nadie engaña. Debiera ensayar de nuevo
y, pedirle a los voceros de su régimen en Miami que,
por favor, no la ayuden utilizándola como alguien capaz
de entender que hay que hacer cambios, siempre dentro del sistema,
pero cambios al fin. Eso la daña mucho y alerta a quienes
pudieran engañarse creyendo que dice la verdad.
Es
preferible que siga siendo parte de ese estalinismo al que siempre
ha pertenecido y no se haga la revolucionaria que busca cambios
para evitar el derrumbe. A fin de cuentas, la caída está
en camino y ya no tiene tiempo para nada.
Carta
a Soledad Cruz
Señora
Soledad Cruz:
He
leído con suma atención su artículo ¨El
revolucionario riesgo de la verdad¨.
Estaba de vacaciones y, un amigo de España, me mandó
su artículo, para que le diera mi opinión. Buscando
en Internet, me he dado cuenta de las decenas de respuestas
a sus críticas, tan inusuales en comunistas tan comprometidos
como usted.
También leí con mucho cuidado el trabajo de Keterinjuk.
Este último, es un serio intento por desentrañar
las causas del colapso total del bloque comunista soviético,
que luego comentaré.
El título de su artículo, es una joya. Una joya
del MIEDO. Del abominable miedo, que el castrismo implantó
en la sociedad cubana. Cuando alguien como usted habla del ¨riesgo¨
de la verdad, desconoce que hace más de 100 años,
alguien en Cuba escribió alguna vez: ¨Sólo
la verdad nos pondrá la toga viril¨ o lo que dijo
el Apóstol de Cuba - que F. Castro tomó como bandera,
para justificar la impunidad de su poder, en el colmo del cinismo
- : ¨Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser
honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. Un hombre
que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa,
no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno,
sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre
honrado"
Por
otra parte, para mi es muy sospechoso que ahora salgan a la
palestra pública, las Mariela Castro, Celia Hart y usted,
con una avalancha de artículos y comentarios de corte
críticos o troskistas-guevaristas, aunque siempre defendiendo
al cadaver de la ¨Revolución Cubana¨. Sospechoso
porque ahora, al cabo de cincuenta años, ¨descubren¨
algunas cosillas y pequeños ¨errores¨ del castrismo,
como lo que señala sobre la imposibilidad de ¨sentar
en su carro a un extranjero¨, o los bajos salarios.
Ante todo, debo reconocer aunque muy tardía y limitada
- su riesgo de expresar esas opiniones. Por esas mismas opiniones,
han pasado por el infierno de las cárceles castristas,
miles de periodistas y pacíficos disidentes.
Es también alucinante, que descubra en el serio trabajo
de Keterinjuk, las visiones de la caída del comunismo,
cuando ustedes ¨ los hijos privilegiados del castrismo ¨
podían acceder a los ¨infiernillos¨ de libros
prohibidos de las Universidades o de las bibliotecas, para leer
a George Orwell en ¨1984¨ o los escritos de los disidentes
polacos de la Universidad de Varsovia.
O
simplemente investigar en la terrible realidad del terror contra
los pensadores heterodoxos, contra los periodistas independientes,
contra los sindicalistas.
Por expresiones similares a las suyas, en abril de1980, siendo
Profesor de la Universidad de Oriente, fui denunciado por los
comunistas de dicha universidad y detenido por la policía
politica cubana. Sometido a 72 horas de interrogatorios en Santiago
de Cuba, salí de allá, con la Advertencia de que,
si repetía, sería convicto por ¨Propaganda
Enemiga¨.
Era
primera vez que escuchaba ese cargo criminal. Y fue como un
despertar.
A
esa gentuza oportunista, no les interesó mi historia
de luchador revolucionario y combatiente internacionalista,
para destrozar mi vida. Fui llevado al ostracismo y a la vigilancia
sistemática de la Seguridad, durante los próximos
catorce años. A pesar de ello, continué trabajando
y relizando mi Doctorado en Ciencias Económicas. Y desde
luego, entré en un grupo de escritores disidentes de
Santiago de Cuba, creado por Ismael Sambra y otras personas,
desmembrado por la KGB cubana.
