Por
Oswaldo Yañez
Ciudad
de la Habana.
El
ínclito Torpe y sus adlatares abandonaron la reunión
en las Naciones Unidas a la carrera, el gobernante que más
odian del mundo había osado meterlos en la misma talega
que a Myanmar, la antigua Birmania, eso fue demasiado para ellos,
era demasiado peligrosos para sus intereses, una suerte de espejo
oriental que predecía su futuro al mirarse en el…
En
Europa la denominan la revolución del azafran por el color
de las túnicas de los sacerdotes budistas, comunmente conocidos
por bonzos. Los ultimos acontecimientos comenzaron como comienzan
todas las epopeyas, por la voluntad, fuerza, decisión y
valentía de unos pocos; unos cuantos religiosos decidieron
que su pueblo no podía soportar por más tiempo las
penalidades y privaciones a los que les sometía la dictadura
y comenzaron una pequeña marcha de protesta.
El
primer día se les añadieron por el camino unas decenas
de bonzos, al segundo día ya eran unos centenares, al quinto
día se les añadieron las monjas budistas, el décimo
día eran muchos miles y el pueblo había dispuesto
un cordon para protegerlos de los militares.
Los
generales de las dictaduras solo saben responder a las protestas
con la violencia y a fecha de hoy ya hay confirmados siete muertos,
un periodista japones entre ellos. Los templos son asaltados con
nocturnidad, alevosía y a tiro limpio, los detenidos se
cuentan por centenares. Entre los recien ingresados en los penales
se encuentran la premio Nobel de la Paz y ganadora de las últimas
elecciones San Suu Kyi, su secretario y diversos mienbros de LND,
Liga Nacional para la Democracia.
El
pueblo y los monjes no han obedecido el toque de queda impuesto
por la tiranía y siguen saliendo a protestar a las calles
de las principales ciudades birmanas, el ejercito da una moratoria
de diez minutos para que se disuelvan y luego abre fuego, las
filas se mantienen y los disparos provocan la desbandada en la
que apenas haya tiempo para retirar a los heridos, es el precio
por gritar Libertad en Myanmar.
Ya
Kyaing Kyaing, la esposa del jefe de la Junta Militar, el general
Than Shwe, abordó un avión que le condujo a Bangkok,
en compañía de su hija Thadar Shwe y uno de sus
nietos. Los generales tienen en su haber miles de muertes desde
su instauración en el poder a mano armada.
Esto
es lo que ocurre en el oriente, esta es la pesadilla de los degobernantes
cubanos, la diferencia entre Birmanía y Cuba es abismal
pero los altos mandos cubanos ya no confían en que sus
soldados obedezcan la orden de fuego si se encuentran con una
protesta en masa de su pueblo, gases si, pero que ocurrira cuando
se acaben los gases, no faltará quien se quite la guerrera
y piense que dispare algún Castro.
De
lo que también estamos seguros es que la jerarquía
de la Iglesia Católica Apostólica y Románica
no encabezará ninguna protesta contra el desgobierno cubano,
al menos mientras su cabeza visible no cambie, ya dijo alguien
que los que toman café en el mismo salón se vuelven
de la misma condición.
Ahora
mismo no voy a denostar la postura oficial de la Iglesia Católica
en Cuba, podría hacerlo, con nombres y apellidos, fechas
y actuaciones concretas; solo les pediré a los prelados
que piensen en las enseñanazas de su maestro, que busquen
en su interior las razones que les hacen mantener el inmovilismo
del que adolecen y si sus actos son congruentes con la fe que
profesan. ¿Cuándo cambiarán su postura? Solo
Dios lo sabe.
Prefiero
contarles que hay sacerdotes que se juegan su alzacuellos a diario,
discretamente en sus inicios, valientes siempre, contradicen las
directrices del Cardenal de no inmiscuirse en política,
por la sencilla razón de que los disidentes son también
hjos de Dios y algunos sacerdotes son incapaces de no ampararlos
ante la persecución, atropellos, violencia, hambre, carestía
y necesidad que afrontan a diario los parias sociales cubanos,
que no son otros más que los disidentes.
Los sacerdotes de la Cuba profunda, ademas de compartir las ideas
de los que no están de acuerdo con el sistema revolucionario,
los ayudan en la medida de sus posibilidades y a veces por encima
de ellas.
Haciendo
bueno el dicho popular de que en Cuba todo es posible, acaecen
situaciones que ningún autor, por muy surrealista que sea,
podría imaginar.
