Por
Oswaldo Yañez
Ciudad
de La Habana
No
debemos temer a la guerra pero tampoco provocarla.
Ante
los disensos cada día más acusados, en el seno del
ejercito cubano, causados por los planes chavistas de la creación
de una Confederación Bolivariana de Naciones se está
contemplando la viabilidad de un plan para deshacerse de estos
elementos de la manera que más les gusta a los castristas,
una pequeña, cruenta y sangrienta guerra contra el imperialismo.
Hay
muchos militares que consideran que, a pesar de todos los barriles
que entran a diario en mi patria y sin los que la revolución
castrista no aguantaría ni un solo día, la entrada
en la confederación, ansiada por el irredento bolivariano,
sería la última y mayor traición a la patria
y no están dispuestos a que esto ocurra bajo ninguna circunstancia.
Las
estrategias desestabilizadoras a nivel mundial que los castristas
apoyan para mantener el barril de petróleo en sus máximas
tasas tiene un efecto muy contraproducente en el sector que alimenta
mayoritariamente a los militares, el turismo.
La
subida del precio del petróleo encarece ostensiblemente
los viajes aéreos, la única vía de entrada
de turistas y eso hace que el conteo de viajeros minore cada año
hasta unas cotas en la que compromete la supervivencia de algunos
negocios ligados al turismo.
La
creación del observatorio turístico no fue sino
una manera de acallar las protestas de algunos mandos por el descenso
del número de turistas y por los constantes retrasos en
la construcción de nuevos proyectos de la mano de las grandes
cadenas del sector. La decisión de restringir el acceso
de la inversión extranjera a los grandes grupos que lideran
el turismo fue duramente cuestionada pues para los militares poco
importa el nombre y el tamaño de la empresa si esta es
capaz de financiar los planes conjuntamente con ellos. A esto
debemos sumar la deplorable decisión del Uno de restringir
el acceso a los grandes cruceros al archipiélago cubano,
ahora se quejan amargamente y cuantifican los millardos de pérdidas
que produjo un determinado cambio en el accionariado de una compañía
y culpan al embargo de estos males, sin mencionar que fue su comandante
en jefe el que tomó la decisión de impedir el amarre
de los cruceros a sus puertos en uno de sus arrebatos.
Todo
este descontento puede y debe canalizarse para evitar que se produzca
un cambio repentino en la cúpula del poder, la contrainteligencia
lo sabe bien y es por ello que se necesita una solución
urgente a estas posibles desviaciones de los apoyos a los revolucionarios
que manejan esta trama.
La
solución a los problemas internos de los desgobernantes
de Cuba, Venezuela y Bolivia pasa por una bonita guerra contra
el Imperio, pero dos no guerrean si uno no quiere, por lo que
habrá que fabricar al enemigo y las noticias que llegan
de Bolivia y las declaraciones del bolivariano en jefe resultan
más que inquietantes, para algunos, muy útiles…
Frías
avisó a los opositores de Morales bien clarito, ni Cuba,
ni Venezuela se quedarán paradas si intentan derrocar o
asesinar al líder cocalero.
Mucho
me temo que ya habrán testado la relación de algunos
opositores bolivianos de manera indirecta con algún estadounidense
y si no lo han hecho ya, fabricarán la relación;
para la inteligencia cubana esta operación resultará
de lo más sencilla pues ya lo han hecho en el pasado, con
el único fin de poder proclamar a los cuatro vientos que
la guerra es contra las fuerzas financiadas, ayudadas y guiadas
por los imperialistas.
Los
atentados con cartuchos de dinamita en la ciudad de uno de los
más visibles opositores del régimen indigenista
podrían haber sido llevados a cabo por infiltrados para
calentar el ambiente y justificar una respuesta del ejercito,
aunque estos episodios más parecen los preámbulos
de la ejecución de un plan de mayor calado en el que no
cupiera otra respuesta que la militar, de los ejércitos
cubano, venezolano y boliviano, probablemente contra parte de
las fuerzas armadas de Bolivia.