Recuerdo un episodio particularmente doloroso, pero ejemplar
de la naturaleza del sistema que se había creado en mi
país. Ocurrió en 1989, en la Pre-Defensa de mi
Tesis de Doctor sobre ¨Problemas de la ineficiencia y la
irrentabilidad de la industria azucarera cubana¨, inscripto
en la Academia de Ciencias de Cuba como ¨Problema Ramal
534: Investigaciones económicas de la agro industria
azucarera¨. Cuando terminó de expresar el resumen
de dicho documento, el Presidente del Consejo Científico
Dr. Ramón Rodriguez Betancourt, militante del PCC, graduado
de Doctor en la URSS, me dijo: ¨Compañero Profesor
Ud. cree que nosotros podemos enviarle esta Tesis a nuestro
Comandante en Jefe?¨
De
un plumazo, un imbécil oportunista, bajo la dirección
de otro estúpido de la Seguridad, destruia ocho años
de profundas y serias investigaciones en el principal sector
de la economía cubana, que hubieran prevenido el actual
colapso de la industria azucarera del país.
Las fuerzas más contrarevolucionarias que hay en Cuba,
son los mismos comunistas y el aparato de la Seguridad del Estado.
Son
la élite más reaccionaria y recalcitrante de la
superestructura del poder. Ellos, junto a su Comandante, su
hermano Raúl y el resto de los dirigentes históricos,
han aplastado el sueño de la sociedad cubana, de vivir
en una democracia con solidaridad social, como hab?a prometido
F. Castro en La Historia me Absolverá.
Estoy
de acuerdo con usted cuando escribe que ¨ se guardaba silencio
sin tener en cuenta que silenciar los problemas reales es la
mejor forma de hacerlos mayores¨. No ha habido gobierno
en Cuba, menos transparente, antidemocrático y de tan
masivo ocultamiento, como lo ha sido el castrismo. Eso ha creado
la absoluta impunidad del poder. El castrismo a usado las riquezas
del país a su antojo, hasta agotarlas y llevar a la sociedad
cubana a los niveles de miseria y pobreza actuales
Lo
que usted no entiende es que el castrismo es una superestructura
de dominación de la sociedad cubana, como lo fue el stalinismo
en los países del Este de Europa.
He escrito en otros artículos, las palabras de Trosky
en ¨El Profeta Desterrado¨ de Isaac Deutscher: ¨
El proletariado sustituye a toda la sociedad. El Partido sustituye
a la clase obrera. El Comité Central sustituye al Partido.
El Buro Político sustituye al Comité Central.
Y el Secretario General sustituye al Buro Político. Es
la dictadura personal. La impunidad absoluta. Nadie como F.
Castro para decidir lo que puede y no puede ser. Aí ha
manejado a Cuba, basado en sus ideas y la fuerza de la violencia,
la represión y el terror.
Lo
que no pudo imaginar F. Castro es que el terror sólo
conduce a duplicar el grueso de la máscara del pueblo.
Y que, bajo esas condiciones, pueden pasar cincuenta años,
pero no más. El pueblo de Cuba se está saliendo
del teatro que el castrismo creó, desde el primer día
de la toma armada del poder.
Lo
que usted ni Katerinjuk pueden reconocer, para explicar el desastroso
descalabro del comunismo, como teoría y como sistema,
es lo siguiente:
-
El comunismo es una estructura y superestructura político-económica
artificial, no salida del propio desarrollo de las fuerzas productivas,
sino, impuesta a la fuerza por un Partido, basado en una concepción
utópica de la sociedad. Quien haya leído a Marx
sabe que, ningún modo de producción desaparece,
hasta que no desarrolla todas las potencialidades de sus fuerzas
productivas. Lo demas es pura política y, la política
no puede crear modos de producción nuevos. Esa es la
falsedad de los Partidos Comunistas y los movimientos radicales
de izquierda. La política y la ideología, son
lo que dijo F. Engels, ¨una falsa conciencia¨. Y yo
agregaría que son el basamento supraestructural del terror
comunista, en su afan de imponer una utopóa imposible.
-
La destrucción del mercado y sus leyes, es el peor error
de los Partidos Comunistas, en busca de la justicia social,
porque eso conduce al estancamiento y la miseria, y jamás
podrá llevar a la sociedad al bienestar y la solidaridad
social.
Al
eliminar las relaciones monetario-mercantiles, el comunismo
se liquida a si mismo, como posible alternativa de distribución
de la riqueza.
Y eso se puede explicar con las propias palabras de Marx- citadas
por Keterinjuk: La burguesía no puede existir si no es
revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción,
que tanto vale decir el sistema todo de la producción,
y con ¨l todo el régimen social. La época
de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las
demás por el constante y agitado desplazamiento de la
producción, por la conmoción ininterrumpida de
todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica
incesantes. (C.Marx y F. Engel: El Manifiesto Comunista
Esa
es la extraordinaria ventaja del mercado: es la fuente original
de la civilización y de las riquezas, desde el tiempo
de los fenicios.