El
oficial Pedro, de la seguridad del estado, andaba buscando a Juan,
presunto autor de una pintada que rezaba, ABAJO CASTRO, en una
calle de un pueblo del interior de la Isla. Los chivatos del comité
le habían dicho que se refugiaba en la iglesia. El Padre
Mateo saludo a Pedro y lo bendijo, el oficial inquirió
por el disidente y el cura le respondió que era tan verdad
que lo refugiaba como que confesaba semanalmente a su mujer y
a sus hijas. El oficial maldijo su suerte por haberse casado con
una cubana de las de misa y confesión y dio media vuelta,
temía más la furia de su amada que la de su superior.
Como
comprenderán los nombres son los de tres Apostoles, pero
tanto el cura, el pintor como el capitán, viven en el interior
de la isla y esta anécdota no hace mucho que ocurrió.
Muchos
extranjeros se preguntarán porque en Cuba no podemos hacer
lo mismo que en Myanmar, la respuesta es compleja pero hay que
tener en cuenta que cincuenta años de tiranía dejan
un poso muy hondo en el alma del pueblo y el temor a la carcel
para ellos y sus familias no es el menor, todos recuerdan a los
fusilados y a los desaparecidos. Vencer ese miedo es una hercúlea
tarea.
También
hay que considerar que las comunicaciones y el transporte son
totalmente controlados por la seguridad del estado e Internet,
el medio más utilizado en la actualidad para articular
una reunión, está secuestrado por los protegidos
de Ramirito, el Comandante de la Revolución que es el amo
y señor de los medios de comunicación.
Así,
cuando un grupo disidente planea una protesta, una reunión,
un ayuno o una marcha se encuentra sin medios para desplazarse,
exceptuando el carro de San Fernando; si consiguen llegar por
sus propios medios, evitando los controles dispuestos para impedirles
llegar a su destino, descubren que, bien por una interceptación
telefónica o por el chivateo de alguno de los miembros
que en realidad trabaja para la seguridad del estado, un operativo
de agentes y una brigada de respuesta rápida les tiene
preparado un acto de repudio en el que no faltarán los
insultos y la violencia. Si el asunto es de mediana importancia
todos los disidentes acaban frente a un oficial de la sección
de enfrentamiento y después una multa o al penal, no hay
otra disyuntiva. Los que han padecido una visita de este tipo
a cualesquiera de las instalaciones del MININT saben que ya tienen
un expediente abierto que les enviará a la carcel cuando
al oficial de turno se le antoje o se lo ordenen.
El
único acto de protesta sostenido que existe en Cuba en
la actualidad lo protagonizan las Damas de Blanco todos los domingos
en la iglesia de Santa Rita, gladiolo en mano, desafían
a las mujeres de la brigada de respuesta rápida que son
enviadas para provocarlas y a los oficiales que las vigilan desde
el interior de sus carros. No muy lejos una cámara las
monitorea por si acaso ha habido alguna nueva incorporación
al grupo y es preciso añadir el expediente oportuno. Un
experimentado oficial de inteligencia es el jefe del operativo
que las controla.
Las
Damas con página Web, reconocimiento y premios internacionales
no cejarán en su actitud de pedir la libertad para los
encarcelados injustamente y ya han expresado que están
dispuestas a aceptar la compañía de más mujeres
en sus semanales protestas.
La
pregunta de cual sería la reacción del aparato represor
cubano si el número de las damas se contara por centenares
o por miles, no ha lugar todavía, pero esta disyuntiva
es posible que ocurra.
En
Cuba no tenemos a los bonzos de Rangún para liderar la
protesta, pero si tenemos a unas Damas que visten de Blanco que
no tienen que envidiar ninguna de las cualidades atribuidas a
las mambisas del siglo pasado. Utilizando una táctica castrista,
les hurtaré el nombre de mabisas, concepto prostituido
de su significado originario por los revolucionarios hasta la
saciedad; pasaré entonces a denominar a las Damas como
las Mambisas de Blanco del siglo XXI, no en vano, han adecuado
a los tiempos la lucha por la libertad.
A
pesar de que se intenta introducir al pueblo cubano en un proceso
falaz que denominan democracia, aunque intente engañarlos
con un debate inane y artificial con la falsa pretensión
de mejorar la situación del pueblo, las estrategias de
distracción no funcionan y el descontento se sigue haciendo
patente en cada una de las disímiles filas a las que nos
ha avocado la revolución a lo largo de todo el archipielago.
Yo
animo a mis compatriotas a protestar, a no votar y a que las féminas
se sumen a la procesión de las Mambisas de Blanco del siglo
XXI. Nadie, excepto los condenados, conoce la fecha de su muerte,
pero todavía está en nuestras manos decidir cual
va a ser el primer día, del resto de nuestras vidas, en
que tomemos la determinación de propugnar la libertad para
nuestra Patria.
La
revolución ha muerto, es tiempo de gritar Cambio y Libertad.
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