Las
palabras de Frías hacen que me pregunte hasta donde están
dispuestos a llegar los revolucionarios cubanos y bolivarianos,
¿serían capaces incluso de fabricar un magnicidio
para poder tomar al asalto Bolivia y poner a un hombre de paja
al mando del país?, no lo se, pero al número de
esa bolita preferiría no jugar.
Este
estado de guerra permitiría a los desgobernantes de Venezuela
y Cuba poner en primera línea de fuego a los elementos
más díscolos de sus respectivas fuerzas armadas
o directamente en los penales si no obedecen las órdenes,
no hay nada como mandar a morir a tu oponente, Guevara desde el
infierno podría dar buena fe de ello.
Otro
efecto beneficioso para el bolivariano irredento sería
que esta inestabilidad produciría un ascenso tal en el
precio del petróleo y del gas que haría completamente
innecesario que los venezolanos siguieran vendiendo a los americanos
sus barriles, produciendo una desestabilización casi total
de la economía de su mayor enemigo.
El
problema en este plan es que se cuenta con la inacción
de los EEUU y con la perplejidad del gobierno brasileño,
que estará dispuesto a negociar una pacificación
rápida de la zona ante la coyuntura de verse envuelto en
una larga guerra que significaría la casi total paralización
del país por la falta del necesario gas para sus industrias
y ciudadanos.
Pero
acaso esto sea mucho suponer pues creo que los gobiernos de ambos
países tomarían las decisiones más oportunas,
si consiguieran demostrar la falacia con la que se pretende justificar
la intervención armada cubano-venezolana, podrían
solicitar al resto de la comunidad internacional el necesario
apoyo para subvertir la situación, en cuyo caso el futuro
de los revolucionarios tendría los días contados.
Yo
creo que es indispensable que se hurte desde su concepción
cualquier tipo de justificación que se pudiera aludir para
intervenir en Bolivia o Cuba de los venezolanos al mando de su
irredento en jefe.
No
se si los militares cubanos que odian a los chavistas y que no
están dispuestos a traicionar a su patria por los petrodólares
serán capaces de poner las cartas sobre la mesa para impedir
este completo dislate. La decisión es problemática
pues una vez que declaren sus intenciones solo caben tres salidas,
ora se aceptan sus pretensiones y triunfan sus argumentos, ora
serán tronados y-o encarcelados; la tercera es la que han
mantenido hasta ahora, seguir odiando en silencio a los chavistas
y a los que les apoyan y procurar mantener su cuello por encima
del agua, lo malo es que esta última coyuntura no puede
durar mucho más tiempo, los planes del chavista y el deceso
del Uno forzarán a todos a posicionarse con claridad y
ahí empezará el baile en la jaula de los monos.
En
esta tesitura si los militares recuerdan su amor por la patria
y por su pueblo, a los que juraron defender hasta con la última
gota de su sangre, no cabe más que una decisión,
apostar por la democracia y por la libertad para que todo el pueblo
cubano pueda gozar, por fin, de libertad y prosperidad en su propia
patria.
Por
todo lo anterior cabe concluir que la consecución, con
el mayor plazo de brevedad posible, de la libertad y democracia
para el pueblo cubano, no es un interés exclusivo de mis
compatriotas, sino que toda la comunidad internacional y todos
los ciudadanos de estos países se beneficiarían
de la necesaria estabilidad en toda Iberoamérica para que
pudieran centrarse los gobiernos de los respectivos países
en mejorar el estado de bienestar de sus pueblos, en definitiva,
la democracia, libertad, paz y prosperidad que ansía Cuba
tendría un inmediato reflejo en toda la región,
por lo que, señores, pongámonos a ello con todo
nuestro ahinco.
Mientras
transcurren estos acontecimientos, los presos languidecen en los
penales y sobreviven a duras penas, las detenciones, citaciones
y retenciones de los disidentes se suceden cada día, los
amigos extranjeros de los didientes son deportados sin compasión
y los cubanos nos desesperamos cada día más intentando
sobrevivir a la moribunda tiranía, no nos queda más
que seguir gritando Libertad, esperando que el eco derrumbe los
muros de nuestra isla carcel.
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