Para un socialista como yo, conocedor y estudioso profundo de
la teoría económica marxista, de la cual fui Profesor
por casi 20 años, la acción del mercado y de sus
leyes genera graves desigualdades y polariza la riqueza y la
pobreza.
Y es en este aspecto que entra la función reguladora
del Estado y el Gobierno: redistribuir de la forma más
justa las riquezas creadas por la sociedad.
No habrá jamas igualitarismo, pero permitirá un
bienestar compartido, sin miserias ni riquezas enajenantes,
como ha ocurrido en el capitalismo de EE:UU.
Evidentemente,
su artículo, a pesar de su riesgo personal, carece de
toda fundamentación teorica. Es pobreza intelectual envuelta
en las telarañas del miedo. Pensar que Raúl o
Fidel Castro, pueden salvar ¨la revolución¨ es
una expresión de sus miedos.
Mi
generación se desgastó luchando por la Revolución.
Creímos en su mensaje martiano y antiimperialista. Pensabamos
construir un país independiente, democrático y
de bienestar y justicia social. Y cuando vimos que no era así,
nos convertimos en disidentes. Y hemos pagado el precio del
odio, el rencor y la vileza de la impunidad absoluta del poder.
Fue
todo lo contrario. Nuestro país fue y es lo menos independiente,
lo más despótico, y lo más miserable que
se puede encontrar en América Latina en estos momentos.
Hemos
retrocedido más de cien años y, ahora como me
dijo un intelectual y profundo pensador de Santiago de Cuba,
aplastado por la brutal maquinaria castrista estamos en las
manos de los Estados Unidos, como nunca antes en la triste historia
de nuestro país.
Esa
superestructura hegeliana de la que habla Katerinjuk, convirtió
al Estado cubano, en una de los entramados del poder más
asesinos, brutales y despóticos que recuerda nuestro
país. La represión y el terror, convirtieron nuestros
sueños, en un bunker llenos de siervos, propiedad de
los hermanos Castro.
Ni
Machado, ni Menocal, ni Batista, ni ninguno de los otros presidentes
y dictadores de Cuba, han llevado al país a la bancarrota
económica, política, jurídica, institucional
y ética a que nos ha llevado el castrismo.
Es
tal la fragilidad y la vulnerabilidad de la situación
actual, que un simple ciclón en la actual temporada,
puede ser la gota que colme la copa de paciencia y fulmine el
miedo de la sociedad cubana, y se abra una desastrosa etapa
de violencia y sangre, casi imposible de parar.
Ya
es muy tarde. Ni las Mariela Castro, ni las Celia Hart, ni la
Soledad Cruz pueden convertirse en portavoces de los cambios
en Cuba. Nadie va a creer en sus mensajes. No hay credibilidad,
después de tanto tiempo en el silencio y en el disfrute
de los privilegiados.
Los
que hemos vivido la soledad y los martirios de la cruz, hemos
aprendido la naturaleza criminal de ese engendro diabólico
que es el castrismo.
Por
último, quisiera esclarecerle algo: ese ¨atorrante
exilio de Miami¨ ha mantenido en alto nuestra decencia ciudadana,
nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestra cultura y los valores
democráticos que destrozó su Comandante.
Ha
mostrado al mundo, la entereza y la bravura del pueblo cubano.
Y lo mejor: Fidel Castro los expulsó de Cuba con lo que
tenían puesto… Hoy son una comunidad con una riqueza
extraordinaria. Ellos, ha diferencia del mensaje de odio que
le enseñó el castrismo, muestran al pueblo de
Cuba, lo que se puede lograr en libertad y democracia.
Ahora,
que su moribundo Comandante en Jefe escribe ¨El Imperio
y la independencia de Cuba¨, para tratar de vendernos la
idea que su lucha fue contra la dominación de EE:UU,
y de escamotear sus verdaderos propósitos dictatoriales,
quiero decirle que él fue el principal contrarevolucionario
y mercenario al servicio del imperialismo que ha conocido el
pueblo de Cuba.
Y
eso, jamás se lo vamos a perdonar. Usted comienza a vivir
La Soledad de la Cruz. Sé muy bien que su tutor, Carlos
Aldana, está de vuelta en el equipo de Raúl. Y
eso la salvará de Villa Marista. |